Por Fernando Huanacuni Mamani - Ex Canciller de Bolivia
Mientras occidente invierte 9.100 millones de dólares (casi 8.000 millones de euros), según Federación Nacional de Minoristas y la consultora Prosper Insights & Analytics, para convertir a la muerte y al terror en disfraces para Halloween; los pueblos ancestrales, como cada 1º y 2 de noviembre, celebramos el encuentro con los seres que nos han antecedido en esta vida, aquellos que partieron al Wiñay Pacha, ese lugar eterno de donde venimos y a donde regresamos.
Para las culturas milenarias el concepto de “muerte”no esta relacionado con el fin de una etapa o algo trágico, sino que esta relacionado a la transición de la vida eterna, porque la vida es un viaje sagrado.
En estos días de ceremonia se tiende un puente entre lo visible y lo invisible, para rencontrarnos con nuestros seres queridos, a quienes recibimos con alimentos, bebidas, flores, velas, incienso; porque tenemos esa posibilidad de comunicarnos con ellos.
No se trata solamente de hacer un acto más, sino que se trata de comprender, consolidar y acompañar el camino que han tejido los ancestros; ese camino que en Tiempos de Cambio, Pachakuti, remueve las tierras del Abya Yala y fortalece las identidad cultural que es la conexión con nuestras raíces milenarias y con la Cultura de la Vida.
Este es un nuevo tiempo en el que debemos abrir nuestro corazón, para que los mensajes de los abuelos y abuelas fluyan y restablezcan los lazos con la fuerza ancestral:La primera fuerza es nuestra identidad cultural, que nos permitirá recuperar el equilibrio, y la segunda fuerza es honrar a los ancestros para caminar en la senda de la sabiduría de la experiencia generacional; en aymara decimos: Suma Qamaña, Vivir Bien.