Opinion

PERDÓN Y PERDONES
La Yapanet
Fátima López Burgos
Miércoles, 18 Septiembre, 2013 - 11:03

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Durante una entrevista, una diputada plurinacional lamentaba que los bolivianos “no perdonemos los errores al Presidente Evo, hecho que no sucedía con otros mandatarios a los que incluso se  justificaba sus acciones”. En base a esa preocupación me propuse poner las cosas en blanco y negro.
 
Le perdonamos

  • Su pasión desmedida por el fútbol y las inversiones millonarias en canchas sintéticas.
  • La compra de un avión presidencial, un satélite y armamento para las FF.AA.
  • Gastos sin rendición de cuentas del Programa “Bolivia cambia, Evo Cumple”.
  • Desconocimiento de las leyes
  • Desincentivo a las empresas nacionales que generan fuentes de trabajo para  los bolivianos.
  • Nacionalizaciones poco planificadas.
  • Importaciones de hidrocarburos (diesel), y alimentos que antes se producían en Bolivia.
  • Inexperiencia de algunos ministros, que ocasionan serios perjuicios al país. (Caso Censo de Población y Vivienda 2013).
  • Inseguridad jurídica para empresas extranjeras y nacionales que realizaron inversiones en Bolivia y hoy piden resarcimiento por los daños ocasionados
  • Nombramientos a dedo de gente cuestionada para cargos de alta responsabilidad en el Estado.

No le perdonamos
 

  • Surgimiento de bandas organizadas de extorsionadores, al interior del propio Gobierno.
  • Persecución política a dirigentes que no comulgan con los postulados del Movimiento al  Socialismo (MAS).
  • División de los trabajadores e indígenas, creando instituciones paralelas
  • Sufrimiento de familias bolivianas, por retardación de justicia .
  • Casos terrorismo y Porvenir, que según pruebas recientes, fueron digitadas desde el Gobierno.
  • Calificación a Bolivia de narco- Estado, sólo porque su Excelencia se empeña en seguir liderando las federaciones de productores de coca, en el trópico de Cochabamba.
  • Violación de leyes internacionales y tratados.
  • Declarar culpables y defenestrarlas a las personas, a través de discursos públicos, sin un debido proceso.
  • No respetar las ideas de otros, en un país democrático.
  • Desacreditar a supuestos adversarios a través de los medios de comunicación, mediante publicidad pagada, a través de espacios solicitados.

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