Revisar la línea productiva de alimentos y reorganizar las fuerzas agropecuarias

Manuel Morales Alvarez

En nuestro país, los ingresos familiares provienen de un salario o de las actividades por cuenta propia que realizan las familias dedicadas al comercio, la producción de bienes y servicios. Seguramente existen segmentos con otro tipo de ingresos, que responden a grupos más pequeños.

El incremento de los precios de los alimentos es el golpe permanente y directo a la alimentación familiar, porque genera un mayor gasto que debe ser cubierto prescindiendo de otros productos o servicios, o alternativamente, destinar menos recursos a la provisión de carnes, lácteos, panes, verduras, frutas, huevos, tubérculos, productos elaborados, etc.

Para el gobierno su meta es que el mercado interno este provisionado de productos, en este caso alimentos, sin importar la calidad de los mismos; y si bien ha buscado la estabilidad monetaria de los mismos, este 2024, no lo ha logrado, debido a que la variable precio esta descontrolada y a merced de los productores, intermediarios, vendedores finales y de los contrabandistas que llevan las mercaderías a los países vecinos por los mejores precios que guardan relación con la depreciación de la moneda boliviana devaluada por el gobierno de Luis Arce en el mercado paralelo de los cambistas y las casas de cambio, que de manera clara y enfática, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero ASFI ha decidió NO REGULAR, ergo, estamos frente a la libertad de la oferta y la demanda.

En consecuencia, la estabilidad que era un atributo del programa económico del gobierno, hace bastante tiempo que no existe y en consecuencia, son los recursos económicos de las familias los que están pagando los platos rotos.

En el caso del sector asalariado, los ingresos familiares están reasignándose de acuerdo a las necesidades y posibilidades, siempre en desmedro de la calidad de los alimentos. El sector por cuenta propia, al tener ingresos variables, no fijos, debe incrementar sus ventas y sus precios para generar nuevos ingresos y lo están haciendo al subir todos los productos y servicios, con lo cual generan dinero que no tiene el mismo valor de compra. Así, 100 bolivianos alcanza para muy pocas cosas.

Las llamadas cadenas productivas, han incrementado sus precios, tanto en el segmento de la producción, los vendedores mayoristas y los vendedores minoristas, con lo cual se está afectando a los hogares familiares.

La situación tiende a profundizarse los siguientes meses debido a la devaluación de la moneda boliviana respecto a las monedas vecinas y el dólar; la escases de dólares para las importaciones; el impacto que ha tenido la escases del diésel en determinados sectores agrícolas y por la caída real en la producción de trigo, soya, maíz que ha tenido el peor de sus años, este 2024 y que puede proyectarse de igual manera para el 2025.

Los ciudadanos no contamos con organizaciones que defiendan su derecho a la alimentación, que protejan sus intereses como consumidores, situación que debe ser enmendada a la brevedad posible.

La ciudanía debe exigir a las autoridades y al sector productor de alimentos una agenda para proteger la producción de alimentos de calidad a precio estable.

Si hay inflación de alimentos, los incrementos salariales retrasados no solucionan el problema y el incremento de precios generalizado que realizan los comerciantes y proveedores de productos y servicios generan una espiral de crecimiento de los precios que atenta a la calidad de vida de los ciudadanos. Estamos frente a un escenario que debe ser abordado con la mayor eficiencia posible.

En cuanto al gobierno, la inauguración de plantas de aceite estatal o la crianza de pollos en granjas estatales no solucionan los problemas.

En cuanto al sector empresarial productivo sus demandas de introducir maíz transgénico van a generar niveles de contaminación de los cuales no se hacen responsables, ni ellos ni el Estado, siendo que Bolivia es generador de 77 variedades de maíces, somos centro de origen y diversidad del maíz que debe ser protegido.

El discurso que con la “biotecnología” transgénica se resolvería el tema de la producción bajo condiciones de estrés hídrico, es decir sequías, no se ha cumplido en las anteriores cosechas y los rendimientos de soya y otros productos no dejan de caer.

Tal vez es el momento de revisar toda la línea productiva de alimentos y reorganizar las fuerzas agropecuarias que operan el país, para generar alimentos variados, sanos y de calidad para el bien de nuestra población.

30 de diciembre de 2024