El robo de una esperanza: un acto de corrupción que deja sin radioterapia a Chuquisaca
Iván Ramos - Periodismo que Cuenta
El cáncer, una enfermedad que consume tanto el cuerpo como el espíritu, es una batalla que muchos luchan con la esperanza de acceder a tratamientos avanzados que les den una oportunidad de sobrevivir. Esa esperanza, sin embargo, ha sido cruelmente robada en Chuquisaca.
La tan esperada Unidad de Radioterapia, prometida para aliviar el sufrimiento de miles de pacientes con cáncer del sur de Bolivia, ha visto su construcción paralizada debido a graves denuncias de corrupción, según ha confirmado la Agencia de Infraestructura en Salud y Equipamiento Médico (AISEM) en un informe emitido el 20 de septiembre de 2024.
El sueño de contar con un centro de radioterapia de última generación, diseñado para tratar el cáncer mediante radiación ionizante, ha sido truncado, generando indignación entre la población y las autoridades locales.
La senadora Silvia Salame fue una de las primeras en confirmar la notificación oficial, y en un intento desesperado por aclarar la situación, contactó directamente a la ministra de Salud, María René Castro. "Hay graves indicios de corrupción en el proceso de contratación de la empresa encargada", confirmó la ministra, validando así los temores de Salame y la población afectada.
LA CORRUPCIÓN AL DESNUDO
El delegado presidencial para la conmemoración del Bicentenario, Martín Maturano, reveló detalles más preocupantes al señalar que la Unidad de Transparencia del Ministerio de Salud detectó irregularidades graves, protagonizadas por un funcionario de la Comisión de Calificación encargado del proceso. Ante esta evidencia, la decisión de paralizar la obra fue inevitable.
El exministro de Salud, Jeyson Auza, recordó que el proyecto debía estar en funcionamiento para el 2023. "El Estado Nacional asumió el financiamiento completo de los 97,4 millones de bolivianos después de que se demostrara que la Gobernación de Chuquisaca no tenía los recursos", explicó Auza. El proyecto, que tenía un plazo de 570 días desde 2022, ha enfrentado no una, sino dos denuncias de corrupción que han paralizado su construcción, la primera detectada entre 2022 y 2023.
UN SUEÑO QUE SE ESCAPA
La radioterapia es uno de los tratamientos más efectivos para combatir el cáncer. Los centros de radioterapia utilizan tecnología avanzada para destruir células cancerosas, prolongando la vida de los pacientes y, en muchos casos, ofreciendo una cura. Este centro, que debía ubicarse en Lajastambo, junto al hospital de tercer nivel en la zona de los hospitales de Sucre, no solo iba a servir a los chuquisaqueños, sino que estaba destinado a beneficiar a pacientes de regiones aledañas, como el sur de Cochabamba, norte de Potosí, los valles potosinos y Tarija.
"La radioterapia es vital para quienes luchan contra el cáncer. No se trata solo de un tratamiento, sino de la diferencia entre la vida y la muerte", señaló Auza, en un tono que transmitía tanto frustración como tristeza. "Este centro ya debió estar funcionando."
UN GOLPE AL CORAZÓN DE CHUQUISACA
La indignación en Chuquisaca no se hizo esperar. Los dirigente locales reaccionaron con sorpresa y rabia ante lo que consideran un acto que ha "arrebatado la esperanza" a miles de personas que dependen de este centro para recibir tratamiento. Francisco Villca, dirigente de la Central Obrera Departamental, fue categórico: "Es inaceptable que la corrupción se interponga en algo tan esencial como la salud de la gente. Esto no solo afecta a los enfermos de cáncer, sino a toda la región."
Pánfilo Puma, presidente del Comité Cívico de Chuquisaca, y Juan Carlos Miranda, dirigente de las Juntas Vecinales, se unieron en la condena, señalando que este centro era una promesa que les daría alivio a quienes no pueden costear tratamientos fuera de la región. "No solo estamos hablando de una infraestructura. Estamos hablando de la vida de nuestros familiares, de nuestros amigos, de nuestros vecinos", subrayó Puma.
LA ESPERANZA ROBADA
El sueño de miles de personas de acceder a un tratamiento de cáncer en Sucre y las regiones vecinas ha sido suspendido indefinidamente. La corrupción, una vez más, ha robado no solo dinero público, sino la esperanza y la vida de aquellos que más lo necesitan.
En un país donde la lucha contra el cáncer es una carrera contrarreloj, cada día cuenta. La construcción del centro de radioterapia en Chuquisaca debía ser una victoria en esa carrera. En cambio, se ha convertido en un recordatorio doloroso de cómo los actos corruptos pueden destruir no solo proyectos, sino también la confianza en las instituciones y la posibilidad de un futuro mejor para miles de bolivianos.
Las autoridades nacionales y locales ahora enfrentan la presión de la ciudadanía para retomar el proyecto. Sin embargo, la pregunta que persiste es: ¿cuánto más tendrán que esperar aquellos que luchan por su vida?
En la batalla contra el cáncer, el tiempo es vital, y cada día perdido es una derrota para aquellos que necesitan urgentemente este centro de radioterapia. Para Chuquisaca, el cáncer no es la única enfermedad que enfrenta; la corrupción ha demostrado ser un enemigo igual de mortal.