Liberado del caso Reyna denuncia la ‘sala de tortura de la FELCC’ y asegura que puede identificar a sus agresores
Después de haber sido detenido injustamente como si fuese autor de la desaparición de su novia, el ciudadano Juan L.M. relató las torturas que ha sufrido en instalaciones policiales, donde a golpes intentaron hacerle confesar un crimen que no había cometido.
Según su testimonio, fue golpeado y torturado en una sala de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), al punto de que pidió que lo mataran para no sufrir más. Ahora busca justicia y asegura que puede identificar a quienes lo torturaron.
Juan era el novio de Reyna H., la joven madre que estaba reportada desaparecida junto a sus dos hijos. El hombre fue detenido como autor del delito de trata, pero a los pocos días su pareja apareció en un alojamiento donde había consumo de bebidas alcohólicas.
El caso generó indignación, más aún cuando Juan reveló las torturas que había sufrido en la Policía.
Relató que, desde su aprehensión, los efectivos policiales no le creían que era inocente, sino lo trataban como un “psicópata” y comparaban su caso con el de Odalys, una joven que desapareció y su novio fue detenido e imputado por los delitos de trata y feminicidio.
Juan lamentó que, pese a que prestó colaboración y ofreció su celular para constatar su versión, la Policía lo aprehendió, para luego ser llevado a instalaciones de la FELCC.
Fue conducido a celdas de la FELCC, donde encerrado la mañana del sábado 18 de enero, escuchó que un oficial pasó preguntando por su nombre.
Lo subieron de celdas a oficinas de la Dirección de Análisis Criminal e Inteligencia (DACI), donde asegura que fue torturado.
“Me pegaron en una sala de tortura de la FELCC, del DACI”, dijo Juan en el programa La Mañana en Directo de ERBOL.
Según el testimonio, unos cuatro efectivos con indumentaria de DACI torturaron a Juan, con la intención de que confiese el presunto crimen y diga dónde estaba el cuerpo de su pareja.
Relató que fue agredido a puñetes y con un bate de madera, mientras que los torturadores le acusaban de mentir y exigían que diga dónde había dejado el cadáver.
Como no había respuesta, pusieron una bolsa negra a en la cabeza de Juan para asfixiarlo. La tortura era tal que el aprehendido se desmayó, según su testimonio.
Pasmado aún por lo sucedido, Juan recordó que los torturadores le hicieron despertar con agua de una hervidora eléctrica. Cuando reaccionó, volvieron a agredirlo y demandarle que confiese el supuesto crimen. “Dos veces me desmayaron”, mencionó.
Lamentó que los policías incluso los grabaron mientras sangraba, como si fuese un chiste.
En la tortura, Juan rompió en llanto y pidió que lo mataran para no sufrir. “Le supliqué por favor, ya entonces mátenme. Dije: ¿por qué no me matas con tu pistola?, ¿por qué me haces sufrir?”
Incluso se atrevió a dar un grito hacia la ventana de que “un día va a haber justicia”.
En medio de la tortura, les dijo a los agresores que recuerden su rostro y, cuando aparezca la mujer supuesta víctima, lo recuerden por el daño que le hacían.
Insistió en que los policías lo mataran. Advirtió a uno de los torturadores que, si no lo mataban entonces, al día siguiente él se quitaría la vida, porque ya sentía muerto por los vejámenes.
Según Juan, los policías se cansaron de la tortura y decidieron devolverlo a las celdas.
Sin embargo, antes los torturadores le habían advertido con matarlo a él y su familia si es que hablaba de las agresiones. Incluso le amenazaron con hacerlo matar en la cárcel, porque supuestamente los efectivos tenían “amigos” en el penal.
De acuerdo con su relato, uno de los policías le dijo “yo tengo órdenes presidenciales que yo te puedo torturar, puedo hacer mierda con tu vida”.
Le amenazaron para que calle las torturas. Así que, atemorizado, Juan le dijo al encargado de la celda que no le había pasado nada.
Malherido por las agresiones, Juan resaltó la ayuda que recibió de otros aprehendidos, quienes le ayudaron a tratar sus lesiones con Mentisan. Contó que, entre los detenidos, escuchó historias de que incluso una persona había muerto por las torturas policiales.
Ahí no terminó su drama. Cuando quiso contar del caso y pedir ayuda al asistente de la Fiscalía que le tomó declaración, éste le respondió “no sabría qué decirte”. Asimismo, reveló que el abogado designado de Defensa Pública ni siquiera lo visitó, permitiendo así que fuese enviado a la cárcel de San Pedro con detención preventiva.
En las celdas le recomendaron que vaya a la cárcel y se ubique en el sector Grulla, porque estaría más tranquilo que en celdas policiales. Ahora desde la libertad, Juan reconoce que ese era un buen consejo de los otros aprehendidos.
Pese a ello, dijo que ha sufrido un trauma, porque durante días no ha podido dormir y con el miedo de que llamen su nombre para ser sometido a las torturas.
Juan fue liberado luego de que la presunta víctima de trata apareció. Sin embargo, ahora busca justicia.
El hombre asegura que puede identificar los rostros de los policías que lo torturaron, porque los tiene presentes en la memoria dado el trauma recibido. Recordó algunas características, como que uno era choco y otro tenía la barba de chivo. “Los reconocería perfectamente”.