La selección boliviana de robótica deslumbra en el Mundial en Atenas
Iván Ramos - Periodismo que Cuenta
En la misma arena que presenció el nacimiento de los Juegos Olímpicos, en la histórica Atenas, un grupo de jóvenes bolivianos dejó su huella ante el mundo, no con lanzas ni escudos, sino con ingenio, tecnología y pasión. El mundial de robótica fue el escenario donde Bolivia, vestida de orgullo y tradiciones, hizo su entrada triunfal.
Hallie Ana Montalvo, Camilo Iver Núñez Arroyo, Rodrigo Aarón Quintana Villa, Lidia Campos Taborga y Mary Luz Laura Canaviri no sólo representaron la destreza técnica que emerge en los rincones más recónditos de Bolivia, sino también el espíritu indomable de un país que encuentra en sus jóvenes la promesa de un futuro lleno de posibilidades. Desfilaron con trajes típicos bolivianos, fusionando las tradiciones de los Andes con la mirada futurista que los impulsa a traspasar los límites de la ciencia.
El colorido de las polleras, las mantas, los cascabeles y los sombreros emblemáticos contrastaban con los robots que construyeron con sus propias manos. Un contraste que habla de la dualidad que los acompaña: el respeto por la historia y la audacia por forjar el mañana. A su paso, las miradas de decenas de delegaciones del mundo se posaron en ellos, cautivadas por la autenticidad de un grupo que, sin pretensiones, demostró que en Bolivia la ciencia y la tecnología también laten con fuerza.
Estos cinco jóvenes, cargando en su corazón el orgullo de la tricolor boliviana, han emprendido un viaje que trasciende lo físico. No sólo están haciendo historia en el otro lado del mundo, sino que están trazando un camino que marca el horizonte para las futuras generaciones. La robótica, un campo que en Bolivia aún se encuentra en desarrollo, encuentra en ellos a sus pioneros, a sus primeros gladiadores, quienes alzan la cabeza con la certeza de que la patria no sólo vive en sus venas, sino en cada engranaje, en cada circuito, en cada avance que logran.
Hoy, Bolivia celebra no solo su participación, sino el espíritu innovador de una juventud que, orgullosa de su tierra y su herencia, demuestra que el futuro está cada vez más cerca, y que sus pasos, aunque dados en tierras lejanas, se sienten con fuerza en cada rincón de nuestra patria.