Por Pablo Solón
Vivimos una crisis sistémica del agua. El planeta en su conjunto sufre una crisis del agua que afecta tanto a seres humanos como a la naturaleza. Esta crisis sistémica del agua se da en el contexto de la sexta extinción de la vida en la Tierra. Un millón de especies -de los casi nueve millones de especies de flora y fauna conocidas- están en peligro de extinción en el planeta.
La crisis del agua no es sólo una crisis de oferta y demanda o de estrés hídrico en varias regiones del planeta. Todos los ecosistemas mantienen una interdependencia e interrelación con el agua. El agua no es sólo esencial para la vida humana sino para el conjunto de la vida en la Tierra y para el propio sistema del planeta. El derretimiento del agua dulce de los glaciares no sólo eleva el nivel de agua de los mares, sino que afecta las corrientes marítimas que circundan nuestro planeta, altera la relación entre agua dulce y salada de la que dependen varias formas de vida, incide sobre los ríos voladores y desencadena procesos aún desconocidos a nivel de la hidrosfera y la criosfera que son subsistemas del sistema de la Tierra.
La crisis sistémica del agua requiere de alternativas estructurales a nivel político, social, económico, ambiental, institucional, cultural, ético… Medidas unidimensionales basadas en lógicas de mercado sólo pueden ahondar la crisis que ellas mismas generaron.
El agua es un derecho humano y por lo tanto es esencial garantizar su realización universal evitando su privatización y mercantilización. Todo ser humano, independientemente de su situación económica, debe tener acceso a agua para asegurar su existencia. El derecho humano al agua no puede estar sometido a las vicisitudes de los precios de mercado y la especulación de las bolsas de valores.
Es imposible garantizar el derecho humano al agua si al mismo tiempo no garantizamos los derechos de la naturaleza y los derechos del agua.
El agua no es sólo un derecho de los seres humanos, es un derecho de toda la naturaleza. El agua es un ser vivo de la naturaleza y no un recurso, y como tal tiene derechos como vivir libre de contaminación, mega infraestructuras y sobreexplotación. Los derechos de los ríos, lagos y glaciares son una parte fundamental de los derechos de la Madre Tierra.
La visión dominante de la gestión integrada de recursos hídricos (GIRH) es antropocéntrica y persigue el desarrollo como objetivo principal. Por ejemplo,el Global WaterPartnershipAgreement (GWP), una red de 3000 organizaciones en 179 países define la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) como “un proceso que promueve el desarrollo y manejo coordinados del agua, la tierra y otros recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales”.
Frente a esta visión desarrollista de la gestión del agua es necesario promover una visión de gestión holística del agua que no tiene como eje central el desarrollo, ni el crecimiento, ni maximizar sus beneficios económicos, sino restablecer el equilibrio de las diferentes cuencas, del ciclo del agua y de los diferentes seres que componen la Madre Tierra con el agua.
La gestión humana del agua es sólo posible en algunos niveles menores, y siempre con limitaciones, pues la sumatoria de múltiples acciones locales puede afectar el flujo global del agua. No se trata de “gestionar” el agua como si se tratara de administrar o dirigir un objeto o una empresa, sino de escuchar y aprender del agua y de los seres que interactúan con ella. Lo fundamental es frenar los desajustes en el ciclo del agua y las cuencas hidrográficas construyendo nuevos equilibrios que permitan la superación de la crisis sistémica del agua y de la comunidad de la Tierra.
La ciencia y la tecnología pueden ayudarnos a entender ciertos procesos y dinámicas del agua, pero jamás posibilitaran controlar la hidrosfera. Una gestión holística del agua requiere reconocer e interactuar con el agua como con un ser vivo y dejar de asumirla como un mero recurso a ser aprovechado.
El agua no puede ser gestionada únicamente desde el Estado, de arriba hacia abajo. Para una gestión holística del agua es fundamental que los colectivos de seres humanos del área rural y urbana fortalezcan y coordinen procesos de gestión comunitaria del agua. Para más información les invitamos a leer nuestra publicación “Cambio Climático y mercados de agua”.