Nuestro Voldemort

Por Jimena Costa

Soy fan de Harry Potter en todas sus versiones, secuelas y precuelas. Entre mis personajes favoritos están Hermione, Hagrid y Dobby. Entre los villanos, mis favoritos son Bellatrix Lestrange y por supuesto, Voldemort.

Un gran mago obscuro, dispuesto a lo que sea para lograr sus fines, desesperado por ser reconocido, con problemas de autoestima, angurria de poder y rodeado de chupamedias que le sirven y le temen. Me recuerda al estereotipo del político tradicional boliviano: el caudillo con llunckus.

Estas últimas semanas, casi he concluido -mis dudas son pocas-, que el Voldemort nacional es Arturo Murillo. No solo porque es el estereotipo del político que tiene tintes autoritarios, pasión por el poder y lo usa en su beneficio, sino porque sin siquiera tener una varita de Sauco, ha logrado, por arte de magia, que todos los corruptos y delincuentes que han estado 15 años usufructuando del poder, asaltando el Estado Botín y actuando como si el país fuera su cato ¡han desaparecido! ¡se han esfumado! Y solo se habla de la “banda de delincuentes del gobierno de facto”, y lo repiten como el Rosario, 45 veces y hasta se lo creen.

Un pueblo sin memoria tiende a repetir sus errores, y seguramente por lo que hicieron en el gobierno de sucesión constitucional y, sobre todo, por lo que no hicieron, ahora nos quieren hacer creer que, por arte de magia, los del MAS, en algún ámbito, habían sido unos santos y demócratas.

Voldemort terminó muy mal, igual que Murillo. A pesar de lo que hagan para reproducir el poder, se van. Se fueron los de Añez y se irán los del MAS. Pero no se dejen marear con la propaganda, hay que recordar que los del MAS han tenido 15 años y tienen 5 más, para hacer lo mismo pero bien disimulado y multiplicado por 10, compartido con sus dirigentes y testaferros.

¿$Us.200.000? ¿Bs.2 millones? ¿$Us.20 millones? ¡Es una broma si suman el daño económico de las decenas de denuncias de corrupción probadas, los elefantes blancos, el tráfico de influencias, el nepotismo y los golpes! ¡Si, los golpes! Porque el MAS llevo a cabo al menos cuatro golpes a la democracia: cuando se hicieron habilitar para una tercera postulación inconstitucional el 2014 -el primer articulo transitorio de la nueva Constitución reconocía el primer mandato 2005-2009, por lo que 2009-2014 fue el segundo-; el desconocimiento del NO a la Re postulación del binomio eterno en el 21F; la habilitación inconstitucional como candidato que hizo su Tribunal Constitucional -que no tiene competencia para determinar que se omita el cumplimiento de algún artículo de la CPE-; y la participación y el fraude en las Elecciones 2019.

No olviden: Air Catering; Barcazas chinas; los 33 camiones; el Fondo Indígena; Enatex; Corsán Corviam; Quiborax; a Pedro Montenegro; los taladros de YPFB; a Zanabria; CAMC; Neurona; Catler Uniservice; Narcocisternas; etc.

También recuerden los elefantes blancos: sede de Unasur; Museo de Orinoca; la planta de urea; la de cloruro de potasio; el ingenio minero Lucianita; las plantas industrializadoras de coca; los aeropuertos de Apolo, Ixiamas, Monteagudo y Chimoré; estadios con capacidad para 1.3000 espectadores donde viven 2.000 personas; Cartonbol, Papelbol, Easba, etc.

Mas grave, recuerden a los diputados del MAS Jacinto Vega -sentenciado por violar a una niña de 9 años-, y Eugenio Quispe -acusado de violar a su sobrina de 14 años-; recuerden a la Zapata y a la Noe …

Si hacen un poco de memoria la cosa es tan grave, que, en lugar de Voldemort, ¡Murillo nos va a parecer Fleur Delacour!