Desclasificación de la hoja de coca

Manuel Morales Alvarez

El gobierno de Luis Arce,  con la activa participación del Vicepresidente David Choquehuanca, viene desarrollando una iniciativa que busca la desclasificación de la hoja de coca del anexo de la Convención de 1961 para establecer que la hoja de coca no es un estupefaciente. Se trata de una iniciativa internacional que no ha sido socializada con los productores de hoja de coca del país, otras instancias estatales ni con la sociedad civil.

En afán de transparentar la información y dar a conocer las iniciativas gubernamentales,  llama la atención la soledad del Gobierno. Seguro estoy del distanciamiento profundo que tienen con los productores de los Yungas, pero también con los del Chapare alineados al “evismo”.

Desde el año 2023 el Gobierno de Luis Arce desarrolló una iniciativa escrita orientada a comunicar a la Organización Mundial de la Salud un Dossier Complementario para el Examen Crítico de la Hoja de Coca, con información científica y académica de sustento relativo a taxonomía, farmacología, toxicología, epidemiología, uso terapéutico y tradicional de la hoja de coca en su estado natural, con el objetivo de que sea retirada de la lista internacional de estupefacientes. Esto significa, que si el panel de expertos de la OMS hace un trabajo científico y de amplio alcance, con fuentes sólidas, podría alcanzarse el objetivo de la desclasificación. Sin embargo, la iniciativa gubernamental, en nombre o representación de los bolivianos tiene varias deficiencias, vacíos y limitaciones.

En el mes de septiembre de 2024 la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) informó oficialmente a Bolivia que cambió la denominación de “coca igual a pasta base” por “hoja de coca igual hoja de coca” en la Lista Amarilla de estupefacientes, lo que es un “paso inmenso” en el objetivo de desclasificarla. La Lista Amarilla de la JIFE contiene el listado de los estupefacientes sujetos a fiscalización internacional e información adicional pertinente.

En el fondo del tema, es evidente que la hoja de coca no es un estupefaciente, por lo tanto la desclasificación internacional es necesaria. Conviene destacar, que en Bolivia es legal el masticado, acullico o pijcheo de este producto, además de ser utilizado en actos rituales, la hoja de coca en su estado natural tiene usos medicinales y rituales. Respecto a la economía de la hoja de coca, sus usos y vinculaciones con el narcotráfico se puede consultar los tres libros que he escrito: “Coca MAS cocaína”, “Narcovínculos” y “Tomografía del Estadonarco”.

En el mes de febrero de este año estuve en Coripata con productores de los Yungas discutiendo las ventajas y desventajas de la iniciativa del gobierno de realizar el examen crítico de la hoja de coca para su desclasificación, y ciertamente fue contundente la critica a las actuales autoridades gubernamentales por tratar casi en “secreto” este tema. En segundo lugar existe la preocupación de que la desclasificación genere la ampliación de los cultivos de hoja de coca en cualquier país que así lo disponga. Pero, al margen de la ampliación y competencia internacional sobre la producción de la hoja de coca, lo que verdaderamente importante es la deficiente capacidad científica, académica y patrimonial que tiene el país sobre este producto frente a sus enormes ventajas y potencialidades de desarrollo en materia farmacológica, por ejemplo.

Las investigaciones sobre el producto son escasas, aisladas y ajenas al uso de los esquemas de la investigación aplicada y experimental. Por ello, hoy en día, no tenemos posibilidades de trabajar innovadores conocimientos ni ocuparnos del desarrollo de patentes sobre sus usos industriales.

El 1 de mayo estuve en la Comunidad San Antonio de Sud Yungas donde el trabajo con los productores fue más reflexivo acerca de las utilidades que tendría conocer el Dosier del gobierno, los avances y aportes del examen crítico de la hoja de coca, todo ello con el fin de aportar al desarrollo del conocimiento sobre el producto.

La desclasificación sin sujeto histórico no tiene sentido, porque resulta que en Bolivia, en las regiones tradicionales la hoja de coca esta imbricada con las poblaciones productores del arbusto, con su vida misma y por ello su participación es fundamental.

La hoja de coca tiene tres grandes peligros que son inminentes:

  1. El uso de agroquímicos en su producción, ya que la presencia de pesticidas en las hojas secas y comercializadas son transmitidas directamente a los consumidores que acullican la coca.
  1. La “coca machucada” que no tienen registro sanitario ni control estatal de ninguna autoridad que pueda certificar su contenido y daños potenciales a la salud humana.
  1. La posibilidad de que un nuevo gobierno pueda establecer esquemas represivos de la hoja de coca sin diferenciar cultivos legales (tradicionales) de ilegales (excedentarios) y que al mismo tiempo sea permisivo con el narcotráfico y sus incursiones a áreas protegidas, parques nacionales y territorios indígenas.

Si la desclasificación es una oportunidad para desarrollar conocimiento y la gestión del conocimiento puede permitirnos patentar usos legítimos de la hoja de coca, las puertas están abiertas para adentrarnos a este debate y desarrollo innovador.

En la coyuntura electoral, algunos políticos desubicados plantean el retorno de la DEA como solución al problema de la coca-cocaína, como si un ente externo pudiera solucionar nuestros problemas, vulnerando nuestra soberanía.

La desclasificación es una buena oportunidad para organizar no solo nuestro conocimiento, sino la misma producción de la hoja de coca bajo nuevos lineamientos que nazcan desde los productores y consumidores.

6 de mayo de 202