Artistas de circo hacen pan para sobrevivir en la cuarentena
“Hay pan casero hecho con amor de los payasos”, dice un letrero donde antes se anunciaban espectáculos circenses. Al menos una treintena de artistas que llegaron con su carpa a Santa Cruz y estaban en Cochabamba cuando comenzó la cuarentena por la emergencia sanitaria, optaron por preparar alimentos para venderlos en el barrio y así sobrevivir.
En una esquina a la altura del kilómetro ocho de la conocida avenida Blanco Galindo de “la Llajta”, los protagonistas del circo Abuhadba, de un día para otro, se quedaron sin poder ejercer lo que mejor saben hacer y se adaptaron a la nueva realidad para seguir alimentándose.
Es así que acróbatas, magos, contorsionistas, equilibristas, escapistas, forzudos, malabaristas, payasos, zanqueros, monociclistas, trapecistas, entre otros, volcaron su magia, esta vez desde las artes circenses hacia las artes culinarias y realizan pan casero –inicialmente- para venderlo. Piensan seguir con otros productos alimenticios pues tienen el respaldo de los habitantes del vecindario.
“Gracias a Dios estamos vendiendo unos riquísimos panes para poder sobrevivir en esta situación”, dice uno de los jóvenes integrantes del circo, en entrevista con radio Kancha Parlaspa de la Red ERBOL. Relata que todos los artistas “se pusieron las pilas para hacer algo para poder comer”.
Comienzan a elaborar el alimento básico en la madrugada, aproximadamente desde las cuatro, para poder ofrecerlo desde temprano a los vecinos, quienes, por la alta demanda, además del motivo de la cuarentena, parecen gustar de la receta del panecillo al estilo del oriente del país.
Agradecido, nuestro artista cuenta: “se acabaron los que salieron primero y estamos haciendo un poco más para que así la gente venga”. Señala incluso que las personas hacen fila por el pan que ellos elaboran.
“Vine a ayudar y a colaborarles; en esta emergencia tenemos que ayudarnos entre todos” dijo una joven vecina que se enteró por las redes sociales del circo. Otro ciudadano, que venía de más lejos, dijo que volvería a las 6 de la mañana para asegurarse el producto.
Durante este periodo especial originado por la pandemia que estremece al planeta entero, algunas personas han tenido que hacer malabarismos para subsistir y los malabaristas tuvieron que dejar su oficio y aprendieron a alimentar a su público para así poder alimentarse también ellos. Un ejemplo de solidaridad recíproca y colaborativa en tiempos difíciles.