Opinion

DIPLOMACIA DE CONCERTACIÓN
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Lunes, 24 Febrero, 2014 - 10:12

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La recuperación de territorios perdidos en una guerra es el que ahora se pone en la agenda mediática, con el propósito de sensibilizar a la población para acceder al mar por la vía de la intermediación del Tribunal de la Haya.

Recordemos que en el caso de Perú y Chile, el Tribunal hizo conocer la sentencia después de seis años de estudiar el caso y de escuchar los argumentos de las partes en conflicto, para luego hacer público el fallo que dejó con un sabor de victoria relativa a ambos países sin que afecte territorio, salvo el marítimo a favor de Perú.

Es digno de encomio la diplomacia ejercida por los dos gobiernos, al asumir una actitud cautelosa y de preparar a sus ciudadanos para aceptar y ser respetuosos con el fallo del Tribunal de la Haya, es decir, una actitud de buenos perdedores o buenos ganadores.

De hecho, el fallo tal parece que dejó victoriosos tanto a los peruanos como a los chilenos, por cuanto la decisión del Tribunal no perjudica en gran manera a estos dos hermanos países que conviven y comparten no solo migrantes en ambos territorios (peruanos en Chile y chilenos en Perú), sino también permanente relación de intercambio económico.

El trabajo diplomático de ambos países ha sido lo más relevante de ponderar, por cuanto, anterior al fallo, se cuidaron de no apelar al insulto, la verborrea inútil ni la espectacularización de la noticia a través de sus diferentes medios de comunicación.

Las relaciones internacionales entre ambos países se ha manejado con altura, como corresponde a sus Mandatarios y Cancilleres, que, independientemente de poses políticas e ideológicas, han sabido conducir a sus habitantes con madurez y espíritu de colaboración para acatar y solucionar una demanda territorial, fruto de un conflicto bélico donde se impuso el poder de la fuerza y de las armas.

No ocurre lo mismo en el caso boliviano donde la actitud es en más bien de confrontación, en la que no se toma en cuenta las percepciones del pueblo llano y sencillo. Quienes conducen la patria tienen mostrar sabiduría y prudencia para conformar un equipo de profesionales entendidos en la materia y que sea un equipo de expertos los que asuman las negociaciones y la representación del país ante el Tribunal.

Las actitudes de confrontación, de exasperarse y de predisponer el ánimo de los bolivianos para la guerra mediática, política y militar podría ser una estrategia inadecuada de cara a la imagen internacional, si se quiere que se nos brinde respaldo y apoyo para que Bolivia pueda acceder al mar con soberanía y dignidad.

La diplomacia boliviana está en la obligación de implementar una estrategia política e informativa para preparar a los bolivianos a respetar el fallo del Tribunal de la Haya, cualquiera sea este. Si es favorable, Chile tendrá que sentarse a dialogar con nuestro país con miras a una salida marítima que contribuya a mejorar el comercio y las relaciones internacionales con los países vecinos. Si no, ratificará la postura chilena de que no tiene nada que negociar con Bolivia. En este segundo caso, tenemos que ser tolerantes para aceptar el fallo con dignidad, sin insultos, sin amenazas de guerras fratricidas que para Bolivia podría significar mayor pérdida de territorio y de sus riquezas naturales.

Es urgente una diplomacia donde predomine el diálogo y la concertación, mientras el Tribunal realice su trabajo. De nada valen en esas instancias, amenazas de presiones ni acciones de esa índole; al contrario, pueden ser totalmente contraproducentes.

El autor es periodista y docente universitario