Carlos Decker-Molina
No solo en Suecia, desde donde escribo, sino también en el resto de la UE y en otras latitudes, la izquierda está dividida entre quienes se alinean con Rusia desde el 24 de febrero de 2022 y quienes apoyan a Ucrania.
La fractura es profunda, sobre todo en la interpretación del derecho internacional y la geopolítica. La división se ha acentuado aún más con la política de Donald Trump, una copia de la de Putin respecto a Ucrania. Su postura no es solo anticomunista, sino también antiliberal. Trump cree que ha sido elegido para destruir todo lo que construyó el progresismo, como la política de género, la igualdad ciudadana y el movimiento LGBTQ.
La izquierda a favor de Putin
Marcus Jönsson, editor del periódico sueco Proletären, declara: “Zelenski está apostando demasiado alto, con la Tercera Guerra Mundial en juego”. Es un eco de lo dicho por Trump, pero Jönsson y ese sector de la izquierda sostienen que, en realidad, es Trump quien repite lo que esa izquierda planteó al inicio de la guerra.
Otro argumento se basa en el llamado “cerco de la OTAN”. Además, sostienen que en el Donbás hay una población rusa, especialmente en Luhansk y Donetsk, que “fue víctima” y pidió la ayuda de Putin frente al supuesto “genocidio” de rusos perpetrado por el gobierno de Ucrania tras el separatismo.
También esgrimen la acusación de que Occidente no cumplió su compromiso de no avanzar más allá del río Elba. Sin embargo, la OTAN sostiene que no existe ningún acuerdo suscrito entre Occidente y Rusia, ni tampoco con la URSS. “Si hubo compromisos verbales, fueron con un país que dejó de existir”, dicen con referencia a la desaparición de la URSS
Tampoco hay mención alguna en el tratado conocido como Dos más Cuatro, que permitió la reunificación de Alemania. En ese contexto, James Baker, secretario de Estado de EE. UU., prometió “verbalmente” tener en cuenta la seguridad de la URSS.
La disolución de la URSS se selló el 8 de diciembre de 1991 con el Acuerdo de Belavezha, firmado, entre otros, por Rusia, Ucrania y Bielorrusia, es decir, los tres países que Putin considera parte del llamado “espacio ruso”.
Los primeros tres países que se integraron a la OTAN —Polonia, Hungría y Checoslovaquia— lo hicieron por temor a una posible revancha de Rusia, país hegemónico dentro de la URSS. Dos de ellos tenían experiencias previas de invasiones soviéticas: Hungría en 1956 y Checoslovaquia en 1968. Polonia, por su parte, no olvida la invasión del zarismo ruso.
Volviendo a Marcus Jönsson, editor de Proletären, este describe a Zelenski como “uno de los políticos más vulgares y mentirosos del mundo”. Tras su reunión con Trump en la Casa Blanca, Jönsson lo llamó “un mendigo pidiendo más dinero y armas para que aún más jóvenes mueran en una guerra que Ucrania y la OTAN están perdiendo contra Rusia”.
Este sector de la izquierda mantiene una postura que se asemeja al discurso del presidente del imperialismo estadounidense, el cual no es otro que la versión oficial de la Rusia de Putin.
La izquierda en contra de Putin y de Zelenski
La exlíder del Partido de Izquierda (antiguo Partido Comunista) Gudrun Schyman sostiene que tanto Rusia como Ucrania deberían estar dispuestas a hacer concesiones para alcanzar la paz. Una postura similar la comparten algunos líderes políticos del llamado Sur Global.
Sin embargo, esta visión ha sido criticada por el eurodiputado conservador Gunnar Hökmark, quien hizo una comparación: “Es como obligar a una víctima de violencia doméstica a volver a vivir con su agresor esperando que así haya paz. O como decir que se deben hacer concesiones con Hitler. ¿Cómo se logra la paz con alguien que constantemente rompe acuerdos y los usa para avanzar sus posiciones?”.
Ucrania y la UE quieren seguir la guerra dice esta izquierda. Ucrania quiere la paz, pero no a toda costa, responde su gobierno. Quiere obtener garantías y seguridad de que no vuelva a ser invadida y la UE conoce muy bien a Putin a quien no le tienen la menor confianza, por eso su preocupación defensiva, pues, si Putin captura Ucrania intentará retornar a las fronteras de la Guerra Fría. Putin lo dijo en Múnich.
La izquierda anti-Putin y a favor de Ucrania
En un análisis sobre las distintas posturas de la izquierda sueca, el periodista TobiasHübinette escribe: “Un gran número de socialistas libertarios, anarquistas y sindicalistas de varios países han decidido luchar como voluntarios en el bando ucraniano, muchos de los cuales ya han caído en combate”.
LeonidasAretakis, editor en jefe del periódico socialista independiente Flamman, considera que la postura de la izquierda anti-Ucrania “es la influencia del estalinismo”, que ha resurgido con fuerza en la Rusia de Putin. Luego enfatiza: “Un país ocupado tiene derecho a defenderse con violencia. Mientras el pueblo ucraniano quiera defender su libertad, los socialistas debemos apoyarlos”.
Inga Näslund, del Centro Internacional Olof Palme y especialista en Europa del Este, con experiencia de haber vivido en Moscú, señala: “Los que están a favor de Putin deberían preguntarse qué opina realmente el pueblo de Ucrania. Después de la reunión en la Casa Blanca, el apoyo a Zelenski creció dentro de su país. Hay una forma sencilla de terminar la guerra: que Rusia se retire de Ucrania. Lo único que debe negociarse después son las reparaciones de guerra”.
LeonidasAretakis cierra esta serie de opiniones con la siguiente afirmación: “Mientras el pueblo ucraniano quiera defender su libertad, los socialistas deben apoyarlos. Tal como Karl Marx defendió el apoyo armado a la lucha de los demócratas polacos contra el zarismo ruso”.