Boric llamó desde Argentina a la unidad latinoamericana
Fuente: AFP
El presidente de Chile, Gabriel Boric, lanzó este lunes su llamado a la unidad latinoamericana y destacó la "profunda hermandad" que une a su país con Argentina, en una visita de Estado a Buenos Aires, su primer viaje al exterior como mandatario.
"Chile parte desde América Latina y si bien durante mucho tiempo estuvimos mirando en otras direcciones, hacia el norte o hacia el Pacífico, en relaciones que nos interesa mantener y profundizar, nuestra base es América Latina. Desde ahí vamos a construir comunidad, cooperación e internacionalismo", declaró el izquierdista Boric al sostener que la región tiene "desafíos que son profundamente compartidos".
"Latinoamérica tiene que recuperar una voz unida, una voz de cooperación, que sea conjunta en el escenario global", enfatizó en una rueda de prensa junto a su anfitrión, el peronista de centro-izquierda Alberto Fernández.
Boric refirió que la elección de Argentina como primer viaje va más allá de una tradición chilena. "Tenemos una enorme frontera compartida pero además por un tema de trayectoria personal, siento una profunda hermandad con el pueblo argentino. Me crié en la Patagonia. En la Patagonia no hay fronteras", afirmó el mandatario nacido en la ciudad de Punta Arenas.
De su lado, Fernández coincidió en que la cordillera de los Andes es "una frontera que nos une y no que nos divide" y abogó por "la concreción del corredor bioceánico al que aspira el norte argentino y permitirá unir a Chile con Brasil".
"Aliados y cómplices"
En un intercambio de elogios, ambos se declararon "socios, aliados y cómplices".
"Tenés en mí a un amigo para ayudarte en todo lo que esté a mi alcance, un aliado para la unidad latinoamericana y un cómplice para modernizar lo que haya que modernizar con criterio de igualdad", le dijo Fernández, 27 años mayor.
Los ministros firmaron una serie de acuerdos de cooperación en temas de género y diversidad, entre consulados y entre sitios dedicados recordar a víctimas de las últimas dictaduras de Chile y Argentina.
Boric visita esta tarde el Congreso y el Palacio de Justicia y por la noche será agasajado en una cena de honor que encabezará el presidente Fernández en el Centro Cultural Néstor Kirchner.
El martes, en su último día en Buenos Aires, Boric inaugurará el foro empresarial del comité de comercio Argentina-Chile y visitará el Museo Memoria en la ExEsma, el más emblemático centro clandestino de detención y torturas de la última dictadura argentina (1976-83).
Allí se entrevistará con Bucarita Roa, la única chilena integrante de Abuelas de Plaza de Mayo, la agrupación que busca a los hijos de desaparecidos apropiados durante la dictadura.
En sus declaraciones, Boric abogó por el respeto a los derechos humanos "de manera íntegra en todos los lugares del mundo, independiente del color político de los gobiernos. No voy a hacer distinción", resaltó.
Mapuches
El mandatario chileno prometió "diálogo" en el conflicto con el pueblo mapuche, y descartó que las reivindicaciones indígenas puedan poner en cuestión la integridad territorial de Argentina.
"Este no es un tema que tenga que ver con la soberanía territorial argentina, es un tema, y tenemos que hacernos cargo, de un conflicto entre el Estado chileno y el pueblo nación mapuche. Y eso no lo vamos a desconocer", aseguró Boric.
Las declaraciones de Boric se producen luego de que su ministra del Interior, Izkia Siches, causó revuelo en Argentina por usar el término Wallmapu, que se refiere a los territorios habitados por los mapuches a ambos lados de la frontera de Chile y Argentina.
Devolución de obras
Boric arribó a Buenos Aires el domingo, en una primera etapa privada de su visita en la que paseó y visitó una librería.
Fernández, amante del rock, le regaló el disco de vinilo 'Artaud' del grupo Pescado Rabioso, del fallecido Luis Alberto Spinetta.
La visita de Estado fue además el momento elegido para la devolución de una serie de siete cuadros en blanco y negro del pintor argentino Ernesto Deira llamada "Identificaciones", con referencias a la muerte del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara y a la Guerra de Vietnam, que estaban en Chile desde 1971.
Deira murió en 1986 en París creyendo que sus cuadros habían sido destruidos como lo había ordenado el dictador Augusto Pinochet tras el golpe de Estado de 1973.
Las siete pinturas fueron dadas en comodato al Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, donde serán expuestas a partir del jueves durante tres años antes de ser devueltas a la familia de Deira.