En el día nacional del trigo, Bolivia no tiene trigo

Por Manuel Morales Alvarez

Combustibles, dólares y trigo se constituyen en un grave problema para el país, que debemos resolver de forma adecuada a la brevedad posible.

Las importaciones de harina de trigo (sin considerar semilla ni trigo) entre los años 2015 y 2022 representó un gasto para el gobierno de 760 millones de dólares. Si se suman los costos parciales de importación de harina de trigo y el financiamiento estatal al programa de trigo, son aproximadamente 868 millones de dólares que se gastan sin alcanzar objetivos cuantificables de soberanía alimentaria.

La mayoría de los bolivianos estamos acostumbrados a comer pan, tanto es así, que el gobierno destina recursos económicos para subvencionar la importación de harina de trigo y con ello se mantiene estable el precio del llamado “pan de batalla”. La importación y el contrabando hacia Bolivia ronda entre el 60% y 70 %  de las necesidades de trigo y harina de trigo, sin embargo, en este segundo semestre del 2024 se tendrá que importar mucho más debido a la crisis en la producción de trigo. Probablemente este va a ser el peor año pese a los esfuerzos del sector privado y del gobierno.

Los productores privados del país conmemorarán el Día Nacional del Trigo, el 28 de julio, en la localidad cruceña de Okinawa 1, con la “liberación de nuevas variedades para el mercado”, pero que más allá del “impacto mediático” no se traduce en un incremento del rendimiento, el volumen y la superficie cultivada. En términos de rendimiento,  toneladas/hectárea, Bolivia se encuentra en el último lugar de Sudamérica con 1.67, mientras que Uruguay produce 4.78 toneladas de trigo por hectárea y Chile 5.98.

Para la campaña agrícola de invierno 2024, la producción de trigo en Santa Cruz tendrá, de nuevo, una fuerte reducción, sólo se sembró 77.000 hectáreas, con una producción aproximada a las 57.000 toneladas, la más baja de los últimos 20 años. El año 2023 se sembró 94.630 hectáreas.

Si la demanda nacional de trigo se estima entre 750.000 a 800.00 toneladas, el déficit será muy grande y con ello la importación y el contrabando tanto de trigo como de harina.

El 19 de mayo de 2019, el gobierno de Evo Moralesmediante el Decreto Supremo Nº 3919, crea el Programa Multisectorial de Fomento ala Producción de Trigo para una duración de cinco años (2019-2023) y destina una inversión estatal de  Bs757.320.203.- (SETECIENTOSCINCUENTA Y SIETE MILLONES TRESCIENTOS VEINTE MIL DOSCIENTOS TRES 00/100 BOLIVIANOS), bajo la premisa de “incrementar la producción de trigo”, algo que no ha sucedido, por el contrario “a más de cuatro años del programa estatal del trigo, el déficit del alimento es mayor al 60%” (https://eldeber.com.bo/economia/a-mas-de-cuatro-anos-del-programa-estatal-del-trigo-el-deficit-del-alimento-es-mayor-al-60_334301).

Cuadro Nº 1

Inversión para el Programa Multisectorial de Fomento a la Producción de Trigo

Institución

Inversión Bs.

Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos – EMAPA 

297.719.675

Empresa Estratégica de Producción de Semillas - EEPS  

61.815.914

Instituto del Seguro Agrario - INSA

261.390.616

Empresa Estratégica de Producción de Abonos y Fertilizantes - EEPAF

72.206.688

Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal – INIAF

55.404.618

Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria –SENASAG

8.782.692

Total BS.

757.320.203

Fuente: Decreto Supremo N° 3919, 2019.

El problema es más complejo, debido a otros factores que deseo mencionarlos:

EMAPA realiza transferencias público a privados (Decreto Supremo Nº 29562) para el fomento de la producción de trigo que no se reflejan en el incremento de la producción, especialmente en las zonas del occidente del país, ni tampoco en un eficiente pago por seguro agrario. Este aspecto demanda la ejecución de una auditoria precisa.

No se tiene estadísticas de las importaciones de semillas, trigo y harina de trigo aglomeradas y del contrabando, situación que priva al investigador o al simple ciudadano de conocer la verdad sobre la cuantía de la materia prima del pan.

El 30 de mayo de 2024, EMAPA puso en funcionamiento la Planta de Almacenamiento y Transformación de Cereales de Viacha, la misma que cuenta con cuatro silos que acopiarán el trigo de los productores del oriente y del occidente del país para luego transformarlo en harina y proveer al sector panificador de La Paz y del país, según declararon las autoridades del gobierno. La Planta tuvo una inversión de Bs 182 millones y se piensa acopiar 150.000 toneladas de trigo. El Departamento de La Paz, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas produce 2.093 toneladas de trigo (año 2022) y transportar trigo desde Santa Cruz hasta Viacha no tiene sentido económico alguno y más cuando EMAPA ya cuenta con 14 silos de 6.000 toneladas de capacidad cada uno en Cuatro Cañadas (84.000 toneladas); 8 silos de 6.000 toneladas de capacidad en San Julián (48.000 toneladas). En otras palabras, la Planta de Viacha es una inversión que no corresponde a la capacidad productiva actual del país y que muestra un verdadero despilfarro.

Finalmente, el sector privado reitera la solicitud de introducir una variedad de trigo transgénico denominado HB4 para “mejorar la producción de invierno en el Departamento de Santa Cruz”. En algunas oportunidades apelan al concepto de “necesidad de biotecnología”, en otros argumentan que la situación desastrosa del trigo se debe a la sequía, la falta de lluvias e incluso el cambio climático. Sin embargo, todas estas demandas encubren la intención de introducir un trigo tolerante al principio activo del agrotóxico glufosinato de amonio. Se busca introducir un evento de trigo transgénico adaptado a un herbicida más fuerte que el glifosato y siendo que el trigo tiene como destino la alimentación humana es inaceptable. Dentro de las argumentaciones se habla de un evento resistente al “estrés hídrico”, cuando en realidad se busca únicamente un herbicida de mayor impacto frente a nuevas malezas resistentes a los agrotóxicos y a una promesa de elevar el rendimiento del trigo, cuando en Bolivia tenemos el nivel más bajo de la región.

28 de julio de 2024