El coronavirus y sus efectos psicosociales

Por: José Luis Aguirre Alvis
Periodista, comunicador social

La cuarentena es un método de aislamiento que usa el Estado para que las personas no tengan contacto entre sí, y de esta manera no se transmitan determinadas enfermedades, en este caso el coronavirus.

Este tipo de cuidado, que es una medida de seguridad colectiva, produce en lo personal formas transitorias de separación entre seres queridos, como también en núcleos sociales que normalmente son muy unidos. Pero la situación de aislamiento y el rompimiento de las rutinas puede también generar niveles de incertidumbre sobre lo que acontece, producir manifestaciones de aburrimiento, sensación de pérdida de libertad, así como alimentar formas de stress que necesitan ser reconocidas como también manejadas.

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha producido un valioso instrumento. El informe "Salud mental y consideraciones psicosociales durante el brote de Covid-19". Allí, entiende que el término compuesto salud mental y apoyo psicosocial se utiliza para describir cualquier tipo de apoyo local o externo con miras a proteger o promover el bienestar psicosocial y/o prevenir o tratar trastornos mentales cuando se experimentan situaciones de emergencia humanitaria o catástrofes. Así, tiene que ver con la capacidad de respuesta a emergencias como el presente brote de COVID-19, donde la población en general incluidos los agentes que trabajan prestando los apoyos de salud necesarios sean asistidos para mantener su estabilidad emocional.

El tema y las medidas a seguir merecen ser también abordadas, claro sin descuidar las prácticas de prevención al contagio que deben agudizarse de modo paralelo. Por tanto, el referido informe puede ser una herramienta de gran utilidad ya que alerta sobre esta otra dimensión, la de los efectos psicosociales del coronavirus. Como ha afirmado el Director General de la OMS, si bien "La forma más efectiva de prevenir infecciones y salvar vidas es romper las cadenas de transmisión”. Y para esto se hacen las pruebas y se toman medidas para aislar los casos positivos, sin embargo, la dimensión psicosocial es también parte del problema que se enfrenta. Reducir las condiciones de tensión, ansiedad y enojo hace parte también de la labor informativa como de los capacitadores en el manejo de esta crisis sanitaria.

Respecto a los efectos en el estado emocional de las personas, de medidas como la cuarentena y en su caso el mismo aislamiento, otra fuente reconocida, la revista médica internacional The Lancet, con base en Inglaterra, señala que personas que vivieron una cuarentena en distintas experiencias previas, presentan efectos psicológicos negativos, los que se manifiestan mayormente en formas de confusión como de enojo.

En la misma revista se cita a expertas en la temática como a Montserrat Lacalle, psicóloga especializada en envejecimiento de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y ella recomienda especialmente a personas de la tercera edad bajo situación de cuarentena, tratar de mantener la paciencia y ver la situación como algo temporal. Para esto señala que un buen camino es poner el pensamiento en el mañana, pensar en lo que encontraremos cuando termine una situación de amenaza y esto puede ayudar a reducir esta tensión.

Asimismo, Alba Pérez, profesora de psicología de la misma UOC, recomienda que las personas deban evitar encerrarse en sí mismas. Para esto, señala que hoy existen diversos medios de comunicación y recursos tecnológicos que nos ayudan a no perder el contacto con los seres queridos, los amigos y otras personas que a su vez son esenciales para sobrellevar este periodo.

Por su lado, la psicóloga Rocío Lacasa, también de la UOC, afirma que la principal enemiga de la cuarentena es la ansiedad, porque en cualquier situación de reajuste de las rutinas diarias en una primera etapa se genera incertidumbre, y esta se acompaña con manifestaciones de miedo, frustración o ansiedad, que son inevitables y hasta normales. La ansiedad al pensar en problemas o cosas negativas futuras afecta a la persona ocasionando también su baja de rendimiento. Para superar la ansiedad es necesario tener una mentalidad positiva y pensar que, la misma cuarentena tiene un objetivo común y este es el de priorizar la salud individual y así de toda la ciudadanía.

La OMS en su informe sobre Salud Mental ante el COVID 19 propone mantener las relaciones sociales y la rutina, pero bajo modalidades diferentes. Por ejemplo, dice: "Manténgase conectado con su círculo social. Puede mantenerse conectado por correo electrónico, redes sociales, videoconferencia y teléfono", además agrega que "incluso cuando se esté aislado, intente tanto como sea posible mantener sus rutinas diarias personales o crear nuevas rutinas".

En relación a los niños en casa la OMS recomienda que se les organice actividades interesantes y apropiadas para la edad, incluidas las actividades de aprendizaje. Y una manera de manejar las emociones en los niños es hablar sobre COVID-19 con ellos y apoyarse en información franca y adecuada a su comprensión. Y señala que, si sus hijos tienen preocupaciones, abórdenlas juntos que esto podría disminuir la ansiedad. 

Y para los adultos mayores, según la OMS, es fundamental darles "un apoyo práctico y emocional a través de la familia y los profesionales de la salud. Esto especialmente con adultos en aislamiento o en cuarentena y que tienen deterioro cognitivo, pues ellos pueden ponerse más ansiosos, enojados, o retraídos durante la cuarentena". En ese sentido, se aconseja acompañar con paciencia tanto a niños como a adultos mayores compartiendo y explicando con datos simples de lo que está sucediendo y repetir la información cuantas veces sea necesario.

El referido informe precisa que, en cualquier epidemia, es común que las personas se sientan estresadas y preocupadas. Las respuestas comunes de las personas afectadas tanto en forma directa como indirecta pueden incluir: miedo a enfermar y morir; evitar acercarse a centros de salud por miedo a infectarse mientras reciben atención; miedo a perder el sustento, no poder trabajar debido al aislamiento y a ser despedidas de su trabajo; miedo a quedar socialmente excluidas por ser enviadas a cuarentena por estar asociadas con la enfermedad; sentirse impotente al querer proteger a los seres queridos o miedo a perder a sus seres queridos debido al virus; miedo a estar separadas de los seres queridos y cuidadores debido al régimen de cuarentena, y también el negarse a cuidar a menores, personas con discapacidades o personas adulto mayores todo por la reacción de protegerse ante el miedo a infectarse.

Entonces, y si bien cualquier medida debe ser entendida y adaptada a cada contexto, como es el boliviano, a este abordaje será necesario incorporar los elementos propios de la diversidad humana, así como cultural, ya que en sociedades pluriculturales y donde se reconocen las cualidades y potencialidades de lo diverso la orientación informativa, así como las recomendaciones dirigidas a los impactos psicosociales de esta emergencia sanitaria piden también ser abordados desde la particularidad de la diversidad. Así, un franco apoyo debe estar adaptado a las necesidades de los actores múltiples, tercera edad, personas con discapacidad, jóvenes, poblaciones indígenas, y otros, más aun asumiendo que todos somos titulares naturales del derecho a la comunicación e información como señala la misma Constitución Política del Estado.