El conejo estirado: una tradición sucrense que no se achica
Por Iván Ramos - Periodismo que Cuenta
Sucre, una ciudad orgullosa de sus tradiciones y sabores, mantiene viva una costumbre culinaria que se niega a desaparecer: el Conejo Estirado. Durante la festividad del Corpus Christi, las familias se deleitan con este exquisito plato de conejo cuy "lambreado" o estirado, que se ha convertido en un emblema de la gastronomía local.
Ya sea en una animada feria popular, en una íntima reunión familiar o en un restaurante, las bandejas alargadas llegan a las mesas cargadas de delicias. Fideos tallarín, papas rellenas de queso rebozadas con harina y huevo, cebollas ahogadas y tomates con un baño de ají colorado que resalta los sabores y estimula los sentidos. Y en el centro de atención, un conejo íntegro, cuidadosamente preparado y listo para ser disfrutado.
"Siempre tenemos una buena venta; terminamos hasta la última cuchara", afirma orgullosa Rosemari Manjón, una destacada cocinera local, mientras muestra las ollas vacías que son testimonio del éxito de su plato. Los comensales, satisfechos y con el estómago lleno, comparten sonrisas de contento y gratitud por esta experiencia culinaria única.
Entre risas y sabores, uno de los clientes exclama emocionado: "¡Tengo que comer hasta las orejitas!". Es un claro ejemplo de aquellos que se aferran a las tradiciones, decididos a preservar y disfrutar de cada aspecto cultural que define a Sucre. Las largas filas que se forman, ansiosas por probar este plato tan especial, demuestran que hay personas que no están dispuestas a renunciar a la riqueza de su paladar.
El Conejo Estirado es más que un plato, es un legado ancestral que ha trascendido generaciones en Sucre. Su popularidad sigue en aumento, gracias al espíritu inquebrantable de aquellos que valoran y preservan su patrimonio culinario. En un mundo que cambia constantemente, es reconfortante ver cómo estas tradiciones arraigadas encuentran su lugar en la mesa y en el corazón de las familias sucrenses.