Opinion

TRUCO EN LA LETRA MENUDA
La Yapanet
Fátima López Burgos
Jueves, 22 Agosto, 2013 - 13:21

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Según un dicho popular “la banca nunca pierde…y tampoco perdona” y la mayoría de las veces se cumple. Cientos de bolivianos perdieron sus viviendas por no haber leído a tiempo la letra menuda de los contratos, referidos principalmente a las condiciones de un préstamo y tasas de interés.

Mientras esto sucedía en el Estado Plurinacional, un expolicía ruso, de nombre Dmitri Agárkov, engañó a su banco utilizando "el truco de la letra menuda". Agárkov, reescribió las condiciones de su crédito consignadas en la letra menuda y la entidad las firmó sin leerlas.

Según los jurisconsultos de ese país al cliente “nadie le puede prohibir introducir sus propias condiciones en el contrato”. Oleg Tinkoff, fundador del banco amenazó con denunciarlo por fraude y meterlo en la cárcel, mientras Agárkov exigía 24 millones por daños y perjuicios.

Ante la anárquica y poco clara interpretación de las leyes, el banquero y el cliente prefirieron anular las reclamaciones; fue así que el banco le obsequió una tarjeta de debido ya que comprendían que Dmitri no se llevaba bien con las tarjetas de crédito.

En el caso boliviano, la nueva Ley de Servicios Financieros disgusta a la banca, bajo el argumento de riesgos en la rentabilidad y acomodación de créditos; mientras sus impulsores aseguran que esta nueva legislación busca reducir los abusos de la banca, fijando mínimas y máximas en los intereses bancarios, tanto para préstamos como depósitos, en resumen: regular las actividades de intermediación financiera.

Agárkov aplicó al banco su propia medicina y le demostró que la letra menuda suele ser un arma de doble filo.
La letra menuda hay que leerla nos guste o no, y no se sorprenda que un crédito que usted pagaba al 9 por ciento anual, de pronto se convierta en un crédito del 14 por ciento anual.

Un botón basta de muestra … los demás a la camisa.

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