Opinion

COREA DEL NORTE
A vuela pluma
José Ros
Jueves, 4 Abril, 2013 - 10:42

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Desde que terminó la II Guerra Mundial y los Estado Unidos mostraron su poderío mediante el uso de bombas atómicas pareciera que ninguna otra nación  -especialmente si tiene tendencia hacia el socialismo-    tenga derecho a producir o adquirir armas. Esa es una prerrogativa del gigante del norte, de ese mal llamado modelo de democracia. Ellos son los dueños del mundo, ellos y algunos de sus aliados… El resto tiene que obedecer sus consignas. 

Hace más de 30 años, EE.UU. fabricó el avión B–2 Spirit, un bombardero capaz de cargar  -¡y lanzar, obviamente!-  hasta 23.000 kilos de bombas  -nucleares también-  sin ser detectado por muchos sistemas antiaéreos… Cuando en la década de los 80, en nuestro país estábamos tratando de salir de las dictaduras militares y se iniciaba una débil democracia, USA se reía de nuestras simples discusiones para ver cómo sobrellevar una hiperinflación que empobreció a una mayoría de la población y enriqueció a una minoría empresarial y política…   

Tuvo que llegar la invasión a Irak, Afganistán, Pakistán para que el mundo conociera que existen “bombarderos furtivos”… Y han tenido que proseguir otra serie de guerras  -la de Siria actualmente-  para que nos enteremos también de la existencia de los drones, una máquina destinada a matar por control remoto.

Los drones -o vehículos aéreos no tripulados- son parte de una cruzada de ese país contra objetivos en Somalia, Afganistán, Irak, Libia, Yemen y Pakistán en la que, sobre todo, perecen los inocentes. Los 22 millones de dólares (aproximadamente) que cuestan algunas de esas naves no tripuladas, garantizan un alto potencial tecnológico para cumplir sus propósitos.

Los aviones no tripulados poseen “una increíble agudeza de visión mediante múltiples videocámaras de gran potencia”, según el coronel de la Fuerza Aérea estadunidense, Matt Martin, quien “pilotó” el tipo Predator desde una consola en la ciudad de Nevada.
El oficial asegura que esos equipos permiten distinguir hasta cuando sus objetivos van al sanitario, encienden un cigarrillo o se involucran en aventuras amorosas, sin sospechar que son observados desde el otro lado del mundo.

Fuentes del Pentágono declaran poseer unos 7.500 drones y precisan que mientras en septiembre de 2001 se disponía de 50 aeronaves de este tipo, a inicios de 2012 ya había uno por cada tres aviones militares convencionales.

Los Estados Unidos facturaron en el 2007  -según un estudio realizado por Frei Beto, de Brasil- un 45 % de la venta de armas en el mundo. Este mercado hoy día es dominado por 41 empresas estadounidenses y 34 de Europa occidental. En los últimos diez años los gastos militares de los EE.UU. aumentaron un 65 %, sobrepasando todo lo que se invirtió durante la Segunda Guerra Mundial.

Ahora bien, si Estados Unidos puede darse el lujo de poseer el armamento más moderno y mortífero, no resulta fácil entender porqué otros países no puedan hacer algo similar… ¿Será que las armas en manos de Corea del Norte son más peligrosas que en las de los norteamericanos? ¿Cómo no recordar que, a veces, falla el control de los drones, desde el mando   -como ocurrió en Afganistán, Irak y Pakistán-   con algunos que se desconectaron y lanzaron misiles a ciegas contra blancos indefensos?

¿Acaso los miles de muertos en la última guerra de Corea o en la actualidad en Siria no provienen de armas producidas, vendidas y dirigidas por Estados Unidos?

Indudablemente que la carrera armamentística no es la solución para una convivencia pacífica en este mundo envuelto por la violencia; pero tampoco podemos caer en el engaño que nos ofrecen  los medios de comunicación haciéndonos ver a Corea del Norte como la amenaza para el mundo… El negocio multimillonario que producen las guerras no beneficia a los países pobres. Por tanto, las guerras se provocan y perduran porque benefician a otros… “cui prodest?”, se preguntaban los clásicos romanos: “¿a quién aprovecha?”