Solitud de biotecnología es solo para transgénicos HB4

Por Manuel Morales Alvare

De manera recurrente productores agropecuarios vienen solicitando al gobierno la aprobación de nuevos eventos de semillas transgénicas bajo el discurso de “biotecnología”, corresponde aclarar ¿en qué consiste esta demanda? 

En Bolivia la única autorización de siembra de un evento transgénico data del año 2005 y se refiere a la Soya tolerante al herbicida Glifosato o Roundup  conocida con el nombre de “Soya RR  (evento 40-3-2)” aprobado durante el Gobierno de Eduardo Rodríguez Veltzé al elevarse a rango de Decreto Supremo la Resolución Multiministerial Nº 1 de fecha 7 de abril de 2005, emitida por los Ministros de Desarrollo Sostenible, Asuntos Campesinos y Agropecuarios, Salud y Deportes y, Desarrollo Económico (Decreto Supremo N° 28225 de 1 de julio de 2005).

Fue una aprobación del Comité Nacional de Bioseguridad sin el rigor de la evaluación y los procedimientos de bioseguridad establecidos en el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, centrado concretamente en los movimientos transfronterizos, destinados a proteger la diversidad biológica frente a los riesgos potenciales que presentan los organismos genéticamente modificados que resultan de la aplicación de la biotecnología (Ley Nº 2274, Ley de 22 de noviembre de 2001). 

Desde el 2005 hasta el 2024 han transcurrido 19 años, donde el evento de Soya RR es el único aprobado mediante una norma y se han rechazado las solicitudes reiteradas de aprobar nuevos eventos de soya transgénica, denominada “Intacta” y “HB4”. A esta solicitud también se han sumado los pedidos de introducir el peligroso trigo HB4, todas ellas bajo la consigna de “biotecnología”.

Durante el último año del gobierno de Evo Morales se hizo el esfuerzo de aprobar Decretos Supremos de “evaluación abreviada”, así también durante el gobierno de Jeanine Añez que fracasaron frente a la presión que hicimos desde diferentes acciones ciudadanas. 

El 25 de septiembre de 2020 junto a pueblos indígenas y organizaciones ecologistas, ambientalistas y ciudadanos presentamos una Acción Popular en la Sala Constitucional Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz contra las autoridades del Órgano Ejecutivo por el Decreto 4232/2020:  “De manera excepcional se autoriza al Comité Nacional de Bioseguridad establecer procedimientos abreviados para la evaluación del maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya, genéticamente modificados en sus diferentes eventos, destinados al abastecimiento del consumo interno y comercialización externa” y el Decreto 4238/2020: (Modifica en Decreto 4232/20 del 7 de mayo de 2020) “en un plazo de hasta cuarenta (40) días calendario computable a partir de la publicación del mismo, el Comité Nacional de Bioseguridad, deberá aprobar los procedimientos abreviados”.

En otras palabras  hubo resistencias y acciones judiciales contra los intentos de introducir ilegalmente nuevos eventos transgénicos, llamados “biotecnología”.

Según los sectores que demanda biotecnología, en este caso transgénicos HB4, sus argumentos demandan mejorar rendimientos, pero la realidad boliviana los desmiente. En el caso de la soya, en el periodo de producción de “verano” desde el año 1971 al año 2023, el rendimiento promedio es de 1,9 toneladas por hectárea. La soya transgénica no ha levantado dicho rendimiento. En las campañas de invierno, desde el año 1984 al 2023, el rendimiento promedio es 1,8 toneladas por hectárea.

La verdad es que la producción de soya presenta pérdidas significativas debido a la sequía y la falta de lluvias, por ello demanda una soya “con tolerancia a la sequía”, sin embargo esta soya no existe, porque de lo que se trata es de introducir un herbicida de mayor potencia que el glifosato, en este caso se trata del glufosinato de amonio un nuevo agrotóxico.

Los promotores de los transgénicos HB4 tolerantes al glufosinato de amonio mienten a la opinión pública y buscan presionar al gobierno para su aprobación sin la adecuada evaluación de acuerdo a las normas bolivianas en vigencia.

Veamos los engaños y falacias productivas de los transgénicos HB4:

•    No es verdad que haya una tecnología de “tolerancia a la sequía”, las ventajas no son reales y las consecuencias negativas sí.
•    Los creadores del transgénico difunden el engaño de que el gen introducido hace que la planta no responda fisiológicamente a las señales de sequía y siga creciendo.
•    Por su naturaleza, este gen logra hackear el software de las plantas evitando la respuesta habitual a la sequía y manteniendo el crecimiento durante algunos días adicionales. Este mecanismo contraintuitivo se ve perfeccionado por un nulo impacto en el rendimiento bajo condiciones de crecimiento no limitante.
•    Las semillas HB4 pueden entenderse como miopes: la tecnología no obstruye la capacidad de las plantas de soja y trigo para detectar las sequías, pero impide su reacción natural, que sería detener la producción de cultivos y redirigir su energía hacia la supervivencia. Por lo tanto, las plantas se vuelven 'miopes' a las sequías (https://agenciatierraviva.com.ar/la-mentira-productiva-del-trigo-transge...).

Las fuentes consultadas en países vecinos, como la Argentina y el Brasil establecen que los transgénicos supuestamente resistente al transgénico HB4 no logran mejores rendimientos.

En consecuencia, el gobierno actual no puede aprobar este tipo de biotecnología de la estafa y la picardía.

4 de agosto de 2024