El bicentenario: una celebración que ignora a los verdaderos libertadores
Periodismo que Cuenta
A medida que Bolivia se prepara para conmemorar los 200 años de su independencia el 6 de agosto de 2025, crece la indignación entre historiadores y académicos. En lugar de ser un homenaje digno a quienes lideraron la lucha por la libertad, como Juana Azurduy Llanos de Padilla, la celebración está marcada por omisiones, errores y un desconocimiento histórico que roza la indiferencia.
Fernando Suárez Saavedra, historiador, no ocultó su frustración: "Estamos profundamente molestos. Las autoridades han ignorado por completo la contribución de Juana Azurduy Llanos de Padilla, perpetuando errores como la confusión con otra persona, Juana Azurduy Bermúdez, que nada tiene que ver con la heroína de nuestras luchas libertarias."
El historiador Norberto Benjamín Torres fue enfático al exponer con precisión las investigaciones sobre Azurduy y su esposo, Manuel Ascencio Padilla. Torres detalló que Juana Azurduy fue bautizada el 26 de marzo de 1780 en la Iglesia de San Pedro de Tarabuco, cuando tenía dos meses de edad. "Eso significa que nació en enero de 1780. Sin embargo, las autoridades persisten en su ignorancia y rinden homenaje a una homónima, dejando de lado a la verdadera heroína que entregó su vida por la libertad del Alto Perú", señaló.
Juana Azurduy y Manuel Ascencio Padilla lideraron con valentía las guerrillas independentistas desde La Laguna, hoy parte de Chuquisaca. Sus sacrificios marcaron la historia, pero su legado sigue siendo relegado en una conmemoración que debería enaltecer sus nombres.
El sacerdote jesuita e historiador Bernardo Gantier instó a las autoridades a corregir estos errores históricos: "La investigación, la ciencia y los documentos están al servicio de la verdad. Persistir en estas confusiones es perpetuar una injusticia histórica hacia quienes nos dieron la libertad."
Hugo Canedo, autor de un libro dedicado a la familia Azurduy-Padilla, también alzó la voz: "Mi obra rescata la vida y el núcleo familiar de Juana Azurduy Llanos. Es incomprensible que en el Bicentenario se desconozca la verdad y se rinda tributo a alguien que no tiene ninguna relación con nuestra heroína."
El Bicentenario debería ser una oportunidad para enmendar los errores del pasado y rendir homenaje a los verdaderos libertadores de Bolivia. Sin embargo, la falta de rigurosidad histórica y el desconocimiento de las autoridades convierten esta conmemoración en un acto que, lejos de honrar el sacrificio de Juana Azurduy de Padilla, perpetúa el olvido y la injusticia hacia su legado.