El mensaje del Apu Tuni Condoriri: alzad siempre el vuelo
Vía: Agencia de Noticias Ambientales (ANA)
Colaboración de Stella Tejerina Vargas
Acercarnos a la montaña fue sin duda una aventura indeleble, todo esfuerzo lo valió; esfuerzo para acceder a un transporte privado que conozca la ruta, esfuerzo para acercarnos a los pies de este coloso blanco. El corazón se aceleró al verlo emerger desde las profundas rocas, el Tuni Condoriri (Cabeza de cóndor) hace honor a su nombre. Toda su silueta es la de un cóndor con las alas extendidas, altivo y majestuoso que observa impasible todo lo que a sus faldas acontece.
Asimismo, todo el paisaje nos habla, ya que el nevado se encuentra custodiado por diversas formaciones rocosas que no nos dejan indiferentes por su belleza y poder hipnótico hechizándonos la mirada, permitiéndonos escuchar también, a través de las fuertes corrientes de aire, sus antiguas historias. Las nubes y la nieve se funden para formar una sola danza que transfigura la montaña y nos revela sus múltiples rostros y encantos ocultos que van cambiando a medida que el tiempo avanza. Por tanto, se tiene la percepción de que lo temporal se contrae y todo es más lento. Aquí el cuerpo se reconfortó y sumergió en el silencio y la tranquilidad de este paraíso de contrastantes tonalidades: el azul verdoso de las aguas de la laguna Chiar Khota, los tonos ocres, jaspeados de las rocas, el blanco inmaculado de las cumbres del Tuni Condoriri y las nubes que juguetearon sin cesar en la cabeza del cóndor nevado.
El cóndor de nieve se muestra esculpido en total armonía y perfección, contemplarlo es sin duda una experiencia impactante porque nos evoca la majestuosidad del cóndor, ave sagrada para la cultura andina y que se ha grabado en el imaginario colectivo como un ave que representa el poder, la fuerza, la libertad y sabiduría. De esta manera, no podemos evadir el profundo respeto que nos infundió estar tan cerca de este portento de la naturaleza.
Luego de llegar a las faldas del nevado, y de embelesarnos con su presencia tuvimos la seguridad de llevar a cabo nuestro objetivo inicial, hacer una ofrenda al Apu, una ofrenda en gratitud, por haber llegado a sus pies, por haber escuchado su llamado y nítida voz. Este gran imán pétreo nos magnetizó el corazón y el alma, nos renovó las fuerzas y nos susurró su mensaje: “volad altivos como el cóndor, sed asertivos con la mirada y los esfuerzos, tomad distancia de todo lo que no sea necesario, volad ligeros en el sendero de la vida, porque el viaje es libertad, crecimiento y sabiduría. El Tuni Condoriri nos invitó a extender las alas para seguir expandiendo la experiencia de vida y amor por la naturaleza, repitiéndonos una y mil veces «¡alzad siempre el vuelo!”
La voz de la montaña resonó potente, mientras entregamos nuestras ofrendas y nuestros anhelos que serán custodiados por la piedra que ahora nos conecta. Finalmente nos alejamos del Tuni Condoriri con la certeza que su altiva cabeza, vuelo y mensaje nos guardarán en todo viaje y aventura que realicemos, viajes que nos permitan acercarnos nuevamente a las montañas, a toda fuente de agua y a toda la naturaleza, este regalo infinito que nos exige responsabilidad para preservarla y protegerla.