La Unión Europea condena la ejecución del disidente sueco-iraní Habib Chaab
Fuente: EUROPA PRESS
"El creciente número de ciudadanos de la UE y con doble nacionalidad de la UE e iraní que están detenidos en Irán, las restricciones impuestas al acceso consular a ciudadanos de la UE y la negativa a la protección consular y el derecho a un juicio justo son una violación del Derecho Internacional", ha denunciado en un comunicado el Alto Representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, que ha trasladado sus condolencias a la familia de Chaab y ha expresado su "plena solidaridad" con Suecia.
Bruselas "recuerda una vez más su oposición drástica a la aplicación de la pena capital en cualquier circunstancia", prosigue el texto, que recuerda que "la pena de muerte viola el derecho inalienable a la vida consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y supone un castigo definitivo, cruel, inhumano y degradante".
"La Unión Europea pide a Irán que evite nuevas ejecuciones en el futuro y aplique una política coherente para la abolición de la pena capital", prosigue.
El Gobierno de Suecia ha convocado al embajador de Irán en el país nórdico para protestar por la ejecución.
Chaab fue fundador del grupo separatista Movimiento de la Lucha Árabe por la Liberación de Ahvaz, al que Irán imputa la comisión de numerosos atentados en la provincia suroccidental de Juzestán, entre ellos un ataque en 2018 contra la Guardia Revolucionaria iraní que se saldó con casi una treintena de muertos.
Sin embargo, la Justicia iraní achaca a sus actividades la muerte de más de 450 personas desde 2005 en la provincia de Juzestán y sus alrededores para conseguir su independencia.
Además, le acusaron de trabajar para numerosos servicios de espionaje como la CIA (de Estados Unidos), el Mossad (de Israel), Sapo (de Suecia) y de otros países de la región.
Tras residir durante 14 años en Suecia, Chaab desapareció en 2020 en Turquía en circunstancias no esclarecidas solo para reaparecer en Irán, ya bajo custodia.
El juicio tuvo lugar a mediados de marzo, cuando se ratificó su condena a muerte. El Gobierno sueco declaró que estaba haciendo todos los esfuerzos posibles para negociar con las autoridades iraníes, que solo lo consideraban como ciudadano iraní por no reconocer su doble nacionalidad.