“Se ha quemado el banco de semillas natural que está en el suelo”
Rocío Lloret Céspedes / laregion.bo
Humberto Gómez Cerveró es líder temático en restauración de Tropenbos Internacional, una organización que trabaja en el uso sostenible de bosques ricos en biodiversidad. En esta entrevista con La Región plantea serias dudas sobre llevar adelante una reforestación, como expresó el Gobierno nacional en su momento. Más bien recomienda una regeneración natural, lo que implica permitir que los ecosistemas dañados por los incendios forestales en Bolivia se recuperen por sí solos.
La Región (LR). ¿Reforestar o regenerar, qué va a ser mejor una vez termine la época de incendios críticos en Bolivia?
Humberto Gómez Cerveró (H. G.). Dada la escala del desastre, alrededor de diez millones de hectáreas quemadas, reforestar es plantar árboles y eso no es restaurar. Esos anuncios de que van a plantar árboles, no van a cambiar la realidad. Lo que tiene que pasar es permitir un proceso de regeneración natural, que puede ser asistida. Pero para eso se necesita semillas, plantines, y todo eso se ha quemado. El banco de semillas natural está en el suelo y cuando hay un incendio, no solo se quema la vegetación sino el suelo, y lo que está debajo del suelo.
Dicen: “vamos a reforestar” y la pregunta es: ¿dónde hay viveros para reforestar? Hay que permitir que haya regeneración natural y eso significa que hay que hacerle caso a lo que la pausa ambiental dice: no permitir posesión nueva (de tierras) y no permitir cambio de uso de suelo ni nada en los lugares donde han sucedido los incendios forestales.
LR. Dada la recurrencia de incendios, ¿qué tipo de bancos de semillas se necesitaría a futuro?
H. G. Tenemos que tener bancos de semillas, viveros forestales, municipales, comunales, que permitan la regeneración asistida.Y no solamente se ha perdido bosque, se ha perdido medios de vida de la gente: cultivos, chacos, comida. Y eso requiere semillas también: maíz, plátano, yuca, en todos esos lugares que han sido quemados.
LR ¿De cuánto estamos hablando?
H. G. He hecho algunos cálculos y los costos de restauración con regeneración natural, alcanzan a 1400 dólares por hectárea. Si multiplicamos esa cifra por los 10 millones de hectáreas quemadas son 14 billones de dólares. Pero en realidad, cuando dicen restaurar, hay que pensar en restaurar los medios de vida de la gente, y no permitir que los lugares que se han quemado sean transformados a agroindustria, ganadería u otro. Hay que apoyar a las comunidades que han perdido sus medios de vida. Eso es lo más sensato, sin pensar en costos.
LR Dada la magnitud y la intensidad del fuego, ¿estamos hablando de daños irreversibles?
H. G. No todos los ecosistemas son igual de susceptibles al fuego. La Chiquitania en particular es un bosque seco sujeto a un régimen de fuego natural, que era lo que hacía que se regenere, pero obviamente la intensidad y la frecuencia con la que suceden incendios en algunos lugares, hace que esa capacidad de regeneración sea limitada. Entonces, aquellos sitios donde repetidamente ha habido incendios forestales, tienen una menor capacidad de recuperación que un lugar donde por primera vez ha habido un incendio.
No puedo decir, de aquí a cinco años todo va a ser igual, porque estamos viendo solamente la vegetación. En los bosques hay fauna que tiene que recuperarse. Tengo colegas que han hecho estimaciones de insectos y cuántos vertebrados se han muerto, todo eso tiene que recuperarse. Lo propio el suelo, porque se ha quemado y ahí hay un montón de microorganismos, hongos, bacterias y todo, que hacen que ese suelo sea fértil para esas plantas. Entonces, son años que vamos a necesitar para lograr no lo que era antes, porque no es posible, pero por lo menos retroceder a un nivel en el cual, por lo menos ese espacio, pueda continuar con las mismas funciones ambientales que cumplía.
LR ¿De cuánto tiempo estamos hablando?
H. G. Para los humanos, 20 o 30 años es mucho tiempo; para un bosque, si no lo tocas, eso va a estar bien. Hay lugares donde había aprovechamiento forestal cerca al Parque Noel Kempff, uno va a esos lugares que ya no están siendo operados, trabajados, y difícilmente se nota que ha habido intervención ahí. Pero obviamente, en nuestros términos, 30 años son una vida.
Ahora, si continuamos y cada vez que quemamos ese lugar, el daño es irreversible e irreparable. Y hay lugares donde, si ves mapas de información llevan ocho, nueve, diez años, quemándose. Esos lugares, evidentemente, están degradados, y esa vegetación que vuelve a crecer ahí, es un tipo de vegetación que está más proclive a los incendios.
Entonces es un círculo vicioso porque el bosque deja de ser bosque y empiezan a entrar pastos, arbustos, que hacen que luego el fuego entre con mucha facilidad.
LR Han empezado a caer algunas lluvias y de seguro en algunas semanas se verá reverdecer algunos lugares quemados, ¿eso es real o es un espejismo?
H. G. Aquí hay un ciclo en los bosques. Va a reverdecer lo que no se ha muerto por el incendio, pero no se va a ver plantitas o hijitos, porque se han quemado todos los plantines, arbolitos chiquitos, semillas, el suelo donde estaban. Y el montón de insectos, aves, mamíferos y otros que se encargaban de repartir esas semillas por todo lado, no están. O sea, el ciclo de regeneración natural se ha quemado. Entonces lo que se va a haber en enero o febrero, cuando todo esté verde, son los adultos, pero todos los bebés o capacidad de regenerarse no están ahí. Por eso hay que dejar esos lugares sin tocar, no es porque va a reverdecer, sino porque hay que restaurar el ciclo. Esos que han sobrevivido, recién van a dar semillas en la próxima época seca, sobre todo en la Chiquitania.
Ahora va a haber lluvia, pero no hay semillas, no hay nada que crezca otra vez. Entonces lo único que se va a ver son adultos que han sobrevivido. Por lo menos, hay que esperar dos años o más, porque no sabemos cada cuándo producen semillas, no sabemos al estrés al cual han estado sometidos por el incendio. Es como si te quemaras el cuerpo, al año siguiente vas a estar adolorido, no puedes hacer lo mismo de antes. Ese proceso de restauración natural y asistida es clave.
LR Y esos suelos que, según denuncias, buscan ser aprovechados para agricultura, ¿son aptos para ello? ¿Van a producir?
H. G. Van a querer meter soya, van a dejar que rebrote lo que rebrote para poner ganado y cosas así. Obviamente, por uno o dos años eso va a producir, pero luego todo lo que había se va a haber perdido y va a quedar en nada. Entonces saldrán con el cuento de que van a necesitar transgénicos, químicos.
La razón por la cual los interculturales quieren hacer bloqueos, no es para que se levante la pausa ambiental, sino para que se modifique el artículo de la pausa ambiental, que dice que por cinco años no se van a permitir actividades en los lugares donde se ha quemado. Claramente, el fin era habilitar espacios productivos. Y la pausa ambiental debería durar por lo menos cinco años.
LR Desde su experiencia, ¿qué ha marcado la diferencia en los incendios forestales de este año?
H. G. A los elementos que han hecho que sucedan los incendios este año, como: sequía, altas temperaturas y biomasa acumulada, hay que adicionarle un factor de cambio climático. Sabemos que hay un aumento de temperaturas, pero otros fenómenos del clima, como los vientos, son menos conocidos. Estos incendios de sexta generación se llaman así porque el fuego viaja por el aire, ya no es solo por la tierra, ni por las copas de los árboles, sino van por el aire, y esos fenómenos están relacionados con el viento, el microclima. Hay herramientas que permiten, con satélites, decir que hay riesgo. Cuando eso está, no deberías estar haciendo chaco.
LR ¿Significa entonces que el próximo año debemos esperar algo similar?
H. G. El ciclo de incendios y fuego funciona así: para que haya fuego tiene que haber un foco de calor y para que haya un foco de calor tiene que haber combustible. Ese combustible, básicamente, es materia seca: hojas, ramas, el suelo mismo seco. Ahora, lo que hemos hecho (al provocar los incendios forestales) ha sido limpiar toda esa biomasa, se ha quemado todo eso. Entonces, el próximo año no va a haber la misma escala de incendios, no porque no nos esforcemos en no incendiar, sino porque no va a haber qué quemar. Porque el combustible para que haya fuego (biomasa), no va a estar, porque lo hemos quemado este año.
En enero ya sabíamos que este año iba a ser más seco que todos los años. Estaban todas las condiciones puestas para que suceda el fuego. A eso hay que aumentar que la gente empezó a quemar.