PUEBLO URU MURATO
Título: 

‘No tenemos agua, alimento, casi ni territorio, pero no pedimos limosna’

AGENCIA DE NOTICIAS AMBIENTALES

Esta semana, en una visita a la comunidad Puñaca Tinta María del pueblo Uru Murato, situada en el municipio de Poopó y a cincuenta minutos de la ciudad de Oruro, fue posible comprobar la extrema pobreza en la que vive sumida esta comunidad afectada por una sequía extrema, la desecación de los lagos Poopó y Uru Uru, la contaminación minera que afecta sus pozos de agua, el escaso y pobre territorio que poseen, así como  el olvido y afectación por parte de las autoridades.

Así es, son alrededor de veinticinco familias que aún viven en la comunidad haciendo enormes esfuerzos para subsistir, pues si bien los Uru Murato se consideran como la primera nación en el mundo andino, frente a la carencia extrema y a objeto de seguir adelante, desarrollan emprendimientos que se traducen en turismo, hechura de artesanías y elaboración de sal, pero la alcaldía de Oruro ni siquiera les permite vender sus productos y los comunarios claman por un espacio en La Paz para ello.

Los lagos Poopó y Uru Uru, donde ellos vivían en islotes, hoy están casi totalmente secos, solo queda un paraje desértico y ventoso. Y es que obtenían su alimento de las aguas: la pesca, la caza de algunas aves, la totora…pero…pero hoy no queda nada más que la aridez y las ansias de un día volver a vivir en ese entorno, pues los urus son un pueblo que viene del agua, convive con el agua, ése es su hábitat.


Les cortaron el suministro de agua potable (Foto V. Ledezma)

Inclusive les cortaron el servicio de agua potable que poseían para su consumo y que les fue dotado por el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) con tanque, ductos e instalaciones que proveían a casas y viveros de la comunidad, ello, -según indicaron los comunarios-, debido a algunos trabajos de alcantarillado y otros que comenzó a realizar el municipio de Poopó a comienzos de este año, pero hasta hoy, el vital suministro no les fue repuesto.

A eso se añade que tampoco poseen instalaciones de luz eléctrica que les brinden la energía regularmente, ni siquiera para el museo en el que exponen sus artesanías y medicinas naturales. De igual manera no existe un transporte regular a la comunidad desde la ciudad de Oruro, pues si bien se puede viajar por carretera desde allí hasta Poopó en minibús, luego hay un desvío hacia un largo camino de tierra hasta la comunidad que, en caso de no contar con movilidad propia, hay que recorrerlo a pie.

Contaminación minera y marginamiento, pero no se rinden


A pocos metros de la comunidad se encuentran las instalaciones del ingenio minero Tihuanaco. (Foto V. Ledezma)

Erasmo Zuna, alcalde comunal, autoridad máxima de la comunidad Uru- Murato Puñaca Tinta María, afirmó sentirse orgulloso de su pueblo que, pese a las adversidades, continúa dando batalla por la subsistencia digna. A tiempo de manifestar su profundo agradecimiento por la visita a la comunidad de estudiantes universitarios y la prensa, la autoridad se refirió emocionado al carácter de su nación.

“Pero, aunque discriminado somos capaz. Hermanos, yo les digo jamás no han visto a un uru que está pidiendo en su sombrero limosna en la calle. Los “kankas” piden todavía, pero nosotros sabemos trabajar, hacer nuestras artesanías, aunque Bs 50, aunque Bs 2.00, aquí, Bs 3.00 mantenemos, por eso nosotros nos sentimos orgullosos, orgullosos ¿por qué? … por saber trabajar, sudado la frente, señores, señoras, huahuas, todos”.

Con nostalgia, Zuna rememoró también los tiempos en los que el lago Poopó estaba rebosante de agua y vida. “Sí, más antes, me acuerdo de mis abuelos que contaban, en la historia siempre parte de Puno, Perú, del lago Titicaca, entonces al recorrer por el río Desaguadero llega hasta el lago Poopó, más antes era pues lleno de agua, pero hoy en día se ha secado y por los cambios climáticos también, la contaminación minera.”


Un bote hoy en desuso, es que la contaminación minera además de polucionar el agua del lago corrompe los pozos de agua de la comunidad. (Foto V. Ledezma)

“La contaminación minera, el residuo y la lama que sale de la mina, llega pues directamente al lago Poopó. Y también no solamente ello ha contribuido a secar el lago, la contaminación todo ha llevado, ha hecho secar, ha eliminado todo lo que ha visto en el paso, por el río más que todo, los totorales, las aves mismas, ahora mismo las aves están desaparecidas, ya no existen aves”, lamentó la autoridad comunal.

Empresas mineras como la prácticamente hoy inactiva mina Bolívar y el ingenio Tihuanaco, provocaron que sus desechos contaminen las aguas del ahora extinto lago Poopó, pero actualmente la contaminación continúa afectando a los pozos de agua de los que se surten los comunarios de ese sector.

Porque no sé si han escuchado, pero el pozo del que sacan agua ya tiene altas cantidades de plomo y arsénico, no tienen territorios para sembrar, no pueden salir del territorio porque les van a avasallar, no tienen agua potable, no tienen recursos…”, se refirió Sarah Aliaga, la videoproductora que trabaja en apoyo de esa nación indígena.

Dejen que vendamos nuestras artesanías en las ciudades


Una artista de la comunidad enseñando un lienzo con representaciones de su anterior forma de vida en el lago. (Foto V. Ledezma)

Una señora, miembro de la comunidad también hizo oír su voz:

“Antes vivíamos del lago, ahí tenía de nosotros, eso era papá-mamá, ahora nos encontramos huérfanos y nuestros nietos cómo sufren, cómo están ahorita también, por eso los departamentales, nacionales no nos acuerda de nosotros, por eso es que somos humildes. A veces cuando vamos a Oruro con artesanías nos levantan los agentes, «a otro lado, a otro lado» …”

En ese sentido expresó su ferviente deseo y el de toda la comunidad que las autoridades les permitan habilitar un espacio en la ciudad de La Paz en el que ellas puedan vender sus productos, esas artesanías suyas que reflejan su manera de vivir, las medicinas naturales con las que cuentan, las chozas de totora que solían habitar cuando aún estaba el lago.

Hermanos, hermanas, en este momento me pueden apoyar a un puesto seguro, ahí podemos ir a turnarnos a dos señoras, dos señoras, no hay venta en Oruro. En La Paz puede haber, la gente nos trata bien, ahí yo quisiera un puestito que me apoyen para vender, yo quisiera eso hermanos, bienvenidos, el Dios les va ayudar”.


Exposición de artesanías de la comunidad (Foto V. Ledezma)

Ya en una exposición fotográfica desarrollada bajo un tinglado de la comunidad, María Choque, una artista de Tinta María presentó una pintura en lienzo que ella hizo y que reflejaba diferentes facetas de la vida de la comunidad, aunque claro, muy conmovida no pudo evitar la nostalgia y la añoranza por el lago que se fue.

“Gracias, hermanos, que han venido. Antes vivíamos más bien, en el lago teníamos todo aquí, no es una historia, esto yo he hecho con mis manos, aquí tenemos pescado, así cazábamos, aquí estamos caminando: marido, mujer…familiar…no sé si falta todavía; éste es el lago Poopó, este es nuestro kullake, aquí vivíamos la isla, nuestras casas (…) nuestros hijos están, mirá…”

Cerro sagrado


El cerro donde la comunidad realiza rituales se encuentra a una hora de distancia del lugar (Foto V. Ledezma)

Cuando llegamos al lugar, cuyo responsable de turismo es el comunario Abdón Choque, de repente sentimos una sensación extraña que nos avisaba que por el sector existía algo más que un lago árido, seco y ventoso.

Había imponentes formaciones geológicas que se destacaban en los cerros y acantilados circundantes, también existían enormes cactus, semejantes a la famosa puya Raimondi que florece cada cien años. El lugar nos retrotrajo a espacios como Tihuanaco o el volcán Tunupa y sus alrededores, llenos de ruinas y misterios.

A una hora hacia el sur del asentamiento de la comunidad, según narran los comunarios, se encuentra un sitio donde efectúan ceremonias, se trata del cerro Jutuntilla, un cerro considerado sagrado por los comunarios adonde suelen dirigirse periódicamente para realizar rituales pidiendo que vuelva el lago. Sin embargo, comentarios de los uru – murato dejaron entrever que en el lugar existen ruinas arqueológicas.


Acantilados rocosos y enormes cactus forman parte de los atractivos del lugar (Foto V. Ledezma)

“…hay ruinas en el sector del lago, más allá todavía, hay un cerro que nosotros llamamos “Jututilla”, justamente aquí está en la fotografía, siempre de ahí nosotros pedimos, es como un dios para nosotros ese cerro, y pedimos para que vuelva el lago también. Mis abuelos decían «de diez años va volver», seguimos esos usos y costumbres nosotros como movimientos, también como autoridades.”, se refirió el alcalde Erasmo Zuna.

De igual manera, otro comunario conversó con nosotros sobre el particular como invitándonos a ir, “el cerro Jututilla es un cerro sagrado en el cual nuestros abuelos llegaban ahí y también, de acuerdo a la historia ahí están enterradas varias toneladas de oro, dicen…(…)…entonces ahí vamos a dar ceremonia también, el acto ritual que hacemos, la licencia para que pueda llover, entonces eso es el cerro sagrado.

Lengua única y un emprendimiento

“El nombre de nuestro idioma es “chholo”, de los hermanos de Chipaya es “Puquina” y el de los hermanos de Iruhito es “Uchumataco”, esos son los nombres de los idiomas, pero es la misma lengua”, refirió el comunario Pablo Flores, “… dentro de esa nación originaria uru estamos con Chipaya, cuatro ayllus, el lago Poopó, tres, Iruhito son ocho”.


Sal yodada Uru, otro emprendimiento de la comunidad (Foto V. Ledezma)

No dejó de impresionar otro emprendimiento que ejecuta la comunidad, se trata de la elaboración de sal, de sal yodada tanto para mesa como para parrilla. Ellos anteriormente elaboraban el producto con una máquina que les fue retirada, pues su costo era de alrededor de Bs 20 mil y los comunarios no pudieron terminar de pagarla ni recibieron ayuda para ello.

“En esta comunidad tengo 74 años y este que estamos viendo es sal yodada fina es emprendimiento para el pueblo uru Puñaca Tinta María, no es para beneficio personal, sino para mi pueblo, aquí estamos trabajando. Tenemos una organización de “Sal Yodada Uru” de mesa”, comentó uno de los comunarios responsables del emprendimiento a tiempo de enseñar el producto, los depósitos y las instalaciones.

“Estamos elaborando, estamos produciendo sal yodada fina y muchas cosas más, para su vivienda, para su conocimiento y ésta también es fina, de mesa, también vamos a hacer de parrilla, tal vez vamos a hacer también de cocina, yo conozco cuatro variedades”.

Del agua vengo


Artistas, estudiantes, comunarios y periodistas preparándose para presenciar el cortometraje documental (Foto V. Ledezma)

Pero cabe resaltar que nuestra visita, tanto la de periodistas como de estudiantes universitarios en un transporte facilitado por una entidad de extensión de la UMSA, fue posible gracias a la iniciativa de activistas ambientales y Sarah Aliaga, comunicadora que produjo un cortometraje relativo a la cotidianeidad de esa comunidad uru-murato, quien se caracteriza por trabajar con pueblos indígenas que sufren de carencias, como en este caso, el agua.

“Ya vengo realizando muchos años temáticas en torno al agua. para prensa internacional, entonces por una asignación, llegué a hacer una historia del lago Poopó. Ahí fui conociendo, adentrándome un poco más sobre la historia, la lucha, resistencia y resiliencia de los pueblos que viven en el entorno al extinto lago Poopó y ahí es donde averiguando previamente me encontré con los hermanos uru-muratos y a través de una idea conjunta también nació este proyecto audiovisual, cortometraje y exposición fotográfica”.

Y efectivamente, la artista visual y fotoperiodista boliviana que encabezó la iniciativa del cortometraje y el documental, denominó al trabajo videográfico “URUS, del Agua vengo” que narra el día a día de esta nación con más de 3 mil años de antigüedad, considerados como C’hatz q´hotzoñi, es decir “hombres del agua”. (VLM)