El tiempo de las vacas gordas

Por Marielle Cauthin

Los últimos años asistimos a un repunte del sector ganadero en el país. No por nada, los ganaderos de Santa Cruz apuntan a la meta de un crecimiento del 5% anual de su hato junto a nuevas dotaciones de tierras, condiciones que colocarían a Bolivia entre los 15 países exportadores de carne bovina a nivel mundial (Fegasacruz, 2019).Sus expectativas se enmarcan en un conjunto de políticas y metas estatales dirigidas al sector los últimos años: el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2016 – 2020 estableció llegar a las 11 millones de cabezas de ganado bovino y la Agenda Patriótica 2025 -redactado para la cuarta candidatura consecutiva de Evo Morales- proponía la meta de “al menos” dos cabezas de ganado por persona para 2025, lo que en términos reales significaría duplicar el actual hato de ganado bovino en los siguientes cuatro años. Empero, el actual plan de gobierno de Luis Arce, llamado Agenda del pueblo para el bicentenario, ha omitido este indicador. 

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2020, el hato bovino nacional llegó a 10.142.681 cabezas de ganado, lo que representaría 0,90 cabezas de ganado por habitante;tomando en cuenta la proyección del mismo INE sobre población nacional a 2020. Este es el registro histórico más alto en la relación de inventario vacuno y poblacional, si se toma en cuenta el Censo de 2001 (0,78) y de 2012 (0,83).Las cifras demuestran que durante el último quinquenio el sector tuvo una tasa promedio de crecimiento del 2 %, con una excepción: en 2020 el hato ganadero creció en 4,1 % a nivel nacional.

Es de notar que la última década Santa Cruz comienza a desplazar a Beni como centro ganadero histórico: para 2013 los ganaderos cruceños habían duplicado su hato (3.598.955), coronándose en 2020 como primeros en ganadería con un hato de 4.497.116 (44,34 %) y un récord de crecimiento anual de 5,85 %. Beniactualmente cuenta con 3.053.158 (30,10 %) cabezas de ganado y un crecimiento anual de 3,16 %. Este departamento junto a Santa Cruz representan el 74,44 % del total del hatonacional.

Sí, muchas vacas pero en pocas manos. El relevamiento de datos indica que el sector tiene una alta tendencia a la concentración del hato ganadero entre los grandes y medianos propietarios.En Santa Cruz, los productores ganaderos grandes y medianos representan el 10,44 % pero concentran el 68,53 % del hato departamental (2.923.662), mientras que los ganaderos llamados “familiares y pequeños” representan el 89,56 % y apenas poseen el 31,47 % del hato (1.342.586), según datos de JICA – CADEX (2020). El segmento de grandes ganaderos tendría una correlación de 3.480 vacas por propietario, en tanto los ganaderos medianos 769 vacas por propietario, los pequeños tendrían 95 vacas por propietario y la categoría “familiar” una correlación de 9,6 vacas por núcleo de familia.

La concentración de propiedad de ganado parece ser más acentuada en Beni, pues el 14,46 % que constituyen los productores grandes y medianosconcentran el 80% del hato ganadero (2.388.089). En tanto que el 20 % del hato (606.917) está en manos de pequeños productores y de núcleos familiares que hacen el 85 % del total de productores ganaderos benianos, según datos de Aguilera (2004). En este caso, hay que subrayar que el grueso de la población ganadera está en la categoría de“familiar” -este segmento comúnmente es campesino o indígena-, y lo componen 4.867 productores (70 %) que apenas poseen el 3,7 % de todo el hato ganadero departamental (109.781), lo que representaría una tenencia de 22 vacas por familia. La categoría de pequeños productores tendría una correlación de 426 cabezas por propietario;mientras los medianos ganaderos-que hacen el 11 %- concentran el 56 % del hato departamental, lo que representaría una tenencia de 2.127 vacas por propietario y los grandes ganaderos tienen una correlación de 3.084 vacas por propietario, sin embargo una tenencia por debajo de los grandes propietarios cruceños.

Además del desaceleramiento en el crecimiento de su hato ganadero, Beni se enfrenta a una obligada especialización de crianza de bovinos. De los datos del INE (2020)resalta que Beni -que tiene actualmente un millón y medio menos ganado que Santa Cruz- posee casi la misma cantidad de ganado mayor a 3 años que su vecino departamento, las llamadas “vacas viejas benianas”. Es evidente que hay un descenso acelerado en la cría de 1 a 2 años y de 2 a 3 años, por lo que Beni solo está manteniendo la maternidad hasta el destete de su ganado, comúnmente criado en sistemas de pastoreo extensivo. Mientras Santa Cruz va concentrando el proceso de recría-etapa que inicia con el destete y tiene que ver con la ganancia de tamaño y peso para maximizar la producción de carne (Ceconi, 2018)- y el engorde, bajo sistemas semiintensivos e intensivos.Este último sistema es restrictivo por altas inversiones empresariales que requiere y que logran que el ganado cuente con el peso idóneo para el derribe incluso en 15 meses (MDRyT, 2012). Esta especialización en la cría y engorde tiene estrecha relación con un cambio importante en la explotación cárnica de razas bovinas, pueshasta 2008 las principales razas eran: criollo 67 %, nelore 14 %, holstein 5 %, pardo suizo 2 % y brahman 1 %. Para 2017, la Federación de ganaderos de Santa Cruz (Fegazacruz) afirmaba que el 42,2 % del hato cruceño es solamente de raza nelore; un 85,1 % de su hato son razas productoras de carne y apenas el 7,9 % razas lecheras. 

¿Qué supondrá este ritmo de crecimiento ganadero en términos de avance de la frontera agropecuaria y la producción/exportación de carne?¿Qué impactos socioambientales derivan y derivarán de la intensificación de esta actividad agroextractiva? ¿Qué conglomerado asociativo es el sector ganadero y qué otros intereses y metas tiene? Son cuestiones centrales que hay que abordar para entender plenamente estos tiempos de vacas gordas.