Pérdida de nuestro patrimonio alimentario, la tragedia que vive Bolivia

Manuel Morales Alvarez

Bolivia está conformado por diversos ecosistemas, micro climas, diversidad biológica con una enorme potencialidad de producción de alimentos, plantas medicinales y otras ventajas como la generación de agua (ríos voladores). En el pasado los habitantes de estas regiones tuvieron la capacidad de aprovechamiento máximo de todos estos componentes de la naturaleza como las capacidades hidráulicas vinculadas a la producción de alimentos, así manifestados en el Gran Moxos, o en las riberas del Lago Titicaca. Así, esta historia de plenitud dio origen a cientos y miles de variedades de productos que conforman nuestra herencia y patrimonio.

Durante la Colonia el intercambio de productos fue fecundo, tanto de ida como de vuelta hacia Europa y el mundo, al grado que puedo afirmar que los alimentos andinos, amazónicos, chaqueños y de otras regiones salvaron a la humanidad de perecer de hambre y de muchas enfermedades relacionadas como anemias, ceguera nocturna, escorbuto, entre otros. Y así como la plata y el oro fueron elementos fundamentales de la acumulación originaria del capital, también lo fueron los alimentos.

Durante las guerras de la independencia y largos años de la República, los habitantes de la nueva nación vivieron de los productos de las haciendas al grado de generarse el impuesto de la “contribución indigenal”. Pero volviendo al tema, los tambos y mercados siempre estuvieron abarrotados de productos de temporada a precios bajos, Gracias a los maíces, las papas, los tomates, las calabazas, las paltas, los minies, llegamos hasta donde estamos.

La tragedia actual que vive Bolivia es la paulatina pérdida de nuestro patrimonio alimentario, que conlleva la pérdida del 75% de las semillas ancestrales en estos últimos 50 años, el desuso de conocimientos productivos, el descuido y desprotección de la biodiversidad, la contaminación y la destrucción de los ecosistemas.

Actualmente no somos buenos produciendo ningún alimento. Países vecinos como el Perú proveen más del 80% de toda la papa blanca destinada a la papa frita en todo los departamentos de Bolivia, incluso en determinadas épocas del año, se comercializa –vía contrabando- diferentes variedad de papa. El camote del vecino país ha desplazado en calidad y precio al camote producido en los valles interandinos.

Producimos quinua de calidad, pero la misma es exportada al mundo como quinua del Perú y además es industrializada, algo que estamos muy lejos de hacer con el actual gobierno y modelo económico.

En otros rubros, la producción boliviana de alimentos se encuentra en franco retroceso y ello se debe a varios factores que comprometen a los productores agropecuarios pequeños, medianos y grandes, como al mismo Estado encargado de las políticas públicas del sector y la administración de los recursos económicos y financieros para apoyar e incluso intervenir en las cadenas productivas de alimentos.

El knowhow (saber hacer) de los actuales productores de alimentos son muy básicos y extremadamente limitados, al grado de tener una dependencia en la importación de semillas, herbicidas, fungicidas, plaguicidas y toda la agama de agrotóxicos que se utilizan desde la siembra hasta la cosecha.

Un ejemplo de lo mal que estamos. El Decreto Supremo Nº 2454 establece que el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal de Bolivia INIAF, “es la autoridad nacional competente y rectora del Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal – SNIAF, que regula y ejecuta la investigación, extensión, asistencia técnica, transferencia de tecnología agropecuaria, acuícola y forestal, la gestión de los recursos genéticos de la agro biodiversidad y los servicios de certificación de semillas”, Dudo del cumplimiento de sus funciones porque la realidad muestra que caminamos hacia atrás. El 5 de febrero de 2025, el asambleísta departamental José Yucra denunció un presunto acto de corrupción cometido por funcionarios del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) de Tarija en la compra de abejas reinas. “Según Yucra, los ingenieros Jesús Marca y José Luis Quispe informaron sobre la adquisición de abejas reinas de alta genética desde Argentina, pero estas nunca fueron entregadas. A pesar de ello, los funcionarios habrían emitido un documento falso, simulando la recepción del producto.Se identificó en el SIGEP (Sistema de Gestión Pública) el pago de 19.800 bolivianos, con un sobreprecio de 420 bolivianos por unidad. El asambleísta calificó la compra como ficticia y denunció que se trata de un delito, señalando que, si con montos pequeños ya hay corrupción, la situación en proyectos de mayor escala podría ser peor”  (https://www.facebook.com/watch/?v=592554790247915).

En conclusión, tanto el Estado como los diversos sectores productivos son incapaces de revertir la pérdida de nuestro patrimonio alimentario, esta tragedia que vive Bolivia debemos revertirla.

5 de marzo de 2025