Por Iván Ramos - Periodismo que Cuenta

El emblemático Cerro Rico de Potosí, considerado un tesoro nacional para los bolivianos, está enfrentando una realidad alarmante que ha sido verificada mediante imágenes captadas por un dron. El pasado 31 de mayo, la asambleísta departamental Azucena Fuertes y Román Mamani sobrevolaron el dron sobre la cúspide del cerro, conocido como Sumaj Orcko.

La legisladora departamental de Potosí expresó su preocupación al afirmar: "El cerro es como un volcán que ha quedado vacío". Enfatizó en que la mayor preocupación recae sobre las personas que trabajan diariamente en el lugar, ya que “existe el riesgo de que el cerro colapse, causando una gran destrucción y pérdida de vidas”, especialmente para los mineros que laboran en el interior del conocido "cerro de plata".

Aunque se ha informado que realizaron un rellenado del cerro con cemento, los daños son mucho mayores y las acciones tomadas hasta ahora resultan insuficientes para contrarrestarlos. El cerro, siendo un patrimonio de los bolivianos, requiere de una atención más rigurosa y una respuesta adecuada por parte de las autoridades.

Actualmente, la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) es responsable de las labores de preservación del Cerro Rico. Sin embargo, las evidencias recopiladas por el dron demuestran un descuido permanente en la conservación de esta importante formación natural. La preocupación de los entes cívicos radica en que se preserve la forma cónica del cerro, pues es una característica fundamental como bien nacional.

Es necesario recordar que la historia del Cerro Rico se remonta al año 1545, cuando el quechua Diego Huallpa se refugió del frío nocturno en una grieta del cerro y descubrió una gran veta de plata que se hizo famosa en todo el mundo. A partir de ese momento, los españoles comenzaron a explotar intensivamente la mina, extrayendo inmensas cantidades de plata.