LA PLENITUD DE ENTREGARSE A DIOS
Título: 

Semblanza de María Esther de la Agonía de Jesús (Hermanas Dominicas)

María Esther Solíz Días nació en Cochabamba, cuando tenía veinte años se despojó de la ropa que hasta entonces solía usarpara cubrirse con los hábitos y convertirse en la hermana María Esther de la Agonía de Jesús y María, pues en la vida religiosa, cuando toman el hábito escogen un apellido religioso “En la agonía de Jesús, él estuvo solo mientras sus discípulos lo abandonaron y se quedaron dormidos, con la opción de este apellido quiero acompañar a Jesús en esta agonía, en la oración por los hermanos”, comenta para explicar la razón de su nombre.

Vocación desde la niñez

Antes de iniciar con la vida religiosa, María Esthertenía amigos, un novio y cursaba el tercer año de ingeniería industrial en la Universidad Mayor de San Simón pero siempre tuvo la inquietud de qué hacer con su vida, no estaba segura si quería casarse o consagrarse al Señor porque desde muy pequeña veía la vida de las religiosas salesianas en su colegio, recuerda que “en la materia de religión, ellas nos explicaban de que Jesús murió en la cruz porque nos amaba, y me marcó mucho, desde pequeña quise corresponder a ese amor” eso la marcó. 

Cumplidos los 15 años, decidió participar en las actividades de una parroquia como catequista de confirmación, allíencontró a un grupo de religiosas y les expresó su inquietud y ansias de convertirse en religiosa, una de las hermanas le explicó que aún era pequeña para tomar esa decisión, le aconsejó que espere a terminar el colegio, tener novio, ir de fiesta,  disfrutar de la vida para después estar segura y consciente de todo a lo que iba a renunciar por Jesús. 

Una decisión complicada 

María Esther terminó el colegio e ingresó a la universidad,  no dejó de lado la parroquia y continuó impartiendo catequesis, pero el tiempo que pasaba en estas actividades le traía cansancio y problemas con su familia porque ya casinunca estaba en casa y su mamá se molestó, “esa fue la gota que rebasó el vaso,me senté y me dije qué es lo que quiero hacer, no podía estar con la parroquia, con mi grupo y la universidad, se me estaba haciendo muy, muy difícil”, en ese momento se cuestionaba dónde iba a ser más feliz y dónde se sentiría plena.

En ese momento ella tenía una relación con un muchacho, pensó en el matrimonio pero al ver que muchos no funcionaban e incluso existía maltrato declinó de la idea. Se dio cuenta que no le importa tener casa propia, auto ni cosas materiales, y así decidió buscar una comunidad religiosa. Durante un mes ninguna religiosa visitaba la parroquia, pensó que era una señal pero persistió hasta que un día uno de los padres dijo que si alguna joven tenía inquietud vocacional se lo comunicará, así lo hizo sin comentar nada con sus padres.

Para su formación, debía trasladarse a Sucre, un lugar lejano para que el vínculo familiar no la haga desistir. El primero en enterarsefue su papá quien, después de varias preguntas le dijo “si es lo que tú quieres y vas a ser feliz, cuentas con mi apoyo” pero con su mamá fue distinto, gritó, lloró y le quitó todo apoyo económico, tanto que María Esther tuvo que vender algunos objetos para comprar su uniforme. 

Vida contemplativa

El 29 de mayo de 2009 en la ciudad de Sucre, ingresó a la Congregación de Dominicas Siervas del Señor,para ser una religiosa de vida activa.En esta congregación permaneció durante siete años y medio, después viajó a Italia donde comenzó a estudiar teología y tuvo la oportunidad de conocer más sobre la vida religiosa contemplativa, cuando volvió a Bolivia de vacación, su corazón estaba dividido porque quería estar más cerca del señor.

Decidida, solicitó hacer una experiencia de vida contemplativa por unas semanas, y le gustó, “cuando yo ingresé, para mí era el cielo”, el tiempo de retornar a Italia se acercaba y debía decidir, un día su hermano menor le dijo “es fácil, ¿Dónde está tu felicidad? ¿Dónde te vas a sentir más plena?” Es así que la hermana María Esther dejó su congregación e ingresó a una vida contemplativa en el Monasterio Santo Domingo en Octubre del 2016, fue difícil para su familia entender que ya no la verían ni siquiera una vez cada dos años como solían hacer “¿Vas a dejar de ir a Italia para irte a encerrar?" le dijeron.

Aunque esté en el monasterio, no pierde contacto con su primera comunidad, durante la cuarentena impuesta por la pandemia del Coronavirus, las hermanas dominicas expresaron su preocupación, sabían que el monasterio no estaba vendiendo sus productos por la ausencia de misas, así que les mandaron una encomienda de víveres.

Sobre su vida contemplativa, María Esther dice que una de las cosas que más cuesta es el silencio, incluso alguna vez le dijeron en tono de broma que al ser tan “bulliciosa” terminaría saliendo ella o las hermanas del monasterio; sin embargo valora el silencio como la oportunidad de conocerse a sí misma, además que aunque hay quienes consideran la vida de claustro como una cárcel, ella dice que de ser así, es una cárcel de amor, además que tienen amplios jardines donde cultivar flores, maíz, papa, tienen una huerta y pueden estudiar a distancia. 

“Nuestra misión es ser la voz de aquellos que no alaban a Dios, cuando cantamos le decimos al Señor, te alabamos por los que no te conocen…el Señor nos da hijos espirituales y nuestra misión es salvar sus almas” (Hna. María Esther de la Agonía de Jesús y María)