PIDEN MODIFICAR LA LEY 1173
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Feminicidio: el encadenado suplicio de una mujer en busca de justicia

Foto: Fundación Voces Libres.

El día en que Bolivia se celebra al amor, él descargó su inseguridad, sus celos y su machismo 34 veces contra el joven cuerpo de ella. 

Fueron 34 puñaladas que acabaron con los sueños, las ilusiones y las metas de una estudiante de ingeniería de primer semestre que solo tenía 18 años.

Desde de ese día comenzaron las pesadillas interminables y el suplicio de Sonia Galindo, la madre soltera de la joven Lilian Dayana Galindo, a quien Rodolfo Delgado Inca le arrebató la vida el día de la primavera de 2016, en la ciudad del valle de Cochabamba.

Debido al machismo y prejuicios imperantes en Bolivia, la cantidad de mujeres que  estudian áreas de ingeniería y áreas afines, no son la mayoría. Mucho menos en Ingeniería Civil, una carrera que ha sido habitual y erróneamente considerada “para varones”. Pero Dayana fue una de esas pocas mujeres que decidió cursar dicha carrera. 

Ella acababa de iniciar su vida universitaria. No obstante, al ser acosada por Rodolfo, -quien no entendía que la relación había terminado, por sus celos obsesivos y su violencia-, tomó una decisión arriesgada y valiente: cambiarse de universidad para que él ya no la intimidara, ni intentara violentarla.

Lamentablemente, aquello no fue suficiente para evitar su muerte. Ese 21 de septiembre, el asesino se interpuso en su camino y la raptó, obligándola por la fuerza a ingresar a un cuarto que él había alquilado y preparado para su macabro crimen. 

Después el martirio de Dayana, el crimen. Después, el dolor y el suplicio que comenzaba para doña Sonia, la madre. Fue otra mujer de la familia, la prima de Dayana, quien preocupada por su ausencia, tuvo la intuición de ir a buscarla y casualmente se cruzó con Rodolfo cuando él salía huyendo del edificio. 

Evidentemente, cuando la prima llegó hasta el cuarto, ya era demasiado tarde. Encontró el cuerpo de Dayana sobre la cama: ya sin aliento, ya sin sangre, ya sin vida.

El proceso judicial fue doloroso para Sonia. La familia de Rodolfo, aprovechando su mejor situación económica y la aparente vulnerabilidad de Sonia -una mujer de pollera, madre sola de limitados recursos y con varios hijos- usó todas las chicanerías y recursos a su alcance para dilatar el proceso y el juzgamiento del feminicida. 

- Toda clase de chicanería han hecho, porque su papá es de tener, relata Sonia.

Los defensores del criminal urdieron un bombardeo de artimañas judiciales y, de ese modo, consiguieron anular 9 pruebas, dos evidencias y 6 pericias de al menos  80 presentadas por el Ministerio Público. Sin embargo, fueron las pruebas judicializadas las que de manera contundentes demostraron la autoría de Rodolfo en el crimen. 

Mercedes Cortez, jurista de la Fundación Voces Libres, señaló que Rodolfo Delgado nunca cooperó con la investigación. Se negó a someterse a pruebas de ADN y que “misteriosamente” se “perdieron” los datos del celular de la víctima en la Policía. 

- Lo más complicado son los investigadores que tanto hacer tardar, no tienen tiempo, si no les das plata no van a hacer su trabajo, denuncia Sonia.

Por eso es que Sonia Galindo tuvo que atravesar por un vía crucis para que, más de un año después, el victimario, Rodolfo Delgado, en octubre de  2017, fuera condenado a 30 años de presidio en la cárcel cochabambina de El Abra.

- Este es un calvario, grave había sido, aún lamenta Sonia. 

El día de la sentencia, Sonia, la madre que perdió a su hija por culpa de la violencia machista, tuvo una mezcla de sentimientos de impotencia y de rabia: intentó reclamar, increpar al asesino...pero no pudo más; exhausta de tanto batallar, se descompensó en el juzgado. Por momentos, algunos creyeron que había perdido la vida, justo cuando por fin había obtenido la justicia por su hija. 

Sonia, afortunadamente solo se había descompensando. Pero sus padecimientos no iban a terminar allí. Su lucha por justicia estaba lejos de terminar con la sentencia del asesino. Después de la condena de Rodolfo hubo muchos riesgos de que el crimen de Dayana quede impune. 

Cuando el gobierno de ese entonces, promulgó la Ley 1173, Rodolfo encontró la oportunidad de salir libre puesto que su sentencia aún no había sido ejecutoriada.  La norma, conocida como Ley de Abreviación Procesal Penal, con el fin de evitar la mora procesal y la saturación de los centros de detención, permite, de acuerdo a la Fundación Voces Libres, que algunos feminicidas, violadores, agresores, criminales y otras puedan recuperar su libertad y fugarse sin pagar por sus delitos.

- La ley es a favor de los violadores, de los asesinos, ladrones, no a favor de la víctima, señala Sonia.

Paradójicamente, la segunda parte del nombre de la cuestionada ley afirma que la disposición coadyuva al “fortalecimiento de la lucha integral contra la violencia a niñas, niños, adolescentes y mujeres”.

Aprovechando la proverbial mora o retardación procesal de la justicia boliviana -su sentencia aun no fue ejecutoriada por las autoridades del Tribunal Supremo de Justicia en Sucre- Delgado intentó e intenta hasta hoy, salir libre.

- Anulación de juicio oral ha pedido, cesación, se queja Sonia.

Viajes, vigilias, plantones, huelgas de hambre: Sonia fue una de las mujeres que en enero de 2020 viajó hasta La Paz y suplicó llorando a otra mujer, la presidenta de la Cámara de Senadores, Eva Copa, para que se modifique la ley 1173.

En aquella ocasión, otra de las mujeres, también víctima de violencia y amenazada de feminicidio, se arrodilló por varios minutos ante la autoridad legislativa, hasta lograr conmoverla y comprometerse a modificar la norma.   

No obstante, hasta inicios de marzo de 2020, la norma no ha sido modificada; por ello, existe el riesgo permanente de que el feminicida no cumpla su condena debido a la debilidad institucional del sistema judicial boliviano. 

Sonia, nuevamente sintiéndose impotente y desesperada ante la posibilidad de que el asesino de su hija no cumpla el castigo que dicta la ley y la justicia, se vio obligada a recurrir a medidas de presión extremas. 

Esta vez, tuvo que encadenarse a las puertas del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba. Solo así logró evitar una vez más la injusticia de la justicia boliviana. Pero su suplicio no ha terminado.
Sonia teme que debido a las contradicciones en que han caído las autoridades judiciales, en las últimas semanas, el crimen de su hija quede impune y le den la libertad al asesino. Sonia vuelve a exigir a la

Asamblea Legislativa que, de una vez por todas, se modifique la Ley 1173. Sonia vuelve a clamar a las autoridades judiciales y legislativas:

- Por favor ayúdenme, con esta ley nos van a matar a todos y va salir libre el asesino de mi hija. ¡Dónde está la justicia, dónde está!


Si usted sufre de algún tipo de violencia o conoce de algún caso, puede comunicarse con la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) al teléfono gratuito 800-14-0348

Si desea más información, a continuación, están los teléfonos de unidades regionales de la FELCV y SLIMS (Fuente: Ministerio de Justicia)