EN SANTA CRUZ
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Monseñor Braulio Sáez García celebra 35 años al servicio pastoral en Bolivia

Obispo Emérito de Santa Cruz, monseñor Braulio Sáez García. Foto/captura

El Obispo Emérito de la ciudad de Santa Cruz, monseñor Braulio Sáez García, celebra este domingo 35 años al servicio pastoral desde que llegó a Bolivia, desempeñando labores de misión pastoral en la Diócesis de Oruro durante 17 años y luego por otro tiempo similar en Santa Cruz.

“Esta mañana les invito a unirse conmigo en esta acción de gracias al Señor, por el regalo de mi vocación a la vida religiosa y el sacerdocio; pero de manera particular por los 35 años de mi servicio pastoral como Obispo de la Iglesia de Bolivia”, dijo durante su homilía que celebró en la Basílica Menor de San Lorenzo Mártir.

Indicó que ha vivido este ministerio agradecido a Jesús, con mucho gozo y alegría, siempre confiado en la palabra del Señor: “ven y sígueme”. También con verdadera pasión, como reto para vivir las urgencias del Reino y siempre estando al servicio de los demás, en especial los sectores más abandonados, comentó.

En su mensaje afirmó que la construcción de una humanidad reconciliada, solidaria y fraterna que no pasa por la lógica del poder, de la violencia, de la venganza y el odio, sino por el poder del amor que cautiva y perdona, que reconcilia y forja unidad, y que trae la paz, que sana las heridas del corazón

“Cada vez el ser humano se siente más vacío y desamparado, cada vez más solo y al borde del suicidio y de hecho son muchas las personas que se suicidan porque no encuentran sentido a su vida”, manifestó a tiempo de lamentar que la sociedad en vez de buscar la concordia y el progreso de todos, “busca la división y el enfrentamiento, rompiendo así el proyecto de Dios”.

Dijo que cuando las personas decidan amar como Jesús, brillará la luz en la oscuridad y habrá alegría en este mundo invadido por la guerra y los egoísmos partidarios, de tal manera que, los que sufren ya no se sentirán solos, los pobres tendrán pan en sus mesas y los presos tendrán una justicia verdadera, y habrá libertad auténtica en las calles.