Opinion

EL MEMORIAL DE CHARCAS
Surazo
Juan José Toro Montoya
Miércoles, 3 Abril, 2013 - 20:18

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Al hablar en la sesión en homenaje a los 468 años de la posesión del Cerro Rico de Potosí, el vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera, se refirió al Memorial de Charcas, un documento colonial que se encuentra en el Archivo General de Indias (Sevilla, España) y contiene abundante información desconocida sobre el pasado del territorio que hoy es Bolivia.

La referencia a este documento demuestra, una vez más, que el vicepresidente es un hombre letrado con un nivel de lectura muy por encima del promedio de la gente, tanto que es un ejemplo vivo de que la cultura está en los libros y no precisamente en las arrugas de nuestros abuelos. Y es que el Memorial de Charcas no es precisamente una lectura que se puede encontrar en cualquier biblioteca. El documento original es un manuscrito que está en el legajo 45 de la sección Audiencia de Charcas del archivo sevillano. Está catalogado bajo el año 1600 pero en realidad corresponde a 1582. Fue encontrado por el investigador peruano Waldemar Espinoza Soriano quien lo estudió a profundidad y escribió sobre el tema.

Curiosamente, pese a toda la información que posee, este documento no fue suficientemente divulgado ni en Perú ni en Bolivia, los dos países directamente involucrados con su contenido.

Al mencionar el “Memorial…”, García Linera cuestionó la historia oficial sobre el descubrimiento de la plata del Cerro Rico y el valor que la legendaria montaña tuvo para la Europa de la época. En ese punto también tiene razón ya que, hasta ahora, los maestros de historia siguen repitiendo la risible historia de un pastorcito que extravió una llama para explicar el descubrimiento de las riquezas del cerro.
Lo que no dijo el vicepresidente es que el documento es una prueba —plena, por su autenticidad— de que la conquista española no fue como nos la contaron.

El Memorial de Charcas es el nombre que se da a un escrito que fue redactado por un ex oidor de la Real Audiencia de Charcas, Manuel Barros de San Millán, para ser presentado al entonces rey de España, Felipe II de Austria, por encargo de los caciques de Charkas, Qaraqara, Chuis y Chichas.

Los caciques de esas cuatro naciones eran descendientes directos —nietos, en su mayoría— de las autoridades originarias que gobernaban en esta parte de América cuando llegaron los españoles. El memorial es una queja por el incumplimiento de España a los compromisos que habían asumido con esas autoridades. Antes de detallar sus quejas, los caciques desarrollan los antecedentes de su petitorio y ahí encontramos la historia de Coisara y Moroco, gobernantes originarios de Charkas y Qaraqara que, tras una breve resistencia, no sólo se rindieron ante los españoles sino que pactaron con ellos a cambio de mantener sus privilegios y los de sus descendientes. Coisara llegó al extremo de acompañar a Pedro de Valdivia a la conquista de Chile y su tarea era persuadir a otros gobernantes indios que se sometan a la corona.

Como se puede ver, el “Memorial…” es un documento sorprendente pues está lleno de revelaciones y quizás una de las razones por las que no fue difundido es que echaría abajo la historia negra de la conquista, aquella que explotaron los indigenistas con el propósito de sublimar un imperio, el de los incas, que, según señalan documentos fidedignos, no era precisamente como nos lo pintaron.
Según ha expresado repetidamente, el gobierno del presidente Evo Morales quiere descolonizar nuestro país y reivindica la cultura de los incas en contraposición a la de los “qaras” Sería bueno que lo haga sin recurrir a mentiras milenarias.   

 

El autor es Premio Nacional en Historia del Periodismo.