Murales que enseñan historia a las nuevas generaciones: Tumusla y Suipacha cobran vida en la Unidad Educativa San Cristóbal
La entrega de murales históricos en la Unidad Educativa San Cristóbal fue tomada en cuenta por el Comité Departamental de Bicentenario en ocasión de que se elaboró el programa de actividades, es así que la Sociedad Geográfica y de Historia Potosí (SGHP) consideró y tomó en cuenta la sugerencia planteada de la Directora del citado Establecimiento.
En los pasillos de la Unidad Educativa San Cristóbal, dos murales recientemente inaugurados han comenzado a transformar la manera en que los niños se relacionan con la historia nacional. Pensados especialmente para un público infantil y dirigidos por la Profa. Mirtha L. Martínez F.; estos murales representan la Batalla de Suipacha y la Batalla de Tumusla, dos hitos decisivos en el proceso independentista del continente y de la hoy Bolivia. Más que obras decorativas, se han convertido en materiales educativos que buscan sembrar identidad, curiosidad y reflexión en las nuevas generaciones.
La iniciativa surgió de una necesidad pedagógica: hacer que la historia cobre vida frente a los ojos de los niños, sea entendible y agradable, alejándola de la simple memorización de fechas y nombres, y acercándola a una experiencia diaria, visual y creativa. Bajo esta visión, la Profa. Martínez impulsó un proyecto artístico y educativo que logró unir a profesores, estudiantes, padres de familia, a personeros de COBOCE de Cochabamba en la impresión de las imágenes en porcelanato; por otra parte, el Abog. Víctor H. Medinaceli R. realizó el diseño de las imágenes con IA en formato de dibujo animado.
Tumusla y Suipacha: dos hitos para comprender la Independencia
La selección de estas dos batallas no fue fortuita. Ambas ocupan un lugar clave en el proceso emancipador y, sin embargo, suelen recibir poca atención en los niveles Inicial y Primario de la educación. Ante este olvido y más aún en la propia tierra donde sucedieron, era una obligación poder subsanar esta injusticia educativa e histórica hacia Potosí y Bolivia en general.
La Batalla de Suipacha, librada el 7 de noviembre de 1810, constituyó la primera victoria patriota -al mando de Güemes, Balcarse, Iñiguez, y el chicheño Cnel. Pedro Arraya-, en territorio del Alto Perú; su importancia radica en el impulso moral que dio a los revolucionarios motivados por el levantamiento del 25 de mayo de 1809 en la hoy ciudad de Sucre, en la demostración de que el dominio realista podía ser enfrentado con éxito y vencido, "los españoles no eran invencibles".
En el mural destinado a los más pequeños, estos elementos se representan mediante colores vibrantes, figuras estilizadas y banderas que evocan el espíritu de lucha sin caer en escenas violentas, insertando como en el mural de Tumusla a los Chicheños con su poncho tinto y sombrero blanco, olvidados hasta ahora por la historia tradicional y los gobernantes de turno, pero que fueron cruciales para nuestra independencia.
Por su parte la Batalla de Tumusla, ocurrió el 1 de abril de 1825 y es considerada por muchos historiadores como el enfrentamiento que selló definitivamente el derrumbe del poder español en la región. Asociada a la figura del Gral. Carlos Medinaceli Lizarazu, simboliza el cierre del ciclo independentista al caer en ésta el último Virrey y Mariscal español Pedro Antonio de Olañeta. El mural representa este episodio con paisajes del río Tumusla, siluetas heroicas y símbolos de libertad, adaptados al nivel de comprensión de los niños pero sin perder profundidad histórica.
Ambas representaciones permiten que los estudiantes tengan un contacto cotidiano con episodios fundamentales de su pasado, facilitando una comprensión más humana y accesible de los procesos históricos y lo más importante fortaleciendo la identidad nacional y potosina.
Un proyecto construido entre todos
Uno de los aspectos más destacados del proyecto es su carácter comunitario. Desde el inicio, la Profa. Martínez convocó a sus colegas y a los padres de familia, promoviendo la idea de que educar también es construir juntos. La propuesta generó entusiasmo inmediato: así como el apoyo de autoridades locales.
Los profesores aportaron no sólo tiempo, sino también con sugerencias. Los padres de familia, por su parte, contribuyeron con materiales, mano de obra voluntaria y un espíritu de cooperación que fortaleció la cohesión escolar; por otra parte fue importante la orientación del Cnel. Fernando Terceros del RC-7, sobre la preeminencia en la ubicación de las imágenes o símbolos representativos por su importancia, por lo cual, en el entendido de la batalla decisiva para la Independencia de la nueva república, se instaló el mural de la Batalla de Tumusla a la mano derecha.
Asimismo, las autoridades del Comité Departamental del Bicentenario y los Jóvenes del Bicentenario de Potosí, realzaron el acto de descubrimiento y entrega de ambos murales participando de manera empática con los niños y niñas de la Unidad Educativa.
Esta experiencia dejó en claro que la educación se enriquece cuando se integra a la comunidad. El proyecto no sólo produjo murales, sino vínculos más sólidos entre docentes, familias, estudiantes y autoridades departamentales.
El arte como herramienta pedagógica
Los murales tienen un propósito pedagógico central: convertir la historia en una experiencia didáctica. En la práctica docente, se sabe que los niños aprenden mejor cuando combinan vista, emoción y participación. Los murales, colocados en espacios de tránsito diario, se convierten en una invitación constante a preguntar, observar y reflexionar.
El lenguaje visual utilizado permite suavizar los aspectos bélicos y destacar valores como el coraje, la unión, la libertad y la resistencia. Así, la historia deja de percibirse como un relato distante y pasa a formar parte del entorno inmediato de los estudiantes.
La Profa. Martínez sostiene que “un niño que ve la historia en imágenes, la recuerda mejor y la comprende desde la emoción”. Los colores cálidos, los personajes simplificados, los símbolos y las banderas cumplen aquí un rol fundamental: atraer la atención sin abrumar, enseñar sin imponer, inspirar sin recurrir al miedo o a la violencia.
Además, estos murales contribuyen a reforzar el sentido de identidad cultural. Los niños pueden reconocerse en los paisajes de su región, entender que su ciudad y su gente fueron protagonistas de la historia y sentirse orgullosos de ser parte de una tradición heroica que vale la pena conservar.
Un legado para las generaciones futuras
El impacto de este proyecto no se limita a los estudiantes actuales. Estos murales, hechos con dedicación y propósito, permanecerán como parte del entorno educativo durante muchos años. Serán vistos por generaciones futuras de todos los contextos que visiten el Establecimiento, convirtiéndose en un recordatorio permanente de la historia boliviana y del trabajo colectivo que los hizo posibles.
Pero más allá de la enseñanza histórica, los murales dejan un mensaje aún más profundo: la importancia de la colaboración y de conocer la identidad e historia potosina. Cuando los estudiantes del futuro pregunten por su origen, conocerán que fueron realizados gracias al esfuerzo conjunto de profesores, padres, estudiantes, y representantes de otras instituciones ya citadas, que un día se reunieron para dejar un legado duradero valorando los héroes nacionales nacidos en Potosí como Pedro Arraya o Carlos Medinaceli Lizarazu.
"Cnl. Pedro Arraya nació en Mojo, Tupiza, provincia de Sud Chichas, en 1787. (Ley nacional 1547 de 04 de enero de 2024)
Gral. Carlos Medinaceli Lizarazu nacido 1789 (posiblemente el 4 de noviembre)Tuctapari, nombrado General de División por ley de 9 de julio de 1839 en la presidencia de José Miguel de Velasco. (Ley nacional 1368 de 01 de abril de 2021)"
Este tipo de iniciativas fomenta un sentido de pertenencia que difícilmente se logra con métodos tradicionales. Un niño que crece rodeado de arte significativo, que siente orgullo por su historia y que reconoce el valor del trabajo en equipo, se convierte en un ciudadano más consciente y comprometido con la Patria.
La labor dirigida por la Profa. Mirtha L. Martínez F. en la Unidad Educativa San Cristóbal demuestra que la enseñanza de la historia puede ser innovadora, emotiva y profundamente formativa. Los murales dedicados a las batallas de Suipacha y Tumusla no sólo embellecen los espacios, sino que transforman la manera en que los niños aprenden y se relacionan con su identidad y con los hechos trascendentales de nuestro país.
En una época donde la educación enfrenta múltiples desafíos, iniciativas como ésta recuerdan que el arte, cuando se combina con pedagogía y comunidad, se convierte en un motor de aprendizaje significativo. En cada trazo de estos murales queda plasmada la convicción de que la historia es un tesoro que debe enseñarse con pasión, creatividad y amor por las futuras generaciones. Esta iniciativa histórico-pedagógica mereció el reconocimiento y felicitación con el Decreto Departamental N° 905/2025.
(Nota de prensa)
