Internacional
Berlín arma la lucha contra el yihadismo
Foto.Afp


Lunes, 1 Septiembre, 2014 - 18:41

Alemania lleva años acostumbrada a ser un gigante económico encerrado en el cuerpo de un enano político. Pero algo se está moviendo en su política exterior. Ya no se trata solo de que sus líderes señalen en solemnes discursos la necesidad de involucrarse más en los retos a los que se enfrenta la comunidad internacional, algo que el presidente federal, Joaquim Gauck, ha hecho en numerosas ocasiones.La decisión del Gobierno de Angela Merkel, refrendada este lunes por el Parlamento, de armar a los kurdos iraquíes para luchar contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) supone un paso real en esa voluntad manifestada sobre el papel.

“Tenemos que elegir. O no tomamos ningún riesgo, no entregamos armas y aceptamos que el terror se propague. O apoyamos a aquellos que de forma desesperada, pero también valiente, luchan con pocos recursos contra la barbarie del terror del EI”, dijo la canciller Merkel en la tribuna del Bundestag, en una reunión extraordinaria.

Es cierto que el Gobierno no estaba obligado a convocar esta sesión, pero también que la aplastante mayoría con la que cuenta la gran coalición de democristianos y socialdemócratas no dejaba apenas margen para que Merkel y los suyos se llevaran una sorpresa desagradable.

La decisión de ayudar a los kurdos del norte de Irak con misiles antitanques, lanzagranadas, fusiles de asalto, pistolas y granadas de mano con las que armar a 4.000 peshmergas fue adoptada en la tarde del domingo en una reunión presidida por Merkel y a la que asistieron la ministra de Defensa, la democristiana Ursula von der Leyen, y el responsable de Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier.

Él mismo ha señalado los riesgos que acarrean la operación, como que las armas acaben en manos erróneas o que los kurdos las utilicen para formar un Estado propio y no para defenderse de los ataques de los yihadistas suníes. Pero Steinmeier añade que el avance del EI supone no solo “una tragedia humana de dimensiones insospechadas, sino también una amenaza para la existencia de Irak”.

<CW19>Alemania lleva años acostumbrada a ser un gigante económico encerrado en el cuerpo de un actor político mediano. Pero algo se está moviendo para que su impronta en el escenario internacional se adapte a su peso económico. Ya no se trata solo de que sus líderes señalen en solemnes discursos la necesidad de involucrarse más en los retos a los que se enfrenta la comunidad internacional. La decisión del Gobierno de Angela Merkel, refrendada ayer por el Parlamento, de armar a los kurdos iraquíes para luchar contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) supone un paso real en esa voluntad manifestada sobre el papel.
“Tenemos que elegir. O no tomamos ningún riesgo, no entregamos armas y aceptamos que el terror se propague. O apoyamos a aquellos que de forma desesperada, pero también valiente, luchan con pocos recursos contra la barbarie del terror del EI”, dijo la canciller Merkel con motivo de una reunión extraordinaria en el Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento. Es cierto que el Gobierno no estaba obligado a convocar esta sesión, pero también que la aplastante mayoría con la que cuenta la gran coalición de democristianos y socialdemócratas no dejaba apenas margen para que Merkel y los suyos se llevaran una sorpresa desagradable.
La decisión de ayudar a los kurdos del norte de Irak con misiles antitanques, lanzagranadas, fusiles de asalto, pistolas y granadas de mano con las que armar a 4.000 fue adoptada en la tarde del domingo en una reunión presidida por Merkel a la que asistieron la ministra de Defensa, la democristiana Ursula von der Leyen, y el responsable de Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier. Él mismo ha señalado los riesgos que acarrean la operación, como que las armas acaben en manos erróneas o que los kurdos las utilicen para formar un Estado propio y no para defenderse de los ataques de los yihadistas suníes. Esos riesgos son los mismos que ayer le echó en cara la oposición de La Izquierda y de Los Verdes. “Irak necesita menos armas, no más”, arremetió el líder izquierdista Gregor Gysi. Pero Steinmeier replica que el apoyo a los kurdos es necesario porque el avance de EI supone no solo “una tragedia humana de dimensiones insospechadas, sino también una amenaza para la existencia de Irak”.
El envío de armas por valor de 70 millones de euros, que empezarán a llegar a Irak en dos semanas, supone un riesgo para el Gobierno alemán no solo desde el punto de vista militar, sino también de política interna. Distintas encuestas han mostrado estos días que entre el 60% y el 80% de los alemanes se oponen al envío de armas a los kurdos. Como argumento para vencer estas resistencias, Merkel alertó ayer de que el potencial desestabilizador de una región entera puede acabar afectando a Europa y Alemania. El Ejecutivo, por si acaso, descarta cualquier tipo de intervención armada de fuerzas alemanas y señala que el envío de material cuenta con el visto bueno de las autoridades de Bagdad.
El giro anunciado por el Gobierno alemán coloca a Berlín en el pelotón de los países europeos que han ofrecido ayuda militar para frenar esta nueva rama del yihadismo que opera principalmente en Irak y Siria. No es esta la primera vez que la Alemania moderna envía armas a una zona en conflicto —lo hizo en 1991 para apoyar a Kuwait cuando fue invadido por el Irak de Sadam Hussein o en alguna ocasión a Israel—, pero sí supone un paso adelante en la asunción de un papel de liderazgo internacional para un país que fue duramente criticado en 2011 cuando se alineó con países como Rusia y China, al abstenerse en la resolución de la ONU para intervenir en Libia. Angela Merkel también encabezaba el Gobierno que tomó esa decisión, aunque entonces lo hacía con el apoyo de los liberales del FDP y ahora está aliada con los socialdemócratas del SPD. Los líderes de la UE señalaron en la cumbre del pasado fin de semana su apoyo a la lucha contra EI y respaldaron a aquellos países que hayan decidido de forma unilateral, como ahora Alemania, enviar material militar.
“La novedad de la situación actual es la disposición alemana para involucrarse en un conflicto que no afecta especialmente a ningún socio estrecho”, responde Volker Perthes, presidente ejecutivo del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad. ¿Forma esta decisión parte de una nueva política exterior alemana? “Sí, absolutamente. El ministro de Exteriores y otros líderes han repetido en diversas ocasiones que no podemos permitirnos limitarnos a observar las crisis internacionales desde fuera. Este principio solo es creíble cuando se reacciona rápido a los conflictos”, resume Perthes. (EL PAÍS)