¿Es “extorsivo” el Sistema Tributario boliviano?

* Por Rosa Talavera Simoni

Lo primero, es precisar el significado del adjetivo “extorsivo”, que viene del verbo “extorsionar”: obtener una cosa de una persona mediante el uso de la violencia, las amenazas o la intimidación.

La precisión es importante, porque, aunque hay suficientes evidencias de que las fiscalizaciones han sido usadas en la gestión gubernamental iniciada el 2006, como arma de extorsión sobre algunos contribuyentes, conspicuamente, medios de comunicación o empresas que contrataran publicidad en medios de comunicación independientes, opino que no se puede sostener que la carga tributaria boliviana sea especialmente gravosa, que es el sentido que parece darse al término “extorsivo” en declaraciones de algunos candidatos.  El IVA, por ejemplo, es uno de los más bajos de la región y el crédito de este impuesto, contenido en las facturas, sirve para “pagar” el impuesto sobre los sueldos y salarios.  El Impuesto a las Utilidades que se paga anualmente, sirve para pagar el Impuesto a las Transacciones de la siguiente gestión, lo cual implica que los contribuyentes pagan el 12,5% de sus utilidades, o el 3% de sus ingresos brutos, pero no ambos impuestos; estas dos particularidades sin duda alivianan la carga tributaria.

Por otra parte, autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas, y del SIN, han mostrado estadísticas según las cuales la presión tributaria, medida como proporción de la recaudación fiscal sobre el PIB, se sitúa en el promedio de la región y por debajo de muchos países vecinos, cuestionado con esos datos las afirmaciones de informes como el Doing Business que publica el Banco Mundial y según el cual la carga tributaria boliviana sería extremadamente alta.  Al respecto, cabe mencionar que las estadísticas internacionales incluyen los aportes a la seguridad social, mientras que las cifras que muestran las referidas autoridades corresponden solo a la recaudación de tributos por el SIN, lo cual debe considerarse a fines de comparación.

Si los impuestos que se pagan en Bolivia no son particularmente altos, y obviando, solo con fines de esta exposición, el asunto de las extorsiones, hay un aspecto que es crucial considerar: el tamaño del padrón de contribuyentes. En efecto, el padrón actual de contribuyentes directos en Bolivia, apenas supera las 400.812 personas (entre físicas y jurídicas), lo que equivale al 3,5% de la población total y a aproximadamente el 4,5% de la población económicamente activa (PEA).  Por vía de comparación el padrón de Chile es de 9 millones, sobre una población de 18 millones, el de México es de 47% sobre la población total y, el de España, de 43%.    Aun si se incluyera en el padrón boliviano a todos los asalariados que, al no ser contribuyentes directos, no figuran en este registro, el porcentaje de la población que lo integra resultaría relativamente muy bajo.  Un apunte más:  de los 400.000 contribuyentes inscritos, 76.955 corresponden al Sistema Tributario Simplificado, que aporta el 0,1% de la recaudación.

Se puede concluir que una de las tareas urgentes que debiera encarar el próximo gobierno, además de revisar todo el sistema tributario para corregir distorsiones, actualizarlo y adecuarlo a las nuevas estrategias de desarrollo económico que se proponen, es ampliar el universo de contribuyentes para distribuir mejor la carga tributaria.