Gualberti llama a practicar el perdón y la reconciliación dentro la familia
El arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, llamó este domingo a practicar el perdón y la reconciliación al interior de las familias, como una señal de conversión y valentía consigo mismos y rencuentro con Dios.
“El padre ama a sus hijos por el solo hecho que son sus hijos, más allá de sus conductas”, dijo en su homilía donde relató la historia de un joven quien, luego de exigir y recibir la herencia del padre, abandonó el seno familiar para despilfarrar su dinero en farras y mujeres de vida fácil y luego retornar arrepentido al hogar paternal.
Indicó que este joven acabó tocando fondo hasta llegar a disputar la comida de los chanchos, habiendo perdido no solo sus bienes y su familia, sino su libertad, su identidad y dignidad de persona. Relata que cuando todo pareció estar perdido el joven pensó ¿Cuántos de los jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia y yo aquí estoy muriéndome de hambre?
Gualberti reflexiona señalando que el primer paso de la conversión es entrar en nosotros mismos, tener la valentía de sincerarnos con nuestra conciencia y reconocer nuestras miserias y pecados. El segundo paso, es reconocer nuestra necesidad de la misericordia y el amor de Dios Padre, seguida de la decisión de dejar cobijos malolientes en ruinas y volver a la casa paterna.
Afirma que el padre del joven decidió acoger nuevamente al hijo harapiento sin expresar ningún reproche porque a él solo le bastaba recuperar a su hijo vivo. Cuando retornó a casa, el padre mandó a los servidores a preparar una fiesta y que traigan vestido, le ponga el anillo al dedo y sandalias a los pies devolviéndole sus derechos de hijo.
Explicó que este encuentro resulta el verdadero rostro de Dios, rostro de un padre que perdona porque él solo sabe amar. Empero, no todos participan porque el hijo mayor, al regresar del campo, oye la música, se enojona y no quiere participar porque piensa que hizo méritos suficientes ante su padre al no haber contradicho ninguno de sus mandatos.
Sin embargo, el padre sale a rogarle a que participe explicándole: “hijo mío, tú estas siempre conmigo y todo lo mío es tuyo”. Así como ha perdonado al hijo menor, el padre buscó despertar los sentimientos de humildad, de misericordia y fraternidad que deben regir en las relaciones de hermanos.
Manifestó que esta parábola muestra que el Señor siempre está dispuesto a perdonar y por eso nuestro corazón se llena de esperanza y nos mueve a acercarnos para reconciliarnos con él. “En nombre de Cristo, déjense reconciliar con Dios, dijo en su mensaje al exhortar a los fieles a instaurar nuevas relaciones basadas en el amor, la reconciliación, el perdón, la armonía y la paz.