Vivir Sabroso

Por Adalid Contreras Baspineiro - Sociólogo y comunicólogo boliviano. Director de la Fundación Latinoamericana Communicare

Una ovación, festiva, inundó el local repleto de canto a canto, cuando Francia Márquez, candidata a vicepresidente por el Pacto Histórico, expresó que el camino de Colombia es construir un crecimiento económico que sea ecológica y socialmente sostenible para “Vivir Sabroso”. La ovación fue la expresión-ilusión de la conversión de la utopía de la paz, de un mundo sin contaminación, de la inclusión ciudadana y de la lucha contra la pobreza en destino y camino posibles.

Este sentimiento refleja un país donde el 67% de su población afirma que las cosas no están bien, en referencia a un modelo de crecimiento que se considera agotado. En este contexto, tenso, Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico lidera la intención de voto para las elecciones del 29 de mayo con el 43,6%, un 16,9% por encima de su más cercano contendiente, el candidato oficialista Federico Fico Gutiérrez, de Creemos Colombia, quien contaría con el 27,7%.Los partidos del centro tienen escaso reconocimiento, Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción sería tercero con el 13,9%, mientras que Sergio Fajardo, con la Alianza Social Independiente, sería cuarto con el 6%.Con estos porcentajes es previsible un balotaje de cerrada disputa entre dos proyectos de un país polarizado, con la posibilidad que, por primera vez en la historia democrática de Colombia, un candidato de izquierda pudiera ser presidente.

¿Por qué el Vivir Sabroso emerge como una alternativa esperanzadora? Una razón de fondo es que disputa los sentidos comunes en la vida cotidiana, enraizándose con los imaginarios y narrativas ciudadanas. En este camino recoge la vocación pacifista que por generaciones se ha ido labrando Colombia, intentando todas las fórmulas imaginables para alcanzar la anhelada paz, reavivando el sueño de futuros sin guerra y con justicia. El Vivir Sabroso es en su esencia vivir la vida seguros, sintiéndose plenos emocionalmente, caminando tranquilos en la calle, rumbo al trabajo, a la escuela, a todas partes, viviendo el país desde los movimientos de reparación y de dignificación, así como desde las luchas feministas, ambientalistas, por el territorio, el empleo, la equidad, atreviéndose a salir de la cultura del miedo y alentando convivencias en confianza y con respeto a los otros y las otredades.

El Vivir Sabroso aparece como una propuesta radical de desarrollo sostenible para la superación resiliente del antropocentrismo característico de sociedades donde el individualismo, el extractivismo, la depredación de la naturaleza, la expansión agropecuaria con quema de bosques, la acumulación desmedida, el desperdicio de energía, la contaminación de los ríos y el enriquecimiento sin límites de pocos a costa del hambre de muchos, hacen de la vida un mundo en extinción. El cambio se figura en los imaginarios de un mundo vivible y una economía que alcance para todos.

Otra manifestación de entronque entre las aspiraciones ciudadanas y el Vivir Sabroso, es su propósito de humanizar la humanidad. Francia Márquez plantea la necesidad de transformar el régimen estético dignificando y resaltando el rostro negro, la mujer negra y la herencia africana, y de los pueblos indígenas, de “los nadie”, sin discriminación ni por origen, sexo, raza, opinión, creencia, edad o cultura. En esta línea, Vivir Sabroso se plantea como la ampliación de los derechos, la superación de la exclusión social y política enfrentando las causas de la pobreza, y el combate a la corrupción, el narcotráfico y el asesinato de líderes sociales.

Cuando a los ciudadanos se les pregunta qué es el Vivir Sabroso, dicen que es poder echarle algo a la olla todos los días, así como tener conectividad, una casa, un pueblo, una ciudad y un país habitables, viviendo colaborativamente para el cuidado de la vida humana, de los territorios, de la naturaleza y del patrimonio cultural. Coinciden en afirmar que es la sociedad que se merecen para vivir entre hermanos, entre todos, superando la lógica amigos – enemigos. Vivir Sabroso, dicen, es corazonar la solidaridad, trabajando en comunidad con espíritu sentipensante para un equilibrio entre temperaturas (naturaleza y ecosistemas diversos), fuerzas (individuos, sociedad y organización social), divinidades (cosmos y espiritualidad) y distancias (encuentros y territorios)

El Vivir Sabroso es hermano carnal del Vivir Bien o Buen Vivir. Su origen está en la diáspora de resistencia de los pueblos afrodescendientes que habitan las costas del pacífico colombiano y cuya identidad se forja en la construcción de la vida y de la dignidad enfrentado la dominación, la esclavitud y la exclusión en sucesivos procesos históricos. Es la relación simbiótica del futuro soñado con las construcciones cimarronas de formas de vida colaborativa asumida como un proceso combinado de salud, educación, alimentación, paz, participación, parentesco social, cuidado de la naturaleza, espiritualidad, agua y expresión de sus voces, sus artes, su cultura.
Un cambio está en camino anunciando la posibilidad de una vida buena con armonía individual, social y con la naturaleza. Y para que esto sea posible, se tiene que saber trabajar otra armonía, entre el discurso y la práctica, entre la ilusión y la certeza, que conviertan los imaginarios en realidades: el imprescindible equilibrio entre el campo social ciudadano y el campo político estatal, generando políticas y prácticas que hagan vivible el Vivir Sabroso.