Aleida Azamar alerta tensiones geopolíticas sobre América Latina en carrera por los minerales críticos

AGENCIA DE NOTICIAS AMBIENTALES
Las tensiones geopolíticas y la carrera por los minerales críticos para la transición energética global son cada vez mayores, advierte la investigadora Aleida Azamar, quien señala que América Latina es la región con mayores presiones de los países industrializados como China, Rusia y Estados Unidos, entre otros.
“La economía mundial experimenta una gran transición hacia la descarbonización y una nueva revolución industrial; como resultado, la obtención de ciertos materiales críticos se ha convertido en una actividad competitiva que refleja los intereses geopolíticos de las grandes potencias”, señala.
La pandemia del Covid-19, según la doctora en Economía Internacional y Desarrollo, agravó aún más la vulnerabilidad de los suministros de materias primas clave para la seguridad y la competitividad económica.
La autora del libro: “El multicolor de la energía”, Azamar llegó a la Feria Internacional del Libro (FIL) de La Paz para hablar sobre estas transiciones energéticas que ella las denomina “acumulaciones”, tomando en cuenta que incluso aquellas energías llamadas limpias o ecológicas requieren de minerales críticos o terminan incluso siendo usados para el extractivismo, como la minería intensiva.
Conocedora de la realidad latinoamericana, Azamar señala que no está segura si es o no una “maldición” para Bolivia ser parte del “Triángulo del litio” junto a Chile o Argentina, considerando la gran demanda por este metal alcalino por partes de los países industrializados, sobre todo para la fabricación de baterías para los vehículos industrializados.
“El litio por sí solo no produce baterías, sino que ayuda a producir baterías que almacenan energía que se emplea para vehículos, computadoras, celulares, cuestiones médicas, pero ni siquiera extrayendo todo el litio del mundo alcanzaría para reemplazar el parque vehicular de China y Estados Unidos”, señala la investigadora a ANA.
En ese marco advierte que la extracción del litio que demanda altas cantidades de agua, de aproximadamente 600 litros por minuto, será destinado para los autos eléctricos para unos cuantos.
“Para extraer litio se necesita muchísima agua que se requiere para el consumo humano, para la agricultura, para los animales y sostener ecosistemas, hablamos de la contaminación del suelo, del agua y de proyectos que requieren mucho espacio no solo para la extracción, sino también para el procesamiento”, afirma.
En análisis de Azamar el problema de este proceso de explotación intensiva de los recursos naturales para la creación de soluciones energéticas globales es que se carece de mecanismos sostenibles para alcanzar dicho objetivo, pues la recuperación y el reciclaje de algunas de estas tecnologías (como las baterías) es menor al 50 % de la energía.
La situación de estos materiales críticos cobra mayor relevancia, advierte la investigadora, porque no sólo son importantes para el desarrollo de tecnologías alternativas, sino también para la fabricación de dispositivos de uso masivo, como teléfonos móviles, consolas de videojuegos, ordenadores, televisores y un sinfín de maquinaria industrial y médica clave para el bienestar humano.
“En la medida que aumenta la demanda de estos materiales, también lo hace la preocupación por la seguridad de su suministro al generar impactos en los precios de estos recursos, tal como sucedió durante va que refleja los intereses geopolíticos de las grandes potencias”, afirma la mexicana que observa que Bolivia puede aprender de las experiencias de Chile y/o Argentina que llevan más de 20 años en la extracción del litio.
En este contexto advierte que en el corto plazo, aumentará la competencia por la obtención de estos recursos en las vetas disponibles y generará vulnerabilidad en los espacios donde se encuentran. “Y es que, aunque estos elementos están distribuidos en todo el mundo, algunos se concentran en regiones específicas, la mayoría en espacios cercanos o inmediatos a comunidades marginadas e indígenas”, dice.
En su libro la investigadora señala que la inteligencia artificial, la expansión del 5G y el desarrollo de nuevas tecnologías cuánticas están aumentando la demanda de ciertos minerales, como el cesio, que es vital para la tecnología 5G, ya que permitirá procesar grandes volúmenes de datos, necesarios para impulsar nuevos modelos de comercio, educación y transporte.
Un informe del Banco Mundial (BM) de 2020 estimó que la demanda de minerales esenciales para tecnologías energéticas alternativas podría aumentar 488 % durante las siguientes décadas; asimismo, se espera que la demanda de minerales como cobalto, litio y tierras raras crezca aún más, debido a su papel estratégico en la producción de turbinas eólicas, vehículos eléctricos y almacenamiento de energía.
Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha señalado que se espera que la demanda de ciertos minerales críticos aumente drásticamente para cumplir los objetivos de la TE. Esto puede provocar una competencia global por el acceso a estos recursos y afectar en forma directa los intereses geopolíticos de las grandes potencias.