Por Fernando Huanacuni Mamani - Ex Canciller de Bolivia
El 26 de febrero de 2020, Sudamérica reportó el primer caso positivo de COVID-19. Desde esa fecha ya nada volvería a ser como antes. Mientras la región libraba su cruzada contra el coronavirus, la economía mundial se desmoronaba y la crisis de vida se profundizaba.
Hasta la fecha, en el mundo, se estima que más de 2,5 millones de personas fallecieron a causa del SARS-CoV-2. Algunos científicos afirman que el virus fue creado en laboratorios y otros desestiman esa hipótesis.
Pero como humanidad estamos dejando que el debate se centre sólo en resolver la crisis pandémica, sin darnos cuenta que ello no frenará y menos solucionará el mayor problema de la humanidad: la crisis de vida, porque ésta no se cura con vacunas y menos se resuelve con estudios científicos en los laboratorios.
Superar la crisis de vida implica que la humanidad comprenda que los modelos y estándares de sociedades modernas, que impuso el sistema capitalista, son el origen de la desnaturalización y la depredación de la Madre Tierra; son estructuras capitalistas donde el ser humano se desarticula de su identidad, de su espiritualidad y de sus principios ancestrales para convertirse en “ciudadano”.
Ser ciudadano es ser prisionero de las relaciones jerárquicas y competitivas, del culto al dinero, y del consumismo depredador que lo llevan a aislarse de la fuente de vida que es la Pachamama. Hoy, ese ciudadano vive su mayor crisis y no tiene un horizonte de vida, porque es miope a la sabiduría ancestral y a sus raíces indentitarias.
Ante la distopía del sistema capitalista, la obsolescencia de las sociedades modernas y la crisis de vida, la humanidad debe interpelarse para decidir si continuará inmersa en una estructura moderna, que ha provocado el deterioro de la vida, u opta por migrar hacia una lógica comunitaria.
No se trata de una “moda ecológica” o un “Challenge sobre la Ecología”, sino de un Proceso de Cambio hacia el Vivir Bien, como horizonte de vida, como una filosofía de la Cultura de la Vida. Desde la Sabiduría Ancestral lo más importante es la armonía del ser humano con la Madre Tierra y la vida, es decir una vida que reduzca nuestra adicción al consumo y mantenga una producción equilibrada sin destruir nuestro hogar, la Pachamama.
En este sentido, Vivir Bien es vivir en comunidad, en hermandad y en complementariedad. Es una vida comunal, armónica y autosuficiente. Vivir Bien significa complementarnos y compartir sin competir, vivir en armonía entre las personas y con todos los seres que habitan en el mundo. Es la base para la defensa de la Pachamama, de la vida misma y de la humanidad.
"La Madre Tierra puede vivir sin el ser humano, pero el ser humano no puede vivir sin la Madre Tierra".