Por: José Luis Aguirre Alvis
Comunicador social – periodista y Director del SECRAD-UCB La Paz
Hace unos días se me hizo una entrevista sobre el tema de la educación a través de los medios de difusión masiva. Todo se daba como consecuencia de las palabras del Ministro de Educación, Víctor Hugo Cárdenas, quien en la situación de la cuarentena aludió al aprovechamiento de recursos como la radio y la televisión para acompañar los procesos educativos de los bolivianos. Aquí pretendo recuperar preguntas medulares de este intercambio.
La entrevista inició señalando que, como especialista en comunicación educativa y comunicación para el desarrollo, qué opinaba sobre ¿por qué el Estado boliviano dejó de lado el aprovechamiento de la televisión y la radio, como espacios educativos para llegar a las poblaciones más alejadas del país?
Respuesta: En primer lugar, la pregunta necesitaría ser abordada desde una dimensión de contexto más amplio. Así, habría que partir señalando que Bolivia es uno de los poquísimos casos en el mundo que tiene dentro de su texto constitucional, el reconocimiento del derecho a la comunicación e información de sus ciudadanos (Art. 106). Esta figura otorga a las bolivianas y bolivianos la capacidad de exigir del Estado, y así de los medios de difusión, no sólo la recepción de contenidos que se les entregan, sino tiene que ver que con que estos productos (contenidos/mensajes) deben estar dirigidos a fortalecer sus conocimientos, avivar valores, además de nutrirlos humanamente, ya que los medios y así los operadores de estos no son titulares de ese derecho colectivo sino es la misma comunidad.
Ahora en la práctica, y el tipo de razonamiento en que el Estado ha venido operando la comprensión, así como el uso de las dinámicas de la comunicación como las de la información, históricamente ocurre que se interpreta que la tenencia de medios, la producción y circulación de contenidos, así como la relación de la audiencia o televidencia con los medios de información colectiva deba de modo casi natural dar prioridad a la acción informativa estatal, o lo que se entiende como: hacer propaganda. Este tipo de lectura ha hecho que en nuestro caso boliviano se genere en consecuencia la vulneración del derecho a la comunicación e información, que implica siempre la garantía de medios y contenidos plurales colocando más bien una propuesta que resulta unilateral, más si hablamos del gran volumen de medios masivos que ha ido progresivamente concentrando el Estado.
En una visión distinta, y de una base profundamente democrática, los gobiernos como operadores de la gestión estatal, como se experimenta en otros casos, han buscado más bien experimentar y fortalecer lo que se llaman: los medios públicos. Estos, como en el caso de Inglaterra, posibilitan la existencia de órganos masivos de difusión estatal, pero los que, administrados de modo equidistante del gobierno, tienen los recursos, el reconocimiento y la autonomía necesaria para producir justamente contenidos de altísima calidad en función de las necesidades educativas, así como de información y entretenimiento que demanda la población, la que es al fin la que sostiene estos medios mediante sus impuestos.
Por otro lado, ahora desde los medios masivos de propiedad comercial y así privada, ellos operan dentro de un Estado, bajo normas que les permiten usufructuar el recurso radioeléctrico, que es de propiedad siempre estatal en el sentido de todo el colectivo nacional, y así reciben concesiones y permisos para su funcionamiento por plazos determinados. Pero, esta asignación les genera una responsabilidad sobre el uso de su señal radioeléctrica (radio o televisión), no sólo en materia de lo técnico sino en los contenidos a ofrecerse. Por ejemplo, el Decreto Supremo 3716, de noviembre de 2018, ratifica este tipo de obligación de los operadores de la radiodifusión, y en todas sus formas y categorías, reglamentando los requisitos técnicos y de contenido educativo, cultural y producción nacional dentro de los alcances de la Ley de Adecuación para Operadores de Radiodifusión. Esto se traduce en la responsabilidad del medio de radiodifusión de ofrecer justamente contenidos que eleven la formación de los ciudadanos que son sus consumidores.
Así mismo, y con la finalidad específica de atender desde los medios radioeléctricos (radio y televisión) los objetivos de educación y formación de la población, en Bolivia se incorpora en la grilla de canales del servicio de distribución de señales tanto a la Empresa Estatal de Televisión – Bolivia TV, así como a los canales de la Red Universitaria Boliviana de Información – RED RUBI, y que en ambos casos tienen una presencia en cada uno de los departamentos del país así como en áreas de provincia. Esto lo prevé el Reglamento General a la Ley 164, Ley General de Telecomunicaciones, Tecnologías de Comunicación e Información (art. 63).
De esta figura se infiere que entre la variedad de operadores de frecuencias en Bolivia, que son cuatro: Estado, sector comercial, sector social comunitario, y; sector de los pueblos indígenas, originarios, campesinos y comunidades interculturales afrodescendientes, ninguno se exime de su responsabilidad de ofrecer servicios comprometidos con la educación de la población a la que sirven, pues esto hace parte de los mismos proyectos de funcionamiento que se les solicita a tiempo de su gestión de frecuencias de funcionamiento. Más aun la labor, educativa desde los medios radioeléctricos recae con énfasis en el sector estatal, o sea el de todos, donde está el canal estatal y se incluye la RED RUBI, donde la mayoría de los medios que la componen son universidades estatales, y es por eso que la asignación de frecuencias para este ámbito, el estatal, y por la misión que van a cumplir es directa, entiéndase fuera de figuras de concurso o licitación pública.
Es en la misma Constitución vigente del Estado Plurinacional de Bolivia, la que, dentro de su régimen de Comunicación Social, que antes no existía, se dice expresamente que: “Los medios de comunicación social deberán contribuir a la promoción de los valores éticos, morales y cívicos de las diferentes culturas del país, con la producción y difusión de programas educativos plurilingües y en lenguaje alternativo para discapacitados” (art.107 I).
En conclusión, la labor educativa es intrínseca a la presencia de cualquier tipo de medio de difusión en un país. Por otro lado, el reconocimiento del derecho a la comunicación e información de todos y cada uno de los ciudadanos implica la capacidad de estos para demandar contenidos educativos y que eleven su formación bajo productos de calidad, además desde los operadores de reconocer que ellos funcionan en usufructo de un bien estratégico, limitado y de propiedad nacional, cual es en este caso las radiofrecuencias, lo que les genera responsabilidades sobre la misma sociedad en la contribución directa a las tareas de la mejora educativa de la ciudadana. Si un estado abandona el uso de las capacidades tecnológicas de la comunicación e información, hoy incluyendo las del sistema digital, no sólo contravendría los mismos derechos de sus ciudadanos, sino empobrecería la misma capacidad de construcción de discursos plurales, y de y para la diversidad, como es el reto concreto del Estado Plurinacional de Bolivia.
Y esta misión, no se reduce a atender solamente a sectores alejados o suburbanos sino la misma implica a la totalidad de su variedad poblacional.
Pregunta: En el contexto actual con la pandemia del Coronavirus ¿cómo es posible poner en marcha la educación mediante radio y televisión tal como propone el Ministerio de Educación? ¿Cuáles son las mayores dificultades?
Respuesta: Bolivia, posee una larga tradición en la experimentación, así como el desarrollo de experiencias que ligaron las necesidades de formación educativa concretas de grandes sectores poblacionales, en especial del área rural y de poblaciones alejadas, y el aprovechamiento de los medios radioeléctricos. Este fue un móvil directo para la creación en 1967 del primer sistema asociado de medios de radio, y de corte de iglesia, que es la Asociación Boliviana de Educación Radiofónica que es ERBOL, y que hoy se conoce más por la radioemisora que tiene a su servicio. La finalidad de nacimiento de ERBOL se establece en el coadyuvar en el cambio de las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales en la búsqueda de una sociedad fraterna, popular y democrática. Para esto entre sus fines y objetivos se señala: “Ofrecer la oportunidad para el aprendizaje de la lectura y escritura de cualquiera de las lenguas del país, educación básica acelerada y otras modalidades no formales de educación de adultos.” Además, “Contribuir a la creación, renovación, investigación, desarrollo de métodos, sistemas y actividades de orientación a la comunicación, educación, formación y promoción popular integral en todos sus niveles”.
Al interior de las asociadas a ERBOL, históricamente destacan por su compromiso por la educación y formación de sus audiencias marginadas y alejadas de los centros urbanos, y con programas específicos para este fin, los casos de radios como San Rafael (Cochabamba), San Miguel (Riberalta, Beni), San Gabriel (El Alto de La Paz), y Radio Santa Cruz – IRFA (Instituto Radiofónico Fe y Alegría). Posiblemente, las experiencias más prolongadas, así como constantes en la misión expresamente educativa de las audiencias desde la señal radiofónica son los de Radio Santa Cruz, y Radio San Gabriel, y cada una con sus matices de acuerdo a sus tipos de audiencia. Por ejemplo, Radio San Gabriel es el único referente de manejo de la lengua y conocimiento de la cultura aimara para fines de alfabetización a distancia mediante su Programa SAAD. El alcance de ambos casos con la oferta del bachillerato a distancia se constituye hasta hoy en un silencioso mérito que ambas emisoras han sabido acompañar con programas específicos dedicados a las tareas de alfabetización, así como educación.
Otras asociadas de ERBOL, así como otros proyectos no gubernamentales de educación han hecho también un importante aporte en la búsqueda de estrategias de educación, capacitación y formación de sectores no atendidos por los sistemas de educación formal aprovechando la radio. Los mismos han ido introduciendo variables significativas como son las del manejo de la lengua nativa, la introducción de formatos creativos e innovadores en función de sus contextos regionales, la recuperación de los conocimientos tradicionales, la recopilación de tradiciones y cuentos populares, así como la vinculación del medio radiofónico con iniciativas dirigidas a promover el conocimiento y ejercicio de derechos, relaciones de género, salud, y la misma formación en comunicación radiofónica la las población de sus áreas de trabajo. Aquí, es que se hace la precisión de que hablar de educación desde la radio, o desde los medios masivos, no necesariamente se traduce en reproducir el espacio del aula para llevarlo al micrófono, por tanto, se afirma que la educación se hace visible y de hace patente con los contenidos variados que se abordan, los formatos que generen relacionamiento directo con las audiencias, el tratamiento de situaciones que afectan directamente a la población y la oferta de programas para distintos segmentos poblacionales. Este es el enfoque en que opera la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) de la que hace parte ERBOL.
Esta tradición y fortaleza nacional, sobre el vínculo radiodifusión y formación-educación de las audiencias, sin embargo, siempre ha sido reducida a la acción, iniciativa y recursos de los casos aislados de medios comprometidos con objetivos de servicio a la comunidad. Si bien en algunas emisoras educativas, del sistema ERBOL, el Estado aportó con algún recurso para cubrir ítems de profesores para que estos hagan acción educativa desde las emisoras, la ausencia de una política nacional de comunicación que considere y aproveche de los medios tecnológicos para desarrollar de modo sistemático, integral y sostenido tareas de educación de las audiencias ha estado reiteradamente ausente.
Por otro lado, hay que reconocer que las respuestas y oportunidades del uso de los medios masivos hacia fines educativos es un escenario siempre dinámico y cambiante en función de variables como la evolución tecnológica contemporánea marcada por los recursos digitales y la Internet. Esto quiere decir, que las respuestas de radios de corte educativo, para ofertar programas de educación que pudieron darse desde hace cincuenta años atrás hoy sólo podrían ser consideradas por las mismas audiencias si estas aprovechan y combinan la presencia y uso de las herramientas digitales. Como ya se estimaba hace décadas anteriores, y que hoy se hace evidente, nadie se expone al consumo de un medio con la finalidad específica de educarse, más bien el producto formativo puede llegar como consecuencia de la exposición de un sujeto a la búsqueda de espacios de entretenimiento, experiencia que le ofrecen en abundancia los medios. Por ejemplo, a diferencia de una antigua propuesta de teleclases, hoy la población aprende de hábitos desde telenovelas o radionovelas que están estructuradas sobre bases de entretenimiento que combinan de modo adecuado propuestas de contenido educativo y formador. A este escenario debe sumarse, el hecho de que generacionalmente el tipo de uso, exposición y gratificación al uso de los medios de base digital y la Internet, complejiza substancialmente este esfuerzo de posibilidades educativas ya que el apego sobre todo de la población joven, producto de la generación Internet, es altamente breve. Entonces hablar el lenguaje de la tecnología actual, combinarlo con el tipo de relación medio-aparato, ser de generación joven y que usa los medios sobre todo para fines sociales y de entretenimiento, y no así para fines de formación personal, vinculado a metas de educación desde y con los medios tecnológicos, abre un amplio campo para la exploración, estudio así como de recuperación de las posibles alianzas entre los medios que llamaremos tradicionales (radio y televisión principalmente), con los medios de nueva tecnología.
Las posibilidades, de los discursos transmedia, hoy en boga en sociedades con altas condiciones de oportunidad, se plantean como caminos posibles capaces para dejar la comprensión de la radio o de la misma televisión como la tradicional fórmula de convertirlos en amplificadores del clásico aula de fines retóricos y de fuertes inclinaciones instruccionales.
La combinación de estas capacidades hoy, y como nunca antes, se abren de modo positivo a poder ser caminos de formación sensible y altamente pertinente a la presencia y necesidades de sectores diversos tanto cultural, social, de género y generacional, así como de condiciones de discapacidad para poder llegar a ellos con recursos tanto generales como específicos de acuerdo a sus propios hábitos de consumo de medios y mensajes.
Si la pregunta es ¿saber si la radio y la televisión pueden ser utilizados para fines de formación y educación hoy? Y, ante una situación que expone a proyectar alternativas, como es la de la crisis sanitaria por el COVID19, la respuesta es sí, pero no como medios independientes o aislados, sino se estaría pensando con la mentalidad de hace 50 años atrás cuando su presencia era absolutamente dominante. Hoy la respuesta debe ser desde una propuesta compleja y multidimensional, desde la cual se optimicen potencialidades de cada recurso, antiguo o nuevo, para articular un discurso educativo transmedial con la potencialidad de llegar a un contexto humano específico, y donde en el protagonista del hecho educativo sea la misma población desde sus distintas variedades para no terminar en una mecánica reproducción de la escuela homogénea y homogenizante.
Pregunta: Perú ya organizó programación educativa televisiva de acuerdo a los diferentes niveles desde inicios de abril ¿qué aspectos podríamos rescatar de esta experiencia?
En primer lugar, nunca debió haberse separado la escuela, y la educación de la presencia y reto de los medios masivos y las tecnologías de información y comunicación. Tanto la preparación a los medios, que hizo parte de esfuerzos de algunos centros educativos hace décadas, para que los estudiantes pudieran tener un consumo crítico a los medios y sus contenidos, o los mismos esfuerzos de formación de estudiantes en los recursos de la comunicación social, con el uso de la radio y su lenguaje, la producción audiovisual, y el uso de otros medios como el teatro, la expresión artística, el periódico escolar, el cine-foro, etc., no sólo debería recuperarse en su esencia, sino renovarse frente a una sociedad más digital.
Es necesario experimentar, ser innovadores y creativos en propuestas, porque nada está escrito como fórmula. Casos muy difundidos como el que se experimenta en Colombia, y que hace parte incluso de la propuesta estatal de fortalecer la comunicación desde un enfoque de cultura de paz, es la introducción de la radio escolar. La que como en el caso de Medellín, posibilita que la comunicación y especialmente el manejo de la radio ocupe espacio del aula, para fortalecer la capacidad expresiva, de libre pensamiento y expresión de los jóvenes, estímulo a la creatividad y abordaje de diversos temas, más el acercamiento a la construcción de una cultura de paz y tolerancia desde los estudiantes. En algunos casos son emisoras de bajo poder que se operan de modo sencillo desde los establecimientos, y en otros, pequeñas cabinas de producción y emisión que en espacios concretos se abren mediante bocinas a la escuela, e incluso experiencias de uso de la radio on line para que el establecimiento escolar dialogue incluso con la comunidad, son caminos también de hacer educación desde el tradicional lenguaje radiofónico.
Sobre la experiencia educativa televisiva del Perú, no tengo conocimiento, y seguramente tiene sus aciertos. Sin embargo, cualquier camino que se siga, que será bienvenido, tendrá que ser vigilante de no caer en la mecánica reproducción de modelo clásico de aula, o incluso de una relación eminentemente unilateral instruccional propio de su modelo pedagógico si es que efectivamente desea ingresar en la experiencia del aprendizaje con y desde el aprovechamiento de los recursos al alcance de la gente.
La mayor barrera en este rumbo, sin embargo, será la no disponibilidad de condiciones de acceso y conectividad, tanto a los recursos tecnológicos como a los de la vinculación virtual hecho que es real en muchos sectores particularmente suburbanos, así como rurales. Y seguidamente, otra potencial barrera es la de la poca preparación al acercamiento, comprensión y uso de los recursos tecnológicos situación que demandaría serios y profundos programas de educación o alfabetización digital.
Pregunta: ¿Cómo podría aprovecharse el amplio trabajo de Educación Radiofónica de Bolivia (ERBOL)?
El aprovechamiento de la red ERBOL, de otras importantes presencias como las del sistema de las históricas radios comunitarias no gubernamentales, así como de la Red de Radios de los Pueblos Indígenas y Originarios (RPOs) instalada por el gobierno anterior en Bolivia, así como la presencia de un sin número de emisoras, en el área rural y provincial, pero con un fuerte compromiso de servicio educativo y la participación de sus audiencias, son un recurso invalorable para sumar a un esfuerzo de imaginar el fin educativo y de mejora de la calidad de vida de la población bajo una propuesta que trascienda los fines proselitistas, político partidarios, o de consiga ideológica, y no solo para este tiempo de crisis sanitaria, sino como sentido de la misma presencia de estos recursos en relación a sus responsabilidades con su comunidad. Esto requiere que los comunicadores, los educadores, los planificadores políticos, los propietarios de medios, y el conjunto de implicados, partan de la idea de que hacer comunicación es hacer común, y ese común debería ser el elevar la calidad educativa y de vida de la gente haciendo uso inteligente y éticamente responsable de todas las capacidades tecnológicas que estén a nuestro alcance.
Aprender de ERBOL, ya señalamos, supondría poner en la mesa del conocimiento y valoración lo que ya algunas de sus afiliadas han venido haciendo y con éxito y con muchas limitaciones por años. Y, sobre todo la sumatoria de las potencias en antena de un circuito mayor a las cien radioemisoras en este país da un total nada despreciable para orientarlo y avivar la misma razón de su nacimiento y presencia.
Pregunta: A partir de este contexto sanitario ¿el rol de la televisión y la radio como herramientas educativas debería fortalecerse o sólo usarse en momentos coyunturales?
Los medios son parte de la vida cotidiana en una comunidad, no se puede mantener una visión instrumental de ellos, sean de carácter tradicional o nuevo, ni menos de considerar su aporte al mismo tejido social sólo en condiciones de emergencia. El mayor protagonismo de los mismos es algo que debe proyectarse y apoyarse con todo tipo de facilidades, porque las dinámicas que posibilitan los aparatos en una sociedad, la circulación de las ideas, la información siempre necesaria de temas y contenidos para la población, así como la experiencia de encuentro y contacto con la población que sólo se da en el hecho comunicativo son un hecho que hoy más que nunca se hace importante discutir y recuperar. Y el tiempo de la crisis sanitaria, como ya se ha señalado en otras esferas, debe ser una oportunidad de un cambio radical de un esfuerzo de muchísima comprensión y conciencia para soñar y hacer las cosas de modo diferente. Pues si no había hospitales o servicios de salud con la capacidad de atender la magnitud del riesgo al que nos enfrentamos, también deberíamos pensar si desde el accionar de los medios de difusión y desde los medios de comunicación como tal no es que habíamos abandonado hace tiempo la tarea de servir de modo educativo y orientador a la población, y desde sus formas, estilos y canales de recepción y consumo de medios, con hábitos y prácticas tan básicas pero esenciales como la del lavado de manos, que hoy se insiste como práctica preventiva primordial?. ¿Será así, que los medios y los comunicadores habremos abandonado nuestro rol de ser sujetos edu-comunicativos que se pongan e sintonía de las necesidades de la gente por encima de otras razones que han sustituido el sentido de nuestra presencia?