RELATO
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Una llamada de ocho segundos los salvó; rescatan a tres hombres y un niño que se habían perdido entre Beni y Pando

Por Radio Patujú

Una llamada de ocho segundos salvó la vida de José Alejandro Coelho Arab, la de su pequeño hijo y la de otros dos amigos con quienes había salido a pescar en el norte de Bolivia.

El niño de siete años de edad y los tres hombres fueron rescatados dos días después de haber incursionado en las aguas circundantes al arroyo Florida y la exuberante vegetación de la zona, entre los departamentos de Beni y Pando.

“Gracias a Dios hemos llegado sanos y salvos a casa”, dijo Coelho, pese a que amaneció este viernes con fiebre y con parte del cuerpo hinchado, por la picadura de petos que sufrió durante su travesía. Su hijo también amaneció con fiebre, pero sin mayores problemas de salud.

“Nos fuimos para el arroyo Florida, donde siempre vamos a pescar. Nos perdimos por un brazo del arroyo. No pudimos salir, el GPS no me funcionaba bien. Nos cogió la noche allá adentro, nos desesperamos por salir. Así que decidimos parar de andar porque era sólo agua, agua, agua y estábamos en el bote nomás. Pasamos toda la noche tratando de buscar altura”, dijo.

Tras una noche en el agua, encontraron una altura y ahí Alejandro pudo hacer una llamada de auxilio que duró apenas ocho segundos.

“Hicimos una llamada de unos ocho segundos y otra vez se fue la señal. Logramos decir el lugar más o menos donde estábamos, pero no exactamente”, contó.

La información llegó a Guayaramerín, donde pudieron triangular la llamada. Con las coordenadas en mano, el padre de Alejandro, Juan Carlos, y su médico amigo zarparon la madrugada del jueves en deslizador en búsqueda de los desaparecidos.

La oscuridad de la noche, el calor del sol en el día, el acecho de los animales salvajes y con una bolsa de pan como alimento, el único temor de Alejandro era la seguridad de su hijo.

“Él me decía: papá quiero chocolate con leche. Yo le decía: Mi hijito ya vamos a salir de aquí, paciencia. Él entiende. No es la primera vez que él va a pescar conmigo. Siempre lo llevamos, yo, su abuelo, mi padre. Somos pescadores desde pequeños, pero desgraciadamente, hoy, nos pasó esta tragedia con suerte, sí”, indicó.   

Fue su padre quien llegó primero a la zona de búsqueda, pero le seguía un gran número de botes que habían zarpado con amigos, comunarios y otros pescadores que no dudaron en ayudar, y con quienes Alejandro estará eternamente agradecido.