Marcelo De la Cruz
La selección y la dirigencia de la Federación gozan de estabilidad después de la fecha 7 y 8 de la clasificatoria. Si hubieran tenido resultados diferentes esta opinión diría que el barco esta con el agua al cuello. No es entrar en la caótica mediatización del fútbol en que vivimos, pero tampoco está alejado de la realidad: ganar da vida y vida es lo que tiene el fútbol boliviano.
Este no es un trabajo de hoy de Oscar Villegas, quien fue elegido para el riesgo; es trabajo de Villegas de hace mucho tiempo. Mirando, buscando, compartiendo información y estando, trabajando en el país. Oscar viene de trabajar en Bolívar, luego con su hermano en la selección donde vio íntimamente nuestra realidad, vio cómo se pierde y se padece. Donde le dieron una real oportunidad fue en Always Ready, ahí afianzó su calidad de líder y jefe de grupo. La apuesta fue fuerte, Costa sabía que si pasaba lo contrario se le venía el mundo encima.
Hay muchos detractores afines a dirigentes detractores, eso ya suma un bloque fuerte. A eso hay que sumarle la falta de serenidad ante la adversidad que tiene nuestra afición. A Costa lo acusan de crear también su bloque de informadores afines, pero hasta desde ese supuesto sector hubo duda, duda lógica claro ante la falta constante de resultados.
No fue una fecha común, fue la mejor fecha de eliminatoria desde que se instauró este formato de dos partidos temporales en esta clasificatoria. Desde 1993 no ganábamos de visita, hace tiempo que no ganábamos con “buen fútbol” de local. Son méritos importantes: el riesgo de los dirigentes, la valentía del cuerpo técnico y la juventud del proceso, las tres claves de un septiembre feliz.
Pero mirar adelante es el objetivo, para ello necesitamos unirnos todos. no en el exitismo o la clásica fiesta de la victoria. No estamos ni cerca del mundial, esa debe ser la premisa, es un comenzar de cero nuevamente. Hay que trabajar en que no le falte nada al grupo y el cuerpo técnico debe ser respaldado constantemente. Los jugadores deben creer que no hemos ganado nada, deben creer en sí mismos y en sus capacidades. La afición debe abandonar el simplismo de criterio y apoyar antes que buscar la polémica que solo le sirve a unos cuantos. Los medios debemos unirnos también, no desde la farandulita del jolgorio ganador; sino desde la oportunidad que tenemos y que hay que documentar, el apoyo no es ocultar ni mentir, es apoyar y nada más. Acordémonos que nuestras miserias van a seguir, no acabaran ganado dos partidos, pero enfrasquémonos en la oportunidad que nos ofrece esta generación.
La malicia se combate con resultados, la desesperación con trabajo, la falta de insumos con creatividad y los insultos con aplausos. No nos debe costar mucho esto.
No al enemigo interno, sí a la selección, no al “no se puede”.