Presos del tiempo: la detención preventiva que nunca termina en Bolivia
El bullicio es incesante en el patio, cerca de la vieja Capilla y de la puerta principal del penal de San Pedro. Cada uno de los internos tiene su propia historia, muchos ya definida con una sentencia y otros, ven pasar el tiempo esperando el fallo que vaya a definir su suerte.
Entre ellos está José (nombre convencional), de 28 años, sentado en una de las últimas bancas de madera del templo, frotándose incesantemente las manos como si tuviera frío. Está acusado de homicidio y detenido preventivamente desde hace cuatro años.
