MEDIO AMBIENTE
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Laguna glaciar Ventanani es el portal de los ensueños

Jurikhota (vista desde el norte), una laguna con más de dos kilómetros de extensión (Foto ANA)






Texto e imágenes : Vladimir Ledezma Maldonado

Entre neblina y granizo nieve, a 5.080 metros de altura, la laguna glacial Ventanani, en el parque Nacional Tuni Condoriri, ofrece sus aguas turquesas con bloques congelados, rodeada de cumbres y níveas laderas, témpanos y cuevas de hielo.

Tuni Condoriri, La Paz, marzo (ANA).- Todos a las siete en el Obelisco, allí nos recogería el minibús para trasladarnos al destino seleccionado para ese fin de semana, el glaciar Ventanani, situado en el parque Tuni Condoriri (municipio de Pucarani) adonde los once entusiastas excursionistas llegaríamos pasada la una de la tarde para ya de noche, estar de retorno en el área metropolitana de La Paz.

Una vez en la ciudad de El Alto, antes de las ocho de la mañana, nos dirigimos por la carretera hacia Copacabana hasta poco antes de la localidad de Viloco (40 km), donde por un camino de tierra tomamos un desvío hacia el norte, al parque Nacional Tuni Condoriri.

Amenazaba tormenta y la vía estaba barrosa. Inclusive en algunos tramos todos debíamos bajar para que con cadenas en las ruedas, el vehículo pueda subir.

Laguna Jurikhota

Después de más de una hora y media (10.20), llegamos al extremo sur de un enorme acuífero, la laguna Jurikhota que se extiende por alrededor de dos kilómetros y está a más de 4.900 metros de altura.




Jurikhota (vista desde el norte), una laguna con más de dos kilómetros de extensión (Foto ANA)

Allí finalizaba el camino y debíamos seguir a pie por una ladera llena de piedras pizarra, unas rocas filosas y movedizas, para ya en el extremo norte continuar por un sendero empinado apenas visible por la lluvia y el granizo.

Laguna Eslovenia




Continuando la travesía, más arriba la laguna Eslovenia sorprende con su encanto (Foto: ANA)

De esa manera arribamos a la laguna Eslovenia y para continuar al norte tuvimos que seguir por su ribera hasta llegar a una pequeña playa.

Prosiguiendo la ruta nuevamente tuvimos un dificultoso ascenso, pero la vista era prodigiosa: el nevado Tuni Condoriri (cabeza de cóndor) flanqueado por otras cumbres a la izquierda y derecha (picos oeste y sur), semejando a esa ave andina con las alas extendidas.

El área conforma la parte central del grupo Condoriri cuyas cimas están a más de 5.500 m de altura.




Vistas desde el norte, las lagunas Eslovenia y Jurikhota pese a la fuerte neblina Foto: ANA

Laguna glaciar Ventanani




Deslumbrante y mágica, la laguna glaciar Ventanani (Foto: ANA)

Hasta que en medio de granizo nieve y después de un fatigoso ascenso arribamos a la laguna glaciar Ventanani, donde se deleitan los sentidos frente a ese acuífero de aguas quietas color turquesa. Allí, en medio de una fuerte neblina, se destacaban bloques de hielo entre las aguas con un fondo de témpanos y cumbres como catedrales níveas.

Al fondo había unas cuevas de hielo a las que no pudimos evitar la tentación de ir hasta allí e ingresar unos metros para tomarnos fotos junto a las estalactitas, aunque tuvimos que ser muy cautos por si se producía un derrumbe, pero no faltó alguien que se lastimó las manos al sujetar el hielo.




Las estalactitas de hielo de Ventanani se encuentran en cuevas y grandes grietas de hielo (Foto: ANA)

Eso sí, la temperatura gélida y una tormenta intermitente, luego de un refrigerio, nos llevó a un penoso retorno hasta la laguna Jurikhota, donde nos esperaba el minibús, que se enfangó nuevamente y al que tuvimos que empujar en algunos trechos.

VLM