Ahogado con su sangre y disparos por la espalda: esto dicen las pericias hechas en Europa a los fallecidos en el caso Hotel Las Américas
El caso denominado “Terrorismo” otra vez forma parte de la agenda política en Bolivia, tras conocerse el contenido de un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que estableció vulneraciones de derechos humanos de parte del Estado.
El caso surge después de la intervención policial en el Hotel Las Américas de Santa Cruz el 16 de abril de 2009, donde estaban alojados cinco supuestos miembros de un grupo irregular que, según el entonces Gobierno de Evo Morales, buscaban el separatismo mediante actos terroristas.
El saldo de la intervención fue la muerte de Eduardo Rózsa Flores, el irlandés Michael Dwyer y el rumano-húngaro Arpád Magyarosi; mientras que el húngaro Elöd Tóásó y el croata-boliviano Mario Tadic fueron detenidos.
Sin embargo, las dudas sobre el operativo y la versión gubernamental llevaron a que las familias de dos de los fallecidos promuevan la realización de pericias para esclarecer las muertes.
En Europa se realizaron exámenes post-mortem a los cuerpos de Dwyer y de Magyarosi, cuyas conclusiones difieren con los resultados de las autopsias realizada por el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) de Bolivia, respecto a cómo murieron. ERBOL tuvo acceso a esos informes.
Magyarosi, ahogado en su sangre
Según el reporte del IDIF de Bolivia, la causa de la muerte de Arpád Magyarosi fue shock hipovolémico (desangramiento) causado por “siete impactos de proyectil de arma de fuego en diversas regiones corporales a predominio de tórax y abdomen”.
Sin embargo, un estudio forense en Hungría difiere en aspectos como la trayectoria de las balas así como la causa de la muerte de Magyarosi.
En Hungría el abogado de su familia encargó al perito forense István Balogh la realización de un examen post-morten en mayo de 2009.
El especialista identificó varias lesiones y contusiones por golpes –puñetes y patadas- que habría sufrido Arpád mientras estuvo vivo.
Balogh añadió que tres de los siete disparos que se hallaron en el cadáver llegaron a dar en el brazo derecho. El profesional afirmó “inequívocamente” que dos de esos proyectiles, que entraron cerca al codo y tuvieron una trayectoria paralela al hueso, le fueron disparados cuando el rumano-húngaro estaba con las manos arriba, mostrando sus palmas a sus atacantes, es decir, en posición de rendición.
La trayectoria del tercer proyectil registrado en el brazo da cuenta de que Arpád lo recibió cuando se cubría con la mano, de acuerdo con este informe.
El cuarto disparo encontrado en el hombro derecho, según el experto, tuvo una trayectoria de atrás hacia adelante. Otros disparos fueron realizados en el lado derecho del tórax fracturando sus costillas.
El especialista reveló además que ninguno de estos disparos pudo terminar necesariamente la vida del rumano-húngaro, quien se hubiera salvado con atención médica.
Es más, Balogh descartó la versión del IDIF de que la muerte se habría producido por el desangrado. Señaló que Magyarosi pudo estar vivo durante media hora y falleció asfixiado por la sangre que había ingresado a su traquea.
Dwyer, cinco disparos por la espalda
Según el IDIF, el cadáver de Michael Dwyer presentó seis impactos de proyectil en el tórax y abdomen. El informe oficial asegura que el irlandés murió por shock hipovolémico (desangramiento).
El departamento estatal de Justicia irlandés realizó un examen al cuerpo de Michael Dwyer, firmado por la especialista Marie Cassidy.
El informe irlandés asegura que Dwyer falleció por las heridas causadas por un solo disparo que ingresó al cuerpo de frente, dañando el corazón y el pulmón. “Lesiones así causan colapso rápido y la muerte”, dice el documento.
Además, el examen realizado en Irlanda registra otros cinco disparos en el cuerpo de Dwyer. Estos proyectiles ingresaron por la espalda al cuerpo.
Basada en este estudio, la familia de Dwyer sospecha que Michael fue incapacitado por el primer disparo en el corazón y que luego fue rematado por la espalda con los otros proyectiles.
Las dudas se agravaron cuando Tóásó declaró en tribunales que el irlandés había salido vivo del hotel Las Américas y que fue ejecutado en el aeropuerto de Viru Viru.
En un testimonio presentado ante la CIDH, Tóásó relata: “Nos llevan en el vehículo, unos 25 minutos, hasta llegar a un aeropuerto, nos hacen bajar y hacen que me arrodille, siento que hay mucha luz y la dureza propia del asfalto o cemento del piso. Como la polera que cubría mi rostro y cabeza, no estaba amarrada, veo a Mario Tadic arrodillado al frente mío, reconociendo su cuerpo viejo y arrugado y a su lado izquierdo veo a Michael Dwyer, con el rostro cubierto, reconozco parte de su tatuaje y su bóxer rojo”.
Recién después de arribar a La Paz, Tóásó advirtió que Dwyer no estaba y había muerto.
La CIDH analizó el caso de Dwyer y, entre otros elementos, observó las discrepancias entre la autopsia realizada en Bolivia y el examen post-mortem en Irlanda. La conclusión del organismo fue que hubo un exceso en el operativo y que el Estado es responsable de la privación arbitraria de la vida del irlandés. Recomendó investigar a los responsables.