Sucre abre sus puertas a la juventud en vacaciones de invierno
Por Iván Ramos - Periodismo que Cuenta
La ciudad de Sucre, cuna de la independencia boliviana, despliega sus encantos y abre sus puertas para recibir a estudiantes de todo el país durante las vacaciones de invierno. En vísperas del bicentenario de la fundación de Bolivia como República, hoy Estado Plurinacional, la ciudad se convierte en un aula viva, donde la historia y la modernidad se encuentran en un abrazo sincero.
Roxana Acosta, la directora departamental de Turismo de Chuquisaca, anuncia con entusiasmo que los 27 museos de la ciudad estarán abiertos con tarifas reducidas o entrada gratuita, invitando a todos a sumergirse en el pasado glorioso de Bolivia.
El recorrido por la Casa de la Libertad es un viaje a través del tiempo, un santuario donde se preserva el Acta de Independencia y otras reliquias que marcan el nacimiento de la nación. Las iglesias coloniales, como San Francisco, guardan la emblemática campana de la libertad, que resonó con tal fuerza que se rajó llamando a todo un continente hacia la independencia.
La Catedral ofrece una vista desde sus relojes, y San Miguel, desde su patio, revela las Aulas Universitarias, donde el pensamiento libertario floreció.
Desde los techos de San Felipe de Neri, los visitantes pueden admirar toda la ciudad, una iglesia que ha mantenido intactos sus detalles patrimoniales. La Mansarda, en el primer palacio de Gobierno, ofrece una vista panorámica del centro histórico de Sucre, invitando a una reflexión profunda sobre el tiempo y la transformación.
El parque de los Dinosaurios, con sus miles de huellas de 70 millones de años, nos conecta con una era prehistórica, mientras que el palacio de la Glorieta, hogar del príncipe Francisco de Argandoña y la princesa Clotilde Urioste, nos transporta al auge de la plata en los albores de la República. El palacete del Guereo y de Florida también abren sus puertas, listos para recibir a estudiantes curiosos y ansiosos de aprender.
El parque Simón Bolívar, con su torre Eiffel y los arcos del triunfo, se erige como un testimonio de la riqueza cultural de Sucre. Monumentos nacionales como el teatro Gran Mariscal y el palacio de Justicia vigilan, solemnes, la historia que resuena en cada esquina.
Los bares han preparado mosteles, bebidas aromatizadas con frutas y sin alcohol, ofreciendo un refrescante descanso a los visitantes. Los restaurantes se llenan de sabores tradicionales, desde el mondongo hasta el picante mixto, la sajta, el ckocko de pollo y los célebres chorizos, prometiendo un festín para los sentidos.
Roxana Acosta también destaca que los hoteles y alojamientos han reducido sus tarifas en un 25% para los grupos de turistas, haciendo de Sucre un destino aún más accesible. Cafés en las alturas, como el café de San Miguel y San Francisco, junto con una ruta de café en el centro histórico, invitan a disfrutar de un buen libro o una conversación amena.
El clima agradable de Sucre envuelve a los visitantes en un manto acogedor, haciendo de su estadía una experiencia memorable. Y cuando el sol se oculta, los bares, restaurantes y discotecas abren sus puertas, prometiendo noches inolvidables en la ciudad que vio nacer a Bolivia.