ELECCIONES 2014

ELECCIONES SIN EVO

Mario Mamani Morales

La discusión en torno a la candidatura de Evo Morales a la reelección presidencial en Bolivia sube de tono y cobertura no sólo en el país sino en esferas internacionales, así hay sectores que alientan esta propuesta y otros que la combaten; por detrás hay mucho que perder y ganar porque se trata de intereses no sólo económicos ni políticos, sino de poder.

Veamos la posibilidad de que el actual mandatario no es candidato a la reelección en los comicios del próximo año. La realidad muestra dos horizontes: la oposición y el oficialismo en una lucha encarnizada por llegar a la silla presidencia, los curules en la Asamblea Legislativa Plurinacional (parlamento), ministerios y el control de las empresas productivas del país.

Si Evo no es candidato, entonces el MAS-IPSP se bifurca porque sencillamente no hay un líder visible que pueda ser capaz de mantener la unidad en torno a la política de “cambio” que, como todo hecho humano, se desgasta, se debilita o puede mostrar una fuerza que no tendría mucha duración en el tiempo ni en la sostenibilidad; está claro que existen muchas escisiones al interior de la agrupación gobernante.

Está visto que entre los líderes que se afianzan en las organizaciones sociales hay angurria de poder disimulada. Sin el “hermano” Evo no pocos saldrían a la palestra como los genuinos militantes y sustentadores de los cimientos del Instrumento Político, entonces se produciría la hecatombe, adicionado a que quiénes hoy son sus líderes, con algunas excepciones, tienen pasado político en los partidos tradicionales, de cuyas fuentes saltaron hacia la concepción de que siempre hay que ser gobiernistas y los marginaron a los originarios masistas que ya no están en la cabina del carro.

Volverían a tener vigencia aquellos que se alejaron, voluntaria o involuntariamente, del Instrumento, pedirían mayor dominio los “librepensantes” o los “libreopositores”, no hay que olvidar que los hombres y mujeres, ayer fuertes en el MAS-IPSP, no pierden sus esperanzas de volver al redil si se retomara los verdaderos principios de la agrupación. Difícil concebir al Movimiento al Socialismo sin el liderazgo presidencial de Evo, se acepte o no, mantiene el epicentro de mando para contener estas pugnas.

En la oposición los hechos demuestran que los tiempos no son los mejores; primero porque no hay un partido político visible, tradicional o no, que tenga poder de convocatoria y despierte el interés del pueblo que  motive a consolidarlo; segundo, porque no hay un líder que por lo menos cautive con oratoria fingida y demagógica la atención de los votantes.

La posibilidad de conformar un solo frente para las próximas elecciones, sin Evo o con él, en el lado de la oposición está ni siquiera color verde, pues en el momento de decidir quién va a la presidencia y a los otros cargo considerados importantes en el esquema del Estado Plurinacional, se derrumbaría como una construcción hecha de naipes; ya que todos los que merodean en esta cancha se sienten presidenciables, amén del dinero que podrían aportar para asegurarse réditos si llegaran otra vez a Palacio.

¿Cuál sería la realidad, mientras tanto, en el pueblo? ¿Aparecería en este escenario, la harina para el pan nuestro de cada día que ya es escasa? ¿La economía sería la que es en la actualidad, moderadamente tranquila? ¿Se mantendría el principio de la no discriminación? ¿Bajarían los sueldos de 40 mil ó 50 mil bolivianos en algunos sectores o los nuevos gobernantes se igualarían o superarían estas cifras? ¿Qué ocurría en los gobiernos departamentales y municipales?

Lo cierto es que Evo no es imprescindible, no hay poder que dure ni se mantenga por tiempo indefinido, la historia de la humanidad así lo demuestra, porque cayeron fuerzas mucha más universales en su proceso y fueron juzgados, encumbrados o eliminados por la misma humanidad; pero: todo tiene su tiempo… pasará.
Bolivia pasa por un buen momento económico porque es un Estado bendecido con ingentes recursos naturales, la situación económica por la que atraviesa es favorable, no es un Edén porque aquello es una utopía; pero todavía nadie se ha muerto de hambre y la visión de país construido entre todos puede consolidar para que aquello nunca ocurra y todos tengan acceso a salud, educación, vivienda y seguridad. ¿Es cuestión de candidato?

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Política
El diputado del Movimiento Sin Miedo (MSM), Fabián Yaksic, planteó un binomio hombre-mujer para los presidenciables de su partido en las elecciones generales del próximo año, aunque ello será definido oficialmente en un congreso nacional a realizarse en seis u ocho meses

ELECTORES DIVIDIDOS EN TRES

Andrés Gómez Vela

El electorado boliviano está dividido, por ahora, en tres grupos: un 30% constituye el denominado voto duro del MAS. Otro 30% el también voto duro de la derecha. El restante 40% es el voto oscilante que puede inclinarse por una u otra fuerza o sencillamente quedarse en blanco (Tinku Verbal, 12 de agosto de 2012). El primero y el segundo son más emocionales que racionales. El tercero es más racional que emocional.

¿Quiénes constituyen estos grupos? Ya se sabe que el espacio geoelectoral del primer tercio está en el área rural, donde el candidato del MAS, Evo Morales, es la figura consagrada. Obvio que también hay bolsones de esta tendencia en las capitales de departamento y las ciudades intermedias. La derecha difícilmente podrá perforar esta preferencia, aunque nomine una gran cantidad de candidatos de extracción indígena. Pero nada es imposible en política, dependerá de la estrategia electoral que proponga y del discurso que plantee.

El otro 30% del electorado (según encuestas) no votará por nada del mundo por el candidato masista. Así quede demostrado que Morales ha sido y es el mejor presidente de Bolivia, este grupo no le dará su respaldo. Bajo el fin justifica los medios, puede que juegue al voto útil y decida apoyar a un postulante con el que no se identifica ideológicamente, pero sabe que es la vía más posible para derrotar al régimen oficialista. En otras palabras, no querrá desperdiciar su voto en el candidato de sus entrañas sociales porque no tiene posibilidades reales.

Entre estos dos grupos hay electores fundamentalistas que sobreponen sentimientos en lugar de pensamientos. Vale decir, hay gente que votará por Evo por indígena originario campesino; pero también hay gente que no votará precisamente porque es “indio”. Por supuesto, en ambos bandos existen personas que tienen bien fundamentado su voto.

El restante 40% no tiene esas características, es más racional y puede definir su voto en función de proximidades ideológicas, afinidades, agradecimientos, temores, identidades, principios. Debido a su nivel lógico y psicológico es muy difícil de ser conquistado, no entrega fácilmente sus votos por el estomago ni a cambio de regalos u obras. Pone en la balanza los valores morales de los postulantes y observa las confianzas que han generado. Ahora mismo, un día apoyan al gobierno, otro día no. Este grupo se encuentra en gran medida en las áreas urbanas, pero también ha surgido en el espacio rural. Ha sido determinante en el 64% alcanzado por el MAS en 2009.

En caso de que haya tres candidatos con perfiles claramente marcados, el voto se puede dividir en tres porciones. Pero también es probable que algunos del segundo grupo migren a la opción de centro y conciliador para buscar la segunda vuelta y derrotar a Morales. En cambio, el primer grupo no migrará hacia ninguna opción que no sea su candidato. Retomando la teoría mirista se puede producir un “triple empate”, lo que significaría una segunda vuelta entre los dos primeros. Salvo que Morales reconquiste corazones con acciones y procedimientos democráticos, más que con satélites y teleféricos.

En caso de que haya solamente dos candidatos con opciones reales (porque habrá candidatos para la estadística) puede ser que gane el MAS con buena diferencia porque muchos electores de ese 40% votará por esa opción a pesar de Morales para evitar el retorno de la derecha a Palacio. Pero también es posible que opte por el otro candidato para frenar inconstitucionalidades, arbitrariedades, oscuridad e ineficiencia del MAS en la administración del Estado.

Los masistas están seguros de tener a la mayoría del electorado. No se dan cuenta que hay una especie de espiral del silencio entre ese 40%, que no cree que Evo sea imprescindible. Hay gente que piensa, cualquiera menos él, como el 2005, cuando dijo cualquier, menos los tradicionales.

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