CRISIS
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Expertos alertan: Bolivia enfrenta una tormenta económica de largo plazo

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Iván Ramos - Periodismo que Cuenta

Bolivia enfrenta un escenario económico complejo, donde las soluciones a la crisis parecen lejanas y las decisiones políticas no logran contener el deterioro. Tres especialistas en economía analizan la situación y coinciden en que el problema es estructural, no coyuntural.

El administrador de empresas Mirko Gardilcic Calvo advierte que los sectores clave tardarán años en generar utilidades. "El litio necesita al menos cuatro años para ser rentable. El petróleo y el gas, siete. La generación hidroeléctrica, cinco. La industrialización impulsada por el gobierno, si es que funciona, requiere mínimo cuatro años". Mientras tanto, la falta de liquidez y la escasez de dólares agravan la situación.

Las opciones disponibles no son muchas y algunas resultan impopulares. Una posibilidad sería acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de un préstamo de entre 10 mil y 20 mil millones de dólares, no para impulsar la economía, sino para evitar un colapso. 

Otra salida implicaría reducir el gasto público, lo que podría traducirse en la eliminación de hasta 300 mil empleos estatales, un costo político difícil de asumir en un año electoral. 

La tercera opción sería incentivar las exportaciones agrícolas, pero las restricciones del gobierno han provocado efectos contrarios: el precio de la carne sigue elevado y los productores enfrentan dificultades para vender al exterior.

Jaime Dunn de Ávila, consultor financiero, es tajante: "No hay incertidumbre, hay certeza de que estamos yendo al abismo". A su juicio, el gobierno hace un mal diagnosticado de la crisis al enfocarse en medidas erradas, como perseguir a librecambistas y productores de alimentos, mientras espera que los préstamos congelados en la Asamblea solucionen el problema. 

Dunn recuerda que el verdadero origen de la crisis se remonta a 2014, cuando la renta petrolera comenzó a caer. "Nos quedamos sin gas porque no se exploró lo suficiente. Desde 2011 se advirtió que la falta de inversión en exploración traería consecuencias graves".

El economista Hugo Siles Espada también subraya que el deterioro económico comenzó hace más de una década. "Bolivia depende de los hidrocarburos. Cuando los campos se agotaron, llegaron el déficit comercial y fiscal, la caída de reservas y la presión inflacionaria. 

Hoy enfrentamos un alto endeudamiento externo y problemas con el abastecimiento de diésel y gasolina. No es una crisis coyuntural, sino estructural". Años de advertencias han sido ignorados, mientras el país ha intentado contener la situación con más deuda.

La pregunta que muchos se hacen es si la situación mejorará. Las respuestas no son alentadoras. Mientras el gobierno busca contener la crisis con medidas de corto plazo, la economía sigue su curso en un entorno cada vez más incierto. 

La incertidumbre pesa, pero, como dice Dunn, quizás no sea incertidumbre, sino certeza de que lo peor aún no ha llegado.