Economía
Verdades Ocultas: la Hora de la Naturaleza
Ven alarmante la cantidad de agrotóxicos que entra al país
Foto tomada de ccjusticiabolivia.org


Domingo, 14 Abril, 2019 - 13:16

La cantidad de agrotóxicos que ingresan al país es alarmante. La afirmación corresponde a Fabrizio Uscamayta del proyecto Eco Tambo-Tejiendo Transiciones, quien se basó en datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que señalan que el aumento de las importaciones se incrementó en un 400% en el curso de 12 años. El 2004 ingresaban 10 millones de kilogramos de agrotóxicos y el 2016 ya eran 40 millones de kilogramos. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE), reporta un ingreso de 27 millones de kilogramos el año 2007, subiendo tres años después a 38 millones y 62 millones el año 2017. 

El ingreso, uso y consumo de los productos agroquímicos en Bolivia, fue el tema abordado por los investigadores Johanna Jacobi de la Universidad de Berna –Suiza y Julio Martell del Grupo Cambio Climático y Justicia de Santa Cruz, en el programa “Verdades Ocultas: la Hora de la Naturaleza”, conducido por Fabrizio Uscamayta de Eco Tambo-Tejiendo Transiciones, que junto a la Fundación Jubileo, ISEAT y la Fundación Solón cada viernes abren un espacio radial en ERBOL para la reflexión y el debate.  

Martell explica que los datos manifiestan que hoy en Bolivia se usan 600 % más agroquímicos que hace 15 años, sin contar los productos que ingresan por contrabando, que según el SENASAG llegan a un 30% adicional. “Millones de dólares de comercio e importaciones son más importantes que los impactos en la salud y el medio ambiente”, dice el investigador. 

La Fundación Jubileo –complementa Uscamayta- señala que los montos gastados en la adquisición de productos agroquímicos en el país ascienden a 250 millones de dólares para el año 2017.  En los últimos 15 años, el gasto que ha hecho Bolivia para comprar productos agrotóxicos es de 2.000 millones de dólares americanos.  

Sin considerar lo que ingresa por contrabando, el consumo de agrotóxicos per cápita es de 4,5 a 5 kilogramos por año, en el país, lo que equivale a decir que por cada persona se usan 3 botellas de dos litros de agrotóxicos por año. Parte de esta cantidad, llega a ser consumida directa o indirectamente por niños, mujeres y hombres, agrega Fabrizio Uscamayta. Los datos reflejan la situación de Bolivia, que se encuentra hoy entre los primeros países del mundo en el uso de agrotóxicos. 

Johanna Jacobi explica que la exposición a los plaguicidas puede causar efectos tóxicos agudos, los mismos que se pueden agravar con el tiempo. Actualmente se usan mezclas muy complejas -dice la investigadora- que pueden cambiar la genética de la gente, es decir, causar diferentes tipos de cáncer, leucemias, linfomas malignos, cáncer en el cerebro, cáncer de próstata y otros que aún no se han estudiado a profundidad. Hay poca investigación, en Bolivia, que relaciona la salud con éste modelo de producción de alimentos y de uso de agrotóxicos, señala Fabrizio Uscamayta. 

Agroquímicos en la producción agrícola, estudio de caso

De manera primicial en el programa, fueron presentados los resultados de la investigación sobre el “Uso y manejo de agroquímicos en la producción agrícola, estudio de caso en Yateirenda, Hardeman, Nuevo Palmar y Los Negros”, poblaciones de Santa Cruz, Bolivia. El común denominador en las comunidades estudiadas es el uso de agroquímicos, incluso de agroquímicos que a pesar de estar prohibidos en Bolivia y en el mundo, ingresan por contrabando. Un hallazgo relevante, a nivel territorial, es la cantidad de agroquímicos que los productores utilizan. Se produce soya con semilla transgénica, que “vienen con herbicidas, acompañados de glifosato, insecticidas, fungicidas, pesticidas, secantes, hormonas y fertilizantes sintéticos”- explica Martell. 

Un total de 134 agroquímicos se usan solo en Hardeman, pequeño centro poblado, en el que los habitantes viven en medio de las plantaciones y las unidades educativas están rodeadas de cultivos de soya. “Los días que fumigan con glifosato, los estudiantes no pueden estudiar, sufren desmayos, vómitos, entre otros”- relata Martell. El glifosato ha sido registrado en el país con 145 nombres y no solo se usa en la soya como herbicida sino también en la caña de azúcar como secante y en el trigo. El consumo de glifosato está generando serios problemas de salud. 

Refiriéndose a los impactos en la salud, Martell comenta que se encontraron indicios que alertan sobre un incremento de enfermedades como el cáncer, la diabetes y las insuficiencias renales o respiratorias, no sólo en adultos sino también en niños desde la primera infancia y en mujeres embarazadas. Comenta que, en el ingreso a la zona soyera, en el municipio de Montero, los centros de salud de 1er nivel, ante la demanda, se han visto obligados a instalar máquinas de hemodiálisis. El número de pacientes con este tipo de problemas crónicos ha aumentado en los hospitales, pero no se analizan las causas, advierte Martell.

Plaguicidas tóxicos en Bolivia

La investigación realizada por la Universidad de Berna en el año 2018, estudió el uso de “Plaguicidas altamente tóxicos en Bolivia”, como parte de un proyecto de investigación sobre sistemas alimentarios. Se realizaron estudios comparativos de las formas de producir y consumir, se cuantificaron los insumos que incluyen los plaguicidas usados en la cadena de soya hasta que se convierte en pollo, alimento típico en el sistema agroindustrial en Bolivia, dice Jacobi.  

La tipología de agroquímicos registrados, se basa en una clasificación que corresponde a un sistema denominado y conocido mundialmente como “Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos” de las Naciones Unidas y por lo tanto no es un invento de organizaciones no gubernamentales como se suele pensar. En Bolivia, de acuerdo a las investigaciones de la Universidad de Berna, de los 229 plaguicidas registrados el año 2018, el 72% tenía un problema de toxicidad o debía ser prohibido; 78 productos del total, eran considerados altamente peligrosos. 

La investigación científica que se realizó en el municipio de San Pedro (Santa Cruz, Bolivia), reportó la presencia de plaguicidas prohibidos en el país desde el año 2015 como los metamidofos. Entre los productos agroquímicos permitidos -advierte Jacobi- se identificaron productos prohibidos en otros países como el carbofuran, no autorizado en 49 países; el alaclor prohibido en 48 países; el atrazine con 85 productos registrados en Bolivia y no admitido en 37 países, éste es un componente químico que se va acumulando en el ecosistema y en el agua e incluso ha sido detectado en la lluvia; el glisofato tiene 145 productos registrados en el país, vale recordar que según la OMS este producto puede ser cancerígeno. 

¿Qué hacer ante éste panorama?

La Universidad de Berna y la UMSS proponen diseñar políticas para reducir el uso de plaguicidas, promover la agroecología en la formación, investigación y asesoramiento en la producción de alimentos e imputar responsabilidad causal a los productores no ecológicos y no solo dejar la responsabilidad en el gobierno, considerar la comercialización y la intervención del sector privado, para juntos abordar el problema y buscar alternativas de solución. 

El Grupo Cambio Climático y Justicia en Santa Cruz, plantea abrir el debate, vincular a la academia con la sociedad civil para promover la investigación. Hace un llamado a los consumidores a tomar parte activa en este desafío. Plantea la necesidad de contar con un Estado que desarrolle mejores sistemas de regulación y que éstos sean efectivos. Un gobierno central que sea capaz de transferir responsabilidades a las gobernaciones y municipios para lograr un mejor control y calidad en la producción y consumo de alimentos que proteja la salud de los habitantes y el medio ambiente.