Pandemia global y hábitos de higiene por género

Por José Luis Aguirre Alvis
Periodista y comunicador social

La presencia del Covid-19 no sólo es objeto de atención generalizada en todo el orbe por sus consecuencias sanitarias, sino que también despierta el espíritu de la indagación en aspectos como el de las prácticas de higiene que pueden estar diferenciadas igualmente por la construcción de género en las sociedades.

El tema fue levantado recién por distintos artículos aparecidos en el periódico New York Times de Norteamérica donde surge una constante y la pone bajo observación en la hipótesis, si serán las mujeres las que tienen mejores condiciones de experiencia y práctica para el lavado de las manos que los hombres, forma de higiene esencial que mundialmente se insiste para reducir el contagio del coronavirus.

Para sostener esta apreciación se exponen situaciones que atraviesan también los referentes de género además de culturales para saber cuál de ellos, las mujeres o los hombres, son más propensos a cumplir la recomendación esencial del lavado de las manos.

El intercambio de artículos advierte que serán los hábitos de higiene los que también determinen quiénes tendrán menor propensión de contraer el coronavirus a razón de su género, cultura y tipo de práctica. Rosie Frasso, Directora del Programa de Salud Pública de la Thomas Jefferson University señala “Necesitamos saber si el sentimiento de ´macho´ de los hombres hace que ellos no se sientan tan preocupados sobre los gérmenes”. Por el otro lado, argumenta que “tradicionalmente la mujer al estar involucrada cotidianamente con la preparación de los alimentos, la limpieza de la casa y con el limpieza y desecho de pañales tendrá seguramente una percepción y práctica distinta sobre el lavado de manos”.

En 2010 un estudio de la Sociedad Americana de Microbiología y el Instituto Americano de Aseo encontraron que los hombres son menos inclinados a lavarse las manos, por ejemplo, después de acariciar un animal, manipular los alimentos, estornudar o toser.

A esto se suma la diferencia de percepción sobre el riesgo que pudiera darse entre mujeres y hombres. En 2006 un estudio realizado por el Departamento de sociología de la Universidad Sueca de Götoborg encontró que la percepción sobre el riesgo en los hombres se expresa en formas que minimizan las amenazas mientras que las mujeres muestran que perciben el riesgo y las amenazas de modo más precavido, y esto porque los vinculan directamente a las condiciones de seguridad y protección de su casa de sus familias. Así, por otro lado, el riesgo en los hombres, así como las amenazas, se toman más en cuenta cuando estas se asocian a sus condiciones de seguridad laboral o en relación a su ocupación. 

La recomendación que surge a partir de estas apreciaciones, y naturalmente teniendo la tarea de realizar estudios similares en los contextos y realidades concretas es la de considerar que el énfasis de mensajes y contenidos dirigidos a alertar sobre el contagio del coronavirus y la práctica del lavado de manos deba tomar en cuenta las diferencias de percepción y práctica que se dan entre las mujeres y los hombres. 

Rosie Frasso concluye que ya es sabido como práctica cotidiana que los hombres son menos inclinados a buscar cuidados de salud en comparación a las mujeres. Entonces deberíamos cambiar este sentimiento machista en los hombres ya que de lo contrario este se podría constituir en una barrera para los cuidados de sanidad colectiva que ahora se necesitan con la práctica del lavado de las manos.