Éxodo silencioso: 17 municipios de Chuquisaca pierden habitantes en el Censo 2024
Iván Ramos - Periodismo que Cuenta
El reciente Censo de Población 2024 ha revelado una alarmante situación demográfica en Chuquisaca. A lo largo de los últimos 12 años, 17 municipios del departamento han experimentado una notable disminución de sus habitantes, lo que refleja un retroceso significativo para varias regiones que ya enfrentaban desafíos en términos de desarrollo y migración.
El departamento, que en 2012 tenía 581.347 habitantes, ahora cuenta con una población de 600.132 personas, un incremento de solo 18.785 habitantes, lo que evidencia un crecimiento casi estancado.
Entre los municipios más afectados por esta reducción poblacional se encuentra San Lucas, que perdió 6.034 habitantes, seguida de Poroma que sufrió una caída con 3.737 personas menos, seguida de. Otros municipios que también registraron descensos considerables fueron Tarabuco (-3.693), Culpina (-2.863), Padilla (-2.841), Serrano (-2.200), Villa Charcas (-2.226) y Azurduy (-2.791). Esta tendencia migratoria también afectó a Yamparez (-1.574), Camargo (-932), Alcalá (-1.150), Sopachuy (-426), Tomina (-153), Mojocoya (-362), Yotala (-220), Machareti (-173) y Huacareta (-1.148).
El leve crecimiento en Sucre, la capital del departamento, tampoco fue suficiente para contrarrestar esta dramática pérdida en otras regiones. Con un incremento de 34.924 habitantes, Sucre pasó de 261.201 personas en 2012 a 296.125 en 2024. Sin embargo, esta cifra se encuentra por debajo de las expectativas de las autoridades locales, quienes proyectaban superar los 300 mil habitantes.
Entre las razones atribuidas a este fenómeno, se destaca que muchos ciudadanos regresan a sus comunidades de origen durante el proceso censal, lo que afecta los resultados al reducir temporalmente la población registrada en la capital.
A nivel general, el resultado del censo deja en evidencia los retos a los que se enfrenta Chuquisaca en términos de frenar la migración y fomentar un desarrollo equilibrado que permita el crecimiento de las comunidades más afectadas.
La pérdida de población en 17 de sus municipios es un reflejo de las dificultades económicas, la falta de oportunidades laborales y educativas, y el acceso limitado a servicios que obligan a los habitantes a buscar mejores condiciones de vida en otras regiones o fuera del país.